Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA reportó que casi la mitad de los hogares tiene problemas de dinero. No tener capacidad de ahorro para muchos suena ya a lujo cuando tantas personas no llegan a fin de mes. Según las estadísticas, casi la mitad de los hogares argentinos (47%) estuvo sometido a “estrés económico” a fines de 2024, un indicador que supera al de la pobreza económica. La baja de la inflación enfrenta hoy el alza del costo de vida acumulado en el último año, lo cual dispara un marco de autopercepción de empeoramiento de las condiciones materiales de infinidad de familias entre 2022 y 2024. Más allá de las mejoras experimentadas al presente, todos los indicadores que releva la UCA empeoraron a la fecha de medición: fines de 2024.
Para demasiados argentinos todo esto se traduce en la ausencia de un plato de comida en su mesa. La cantidad de niños en estas condiciones es inconcebible en un país que se jactó de ser el granero del mundo. “Tenemos un gran país; necesitamos hacer posible que cada niño pueda desplegar su potencial genético para tener igualdad de oportunidades” reflexiona el doctor Abel Albino. Durante el primer año de vida se forma el 80% del cerebro que se tendrá como adulto. Esos chicos hoy desnutridos son los que, en el mejor de los casos, irán luego a la escuela, pero no entenderán mucho.
A través de la Cooperadora de la Nutrición Infantil (Conin), la labor de Albino en este terreno es y ha sido insustituible a lo largo de más de 30 años de una Argentina en crisis recurrentes. Siguiendo el método del chileno Fernando Mönckeberg, Albino se propuso atender las graves falencias de la nutrición temprana que jaquea el futuro de demasiados niños argentinos. Desde sus 114 centros de prevención en todo el país, reconocidos a nivel internacional, ya se recuperó a más de 45.000 niños, brindando anualmente asistencia a unos 8500. Pero hoy se estima que más de un millón sufre problemas de desnutrición con demandas de atención urgente.
Para Conin, los costos aumentaron hasta un 400%, no así la cantidad de socios que sostienen la Fundación. El Estado solo les paga el 7% de los servicios que les contrata, y no actualizan los valores. Su proyecto de salvar niños en riesgo está hoy en peligro.
La institución ha debido cerrar servicios y suspender personal ante la falta de apoyo oficial, tanto provincial –en Mendoza– como nacional, una realidad muy diferente de la chilena donde Estado y privados sostienen con mayor ahínco estos esfuerzos. Aquí, los atrasos en los pagos, expedientes cajoneados y mínimas prestaciones la sumerge en una delicada situación. Necesita con urgencia sumar voluntades para reactivar los servicios de atención a más niños, principalmente a los que llegan al hospital Madre Teresa de Calcuta, situado en la comuna más poblada de Mendoza, donde ya hay niños en estado crítico.
“Que me den lo que vale un café”, se conforma desesperadamente Albino. Seguramente para muchas personas será posible sumar algo más a través de Mercado Pago (ALIAS: fundacionconin) o en su sitio web. Asociémonos con un aporte mensual a su esfuerzo por un futuro mejor para nuestro país. Nuestro principal referente en el combate a la desnutrición necesita de toda la ayuda posible, empezando por la de cada uno. Mañana será tarde.