Taparse con hojas: enredaderas de follaje persistente que no se desnudan en invierno

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Para quienes habitan rodeados de cemento y comparten su vista diaria con medianeras frías, las enredaderas son una solución estética, funcional y —por qué no— emocional al paisaje urbano.

Pero cuando llega el invierno y la mayoría de las medianeras se desvisten, el panorama puede volverse un poco melancólico.

Existen enredaderas perennes que mantienen su follaje durante todo el año

La buena noticia: existen enredaderas perennes que mantienen su follaje durante todo el año y ayudan a sostener la ilusión vegetal incluso en los meses fríos.

La paisajista Agustina Anguita comparte su listado de enredaderas de follaje persistente, algunas son nativas, otras exóticas, pero todas comparten una virtud: no se van.

Dolichandra unguis-cati, conocida como uña de gato, tiene zarcillos terminados en forma de garra que le permiten trepar

Aliadas verdes para muros grises

Las enredaderas nativas tienen una ventaja incuestionable: están adaptadas al clima y al suelo local, requieren menos mantenimiento y atraen fauna silvestre beneficiosa. En este caso, además, no se quedan peladas en invierno.

Trachelospermum jasminoides (flores) y Parthenocissus tricuspidata de fondo, con Ficus pumila (pared)

Uña de gato (Dolichandra unguis-cati): con ese nombre tan gráfico, la uña de gato no decepciona: tiene zarcillos terminados en forma de garra que le permiten trepar con decisión.

Su follaje es persistente, y en primavera regala flores amarillas tipo trompeta. Ideal para tapar muros de altura media o columnas, y muy resistente a la sequía una vez establecida.

Uva del diablo (Cissus palmata): un clásico poco conocido, con hojas trilobadas que recuerdan vagamente a una parra, aunque más sutiles. Esta especie mantiene su verdor incluso en pleno julio, y puede crear un efecto de cortina vegetal muy eficaz. Apta para patios húmedos o de media sombra.

Cissus palmata, un clásico poco usado

Isipó de agua (Serjania meridionalis): de crecimiento más pausado, esta trepadora nativa tiene un valor ornamental interesante por su follaje fino y sus frutos alados tipo sámara, que se vuelven decorativos al secarse. Ideal para zonas con humedad ambiental o muros cercanos a tanques o desagües.

Tasi (Araujia sericifera): aunque su nombre suene amable, el tasi es una enredadera con carácter. De hojas coriáceas, verde oscuro y flores blancas acampanadas, es ideal para cubrir medianeras soleadas.

Serjania meridionalis y Araujia sericifera

Las infalibles del paisajismo urbano

Estas especies no son nativas, pero han demostrado ser valiosas por su rusticidad, belleza y potencial ecosistémico. Funcionan muy bien en balcones, terrazas y medianeras sin competencia vegetal.

Jazmín de leche (Trachelospermum jasminoides): una estrella de los muros elegantes: hojas brillantes, flores blancas con perfume embriagador y un crecimiento ordenado si se guía bien.

Se adhiere con tallos leñosos y aguanta tanto el frío moderado como el pleno sol. En climas templados puede florecer hasta entrado el otoño.

Trachelospermum jasminoides, flores blancas con perfume embriagador y un crecimiento ordenado si se guía bien

Enamorada del muro (Ficus pumila): trepa sin pedir permiso y se adhiere con raíces adventicias que le permiten formar un tapiz denso, perfecto para ocultar revoques y muros feos.

Sus hojas juveniles son pequeñas, ovaladas y decorativas. En invierno se mantiene verde si no hay heladas fuertes. Ideal para orientaciones sur o muros húmedos.

Cubrir paredes con vegetación perenne ayuda a regular la temperatura y a generar microhábitats

Tetrastigma (Tetrastigma voinierianum): conocida como “vid exótica” o “parra de interior”, esta enredadera de gran porte es más común en interiores o patios cubiertos, pero puede adaptarse a exteriores resguardados del viento.

Sus hojas grandes y brillantes tienen una estética selvática. Necesita riego frecuente y mucha materia orgánica.

Lluvia de fuego (Pyrostegia venusta) es una de las más espectaculares en invierno

Lluvia de fuego (Pyrostegia venusta): una de las más espectaculares: en invierno florece en racimos naranja intenso que iluminan hasta la pared más sombría.

Además de su show visual, mantiene sus hojas verdes durante todo el año y se adapta bien a climas templados. Crece con fuerza, así que mejor guiarla desde el principio.

Tips de cultivo para un muro vestido todo el año

  • Elegí el soporte adecuado: algunas especies se adhieren solas, otras necesitan guía con alambres, sogas o tutores.
  • Regá con regularidad hasta que la planta se establezca (primeros 6-12 meses).
  • Mantené podas de formación para evitar que invadan canaletas, tejas o cables.
  • No todas las trepadoras necesitan sol pleno: las de sombra también existen (y son muchas).
  • Combiná especies si querés asegurar cobertura + floración en distintas estaciones.

5 plantas nativas imprescindibles para empezar a tener un jardín silvestre

Las enredaderas perennes no solo abrigan los ojos, también ofrecen refugio para aves, insectos y polinizadores. Tapar con hojas puede ser una forma de tejer un pequeño ecosistema en vertical.

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