Gabriela Toscano, de niña prodigio a trabajar con su marido y por qué su camino pudo haber sido otro

admin

Después de ocho años, Gabriela Toscano vuelve a subirse a un escenario para protagonizar Relatividad, junto a Luis Machín y Catherine Biquard, con dirección de Carlos Rivas, que además es su marido, y con música de Bruno Rivas Toscano, el hijo de ambos. Todo queda en familia en esta conmovedora e inquietante obra.

LA NACION conversó con Toscano, que reflexiona sobre el trabajo con su pareja desde hace más de tres décadas, sus inicios en Música en libertad infantil con apenas cuatro años y una elección que marcó su camino. Tiene el mismo rostro de niña de siempre, una sonrisa fácil y respuestas que nunca lanza sin pensar. “Lo último que hice fue Lo que nos une, una producción de Adrián Suar con Germán Palacios y Solita Silveyra. Después vino la pandemia. Tuve ofertas, pero siempre busco un personaje que me pueda hacer crecer como actriz”, dice mientras toma su cortado, “mitad y mitad”, de a sorbos.

-¿Cómo es volver a subirse al escenario, después de tanto tiempo?

-Los nervios siempre están, especialmente cuando estrenás. Al principio estaba inquieta, pero uno no se olvida. Es como si hubiera hecho teatro el año pasado, aunque ocho años es mucho tiempo. Y además ensayamos mucho. Es un proyecto nuestro; con Carlos compramos la obra, él habló con Sebastián Blutrach para que nos produzca. Buscábamos un teatro íntimo para que la gente pudiera escuchar la obra porque es muy interesante, del mismo autor de La última sesión de Freud, Mark St Germain. Es un encuentro imaginario con hechos reales, entre Einstein y una mujer que lo aborda en la calle y consigue que él la invite a su casa para entrevistarlo. Ella guarda un secreto de él, el mejor guardado, y trata de ver si puede sacarle información. Es una reflexión sobre Dios, el bien y el mal, el buen hombre y el mal hombre, la paternidad, la inteligencia. Es una obra muy emotiva.

Toscano y Luis Machín en una escena de Relatividad

-Para ver la obra, ¿hay que saber algo sobre Albert Einstein y la Teoría de la Relatividad?

-No, no hay que saber nada. La teoría es anecdótica porque lo que más importa es la relación entre ellos y cómo se modifica ese vínculo. Y con Luis ya habíamos trabajado en Buenos chicos y nos redescubrimos porque hicimos siempre comedia en Para vestir santos, Quiero vivir a tu lado.

En la vida y el escenario

-Te dirige tu marido; ¿cómo les resulta compartir casa y trabajo?

-Prácticamente, mi carrera en el teatro está hecha con él. Nos resulta bien trabajar juntos, nos conocemos mucho y tratamos de elegir las historias que él quiere contar y los personajes que me desafíen. Hicimos La prueba, La duda, Como aprendí a manejar, que era una obra sobre un abuso pero en ese momento la gente no estaba preparada ni abierto el tema. También me dirigió en Love Love Love, y en dos obras de Shakespeare, Macbeth y Hamlet. No es fácil compartir la vida y el trabajo y el tema nunca se corta, pero en realidad nunca se corta aunque no trabajamos juntos porque nos apasiona lo que hacemos. Venimos haciendo un camino director-actriz, de mucho conocimiento.

-¿Se conocieron trabajando?

-Sí. Nos conocimos en 1992, haciendo Apasionada, son Susú Pecoraro y Darío Grandinetti; yo hacía un personaje y Carlos, la dirección de actores. Y estamos juntos desde entonces.

Hacía ocho años que no subía a un escenario,

-Y la música es de tu hijo…

-Sí, Bruno Rivas Toscano es músico y compositor. Conocía mucho la obra y es interesante poder trabajar con alguien así. Y a Carlos le gusta lo que hace. Todo queda en familia (risas).

-Vos ya tenías un gran recorrido porque empezaste a trabajar de muy chiquita…

-Había hecho mucha televisión y cine, y al teatro lo redescubrí después. A los 12 años, en el colegio, hice La novia rebelde, y era una de las nenas que cantaba. Y me encantó subirme al escenario, y al otro año hicimos Heidi y yo hice de Clara.

-Pero empezaste a trabajar muchos años antes…

-Si, a los cuatro años empecé en Música en libertad infantil. Hice La Mary, Los chicos crecen. Nosotros somos uruguayos y vinimos en 1970, mis padres trabajaban y me cuidaba mi hermana mayor, que un día fue a un concurso con sus amigas y me llevó a Canal 9; había que bailar y bailé y fui quedando entre 2000 chicos. Así empezó todo.

-¿Alguna vez te replanteaste si es lo que querías?

-Tuve una crisis en la adolescencia y más grande también, porque no sabía si lo había elegido sino que más bien este oficio me eligió a mí. Hasta que en un momento que di cuenta de que lo hacía bastante bien y decidí hacerme cargo. No me quedó pendiente estudiar otra cosa y, además, siendo actriz podés indagar en otras historias.

Icónicos

-Fuiste parte de programas y films icónicos, ¿qué personajes te desafiaron?

-Hubo varios personajes hermosos. Por ejemplo, el de Rosa de lejos, donde fui la sobrina de Leonor Benedetto que se casaba con su primo (Gustavo Luppi). Fue un desafío porque huíamos, quedaba embarazada, después moría. Era fuerte para mis 14 años. En el de La Mary tampoco sabía qué hacía; era chiquito pero fue un personaje fuerte porque la escena hablaba de aborto. Y fueron maravillosos algunos capítulos de Situación límite que dirigía Alejandro Doria, Mi mamá me ama, Atreverse, y en Nosotros y los miedos interpreté un personaje que tenía que ver con la drogadicción y yo tenía 16 años y no sabía nada. Ahí me vio Pino Solanas y me llamó para El exilio de Gardel. También me gustaron mucho los personajes que hice en Culpables, Para vestir santos, El puntero y en teatro La prueba y La metamorfosis. Fueron muy importantes para mí como actriz. Y amé el de Los gringos, de David Stievel, que era un programa de época y me fascinaba; era un juego. Me gustaba más hacer unitarios, estaba un poco peleada con la tira. Después tuve un bache muy grande.

-¿Por qué?

-Hubo un bache, quizá porque no había mucho trabajo. No lo tengo claro.

Gabriela Toscano cuando hizo Hamlet, el gran clásico de Shakespeare, en 2010

-Y en esos baches, ¿tenés otro trabajo?

-En ese momento vivía con mi mamá (risas). Me fui de mi casa a los 27 años. Y fue duro irse porque cuando sos actor no hay muchas oportunidades de trabajo, a veces. Y no pertenezco a una generación de actores marketineros. Nunca me interesó ser mediática. Cuando se estrenó El exilio de Gardel, en la que hice una escena en topless, todos me miraban y yo tenía 18 años y me parece que me intimidó un poco. Después me llamaron para hacer Playboy y dice que no. Me intimidaba mucho todo eso, como mujer. Y no jugó a favor porque al no exponerme en nada quizá había menos chances…

-¿Pensas que tu camino podría haber sido diferente si hubieras aceptado algunas reglas?

-Claro que sí. De todas maneras, no me arrepiento. No me faltó trabajo, pero es complicado.

-Cuando fuiste mamá, ¿dejaste de trabajar por un tiempo?

-No. Mientras estaba embarazada hice Madera de reyes en el San Martín y Los machos; y en la segunda temporada ya iba con Bruno. Después mi personaje desapareció porque Darío (Grandinetti) se fue y mi historia se diluyó. Al tiempo hice Gasoleros, Primicias, Culpables y fue mi vínculo con Pol-ka.

-No trabajas en ficciones de plataformas, en general. ¿Por qué?

-Hay que hacer mucho casting, como cuando era chiquita. Entiendo que hay que adaptarse porque las plataformas dependen de gente que no conoce tu carrera.

-¿Cómo ves hoy a la niña prodigio que empezó a trabajar en la tele?

-Siempre que veo algo de cuando era chica trato de pensar en cómo era mi esencia, de redescubrirme, para no olvidarme y mantener cierta inocencia. Es bueno para el actor. Me gusta verme y me digo: “Mira qué pasta tenía” (risas). También recuerdo que era un desastre en el colegio, nunca entendía nada (risas).

-¿Qué pensás de estos tiempos de desfinanciación de la cultura?

-Es realmente una tristeza porque no hay que derribar lo que se consiguió. Se puede ver qué está pasando y mejorarlo, pero derribar lo que está bien tiene que ver con otra cosa. Es triste porque la gente joven que quiere experimentar, y sobre todo en la provincia, no tiene con qué. Los subsidios de teatro son de poco dinero, y cuando te los dan tenes que pensar muy bien en qué usarlo, porque no alcanza. Hay una fantasía al respecto. Tengo esperanzas de que esto se revierta. Hay que ver dónde ubicarse, esperar y seguir haciendo fuerza para sostener todo lo que logramos. Pero la palabra es tristeza. Es un momento complicado, no solo del país sino del mundo. Creo que el teatro es un refugio porque entrás en un ritual, te conectás con algo que te cuentan, te permitís que te pase algo, es un rato para vos.

Deja un comentario

Next Post

Lucía Rivera confirma lo enamorada que está de Fernando Wagner

Fue el pasado mes de agosto cuando Lucía Rivera confirmaba su relación sentimental con Fernando Wagner y ahora, que están a punto de celebrar su primer aniversario su relación está de lo más consolidada. Tanto es así que la modelo no duda en hablar abiertamente sobre su pareja. Discreta en […]
Lucía Rivera confirma lo enamorada que está de Fernando Wagner

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!