Colombiana contó cómo le ha ido luego de que le pusieran un chip para combatir la ansiedad y la depresión en su cerebro

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La operación se llevó a cabo en el Hospital Internacional de Colombia (HIC), situado en Bucaramanga, Santander - créditos @mediclinicalfoto/IG | @williamcontrerasneurocx/IG | Hospital Internacional de Colombia - HIC /Facebook | Imagen ilustrativa Infobae

Una intervención quirúrgica y pionera en el mundo que se desarrolló en el Hospital Internacional de Colombia, ubicado en Bucaramanga (Santander) busca abrir nuevas alternativas para las personas que enfrentan cuadros graves de depresión resistente.

Y es que luego de que una mujer colombiana de 34 años, e identificada como Lorena Rodríguez, se sometió a este procedimiento, ella contó cómo le ha ido luego de la cirugía.

Su historia de depresión mayor desde la adolescencia la llevó a ver en esta opción una posibilidad para poder tratarse mediante la estimulación cerebral profunda, a cargo del neurocirujano William Omar Contreras.

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La depresión mayor es un diagnóstico que afecta a millones de personas en el mundo y, en casos severos, los tratamientos convencionales como los fármacos y la psicoterapia resultan insuficientes. Por lo tanto, el avance de la neurocirugía funcional empieza a ofrecer herramientas adicionales para los pacientes que no responden al abordaje habitual.

El procedimiento busca impulsar con choques eléctricos zonas que no responden a los impulsos normales del organismo para regular los estados de ánimo - crédito Canva

Así se llevó a cabo la operación para implantarle un chip a una colombiana para tratar su ansiedad y depresión

La operación, realizada mientras la paciente permanecía consciente, consistió en instalar cuatro electrodos –dos en cada hemisferio cerebral– dentro de regiones implicadas en la regulación de las emociones y el ánimo.

El procedimiento exige precisión milimétrica, dado que busca estimular zonas específicas del cerebro que, debido a la enfermedad, ven alterado su funcionamiento y presentan una menor actividad eléctrica.

Según explicó el doctor Contreras en diálogo con el diario El Tiempo, la estimulación cerebral profunda resulta análoga a “volver a iluminar” sectores apagados del cerebro, similares a barrios donde la luz se ha ido.

A través de los impulsos eléctricos, el dispositivo instalado ayuda a restaurar el equilibrio neuroquímico, condición que los medicamentos ya no lograban en el caso de esta paciente. La intervención se apoya en estudios de imágenes cerebrales personalizados, lo que permite identificar rutas neuronales concretas y definir el punto exacto donde entregar la estimulación.

La cirugía es pionera en el mundo, pero no es muy conocida en Colombia - créditos @mediclinicalfoto/IG y @williamcontrerasneurocx/IG

Lorena Rodríguez, la colombiana que se dejó poner un chip en su cerebro: “La depresión me estaba consumiendo”

La paciente Lorena Rodríguez relató al mismo medio que desde los 19 años recibió el diagnóstico de un trastorno mixto de ansiedad y depresión.

A pesar de su éxito profesional y académico, llevar adelante su vida le exigía un esfuerzo que comparó con correr una maratón con una pierna rota.

A fines de 2024, Lorena vivió una recaída aguda, que la obligó a suspender su trabajo y la llevó prácticamente a la inmovilidad. En ese momento, definió su situación como una pérdida del color de la vida y describe la enfermedad como “invisible”, pero con un impacto tan devastador como el de un cáncer.

“La depresión me estaba consumiendo, no es de voluntad, es como un cáncer, son enfermedades invisibles o mentales que han sido subestimadas, después de una búsqueda enorme encontré al doctor William y me propuso estimular mi cerebro con cuatro electrodos donde están las emociones”, contó Rodríguez.

El especialista William Omar Contreras López contó que con esta opción se busca que las personas que han recurrido a todo tipo de tratamientos vean una salida, y no en el suicidio, como ocurre en algunos casos, que por no tratarse a tiempo desemboca de manera trágica - crédito @williamcontrerasneurocx/IG

Neurocirujano colombiano explicó detalles de la cirugía, pionera en el mundo

Durante la operación, el equipo médico buscó cubrir zonas vinculadas al estado de ánimo, la ansiedad y la motivación.

El procedimiento debió realizarse con la paciente despierta para identificar en tiempo real los “puentes” y circuitos neuronales asociados a las emociones.

“Usamos imágenes de resonancia únicas, como si el cerebro de cada paciente fuera una huella digital, para saber exactamente por dónde pasan esos caminos de información emocional. Y justo ahí es donde llevamos la electricidad”, señaló el doctor Contreras, cuya carrera y formación lo ha llevado a reconocidos centro médicos e institutos en países como Alemania, Brasil y Estados Unidos.

Los días posteriores mostraron una mejoría parcial: ante noticias negativas, Lorena experimentó reacciones emocionales menos intensas que antes; para ella significó un cambio evidente.

He visto cambios del día espectaculares, a veces estoy baja de ánimo, pero hay momentos que siento que no tengo absolutamente nada, es un proceso, el doctor me dice que los mayores resultados se ven en dos años, hay pacientes que los ven en dos meses, pero yo los comencé a sentir a las semanas»

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud reveladas a finales de abril de 2025, en Colombia, uno de cada tres trabajadores enfrenta desafíos relacionados con la salud mental que afectan directamente su capacidad para laborar de manera efectiva - crédito Imagen ilustrativa Infobae

No es una cura definitiva a la ansiedad y la depresión

Las alteraciones positivas favorecieron su alimentación y refiere una menor presencia del llamado “hambre emocional”.

A pesar de estos avances, los especialistas subrayan que la estimulación cerebral profunda no elimina la necesidad de continuar con la medicación ni reemplaza el trabajo terapéutico con psiquiatras o psicólogos.

La cirugía no equivale a una cura definitiva: se trata de una estrategia complementaria, cuya tasa de éxito se estima en un 50% de mejoría. Esto implica que, si un paciente sufría cien días de ánimo bajo, tras la cirugía esa cifra podría reducirse a cincuenta. El objetivo es mitigar la intensidad y frecuencia de las recaídas, permitiendo una mayor calidad de vida.

Este procedimiento es utilizado en otros trastornos neurológicos como el Parkinson, pero es todavía poco frecuente en Colombia para tratar la depresión resistente.

Sin embargo, su realización en Santander y otras ciudades representa un avance en la neurocirugía latinoamericana.

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