Giovanni Antonio Canal fue un pintor del siglo XVIII que, a día de hoy, sigue siendo considerado uno de los mejores paisajistas de Venecia, la que fue su ciudad natal. Tanto es así, que casi tres siglos después, sus cuadros se siguen vendiendo por decenas de millones de euros. Sin embargo, ahora un nuevo récord se ha establecido en su registro personal: más de 30 millones por una de sus “obras maestras” que, en este caso concreto, perteneció además a un histórico primer ministro británico.
El nombre del cuadro es Venecia, el regreso del Bucintoro el día de la Ascensión, el cual ha sido definido como “la mejor obra del artista que ha salido al mercado en una generación”. Tales palabras, provenientes del jefe del departamento de Old Masters en la casa de subastas Christie’s y recogidas por el periódico británico The Telegraph, señalan el destacado hito que ha supuesto subastar esta “obra maestra auténtica”, cuya cualidad es presentar “la vista más grandiosa y familiar de Venecia de la mano del pintor más reconocible de la ciudad”.
Tal era la expectación, que ya desde un principio se especulaba que la obra podría llegar a superar la cifra de 20 millones de libras esterlinas (23,23 millones de euros), lo cual ya habría supuesto un hito al superar altísimos precios por otros cuadros de Canaletto, como los 21,6 millones de euros que costó adquirir, en 2005, el cuadro de El Gran Canal desde el Palacio Balbi al Rialto. La cifra final, sin embargo, acabó siendo mucho más elevada y se quedó cerca de los 32 millones, 37 si se tienen en cuenta las comisiones.
Perteneció a un histórico político inglés
Uno de los atractivos que este cuadro presentaba para los potenciales compradores, además de su técnica y la relevancia del artista, era su presencia en una de las colecciones artísticas más relevantes de la historia de Reino Unido: la perteneciente a Sir Robert Walpole, quien es considerado el primer Primer Ministro de Reino Unido.
Walpole fue la principal figura de la política británica -sin contar la corona- durante más de 20 años. Dos décadas en el poder que le sirvieron también para amasar una colección de cuadros que incluía obras de Rubens, Van Dyck, Nicolas Poussin y Rembrandt, cuyo núcleo más valioso se puede ver todavía en el Museo Hermitage de San Petersburgo (Rusia).
En esta colección se encontraba también el cuadro de Canaletto, tal y como corrobora su aparición en el registro de pinturas presentes en el 10 de Downing Street, lugar donde vive el Primer Ministro desde que precisamente Walpole habitó en él. Canaletto siempre tuvo muchos clientes de procedencia inglesa debido a que en aquella época visitar Italia era algo muy típico de la alta sociedad, un fenómeno que se conocía como Grand Tour.
Tanto la procedencia aristocrática de la obra como su condición inmaculada y su tema emblemático han contribuido a que la subasta se convierta en un referente del mercado. En esa línea, Fletcher reitera a The Telegraph que este tipo de piezas “trascienden generaciones”, y subraya que cuando un cuadro de estas características aparece en el mercado, “marca un antes y un después en la historia del coleccionismo y en la carrera de cualquier casa de subastas”.
El contenido del cuadro
Venecia, el regreso del Bucintoro el día de la Ascensión representa un acontecimiento emblemático del calendario veneciano: la festividad de la Ascensión de Cristo, que se celebraba cuarenta días después del Domingo de Pascua. Hasta la caída de la República de Venecia en 1797, ese día tenía lugar una ceremonia en la que el Dux utilizaba el Bucintoro, la galera oficial y símbolo del poder de la ciudad-estado, para navegar hasta el Lido y arrojar un anillo al mar, sellando simbólicamente el “matrimonio de Venecia con el mar”.
Este barco, que aparece en la obra, fue el último construido en los astilleros de la ciudad, el Arsenale, diseñado por Stefano Conti y decorado por el escultor Antonio Corradini. La minuciosidad en los detalles del barco y el contexto ritual que evoca la pintura han terminado de consolidar el prestigio de la pieza.