SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Restos fósiles de un nuevo dinosaurio de la familia de los rebaquisáuridos fueron hallados en Añelo, provincia de Neuquén: es la primera vez que se descubre la parte posterior del esqueleto de este grupo de dinosaurios saurópodos, con ambos miembros traseros, la cadera y la mitad anterior de la cola perfectamente preservados. La nueva especie fue bautizada Astigmasaura genuflexa.
Los rebaquisáuridos habitaron esta región hace aproximadamente 95 millones de años. Astigmasaura era un cuadrúpedo herbívoro de cuello y cola larga, medía unos 18 metros de largo y pesaba más de 10 toneladas. Los expertos explicaron que las vértebras de la cola tenían prolongaciones óseas muy altas, tanto hacia arriba como hacia los costados. El dinosaurio tenía arcos hemales (huesos por debajo de la cola que protegen el sistema nervioso y circulatorio) muy diversos: alargados y rectos, y en forma de bota y de estrella. Además, poseía patas esbeltas y dedos de los pies ensanchados desde adelante hacia atrás.
El hallazgo, publicado en la revista Cretaceous Research, permite aclarar parte de la anatomía aún poco conocida de los dinosaurios rebaquisáuridos. “Es la primera vez que se descubre la parte posterior del esqueleto de estos dinosaurios. Además, Astigmasaura es una de las últimas especies de dinosaurios rebaquisáuridos antes de su extinción, ocasionada hace unos 90 millones de años, por lo que es fundamental para reconstruir las fases finales de la historia evolutiva del grupo, por lo menos en Patagonia”, señaló Flavio Bellardini, becario posdoctoral del Conicet en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (Universidad Nacional de Río Negro) y primer autor del artículo.
Las buenas condiciones de preservación de los huesos de Astigmasaura permitieron reconstruir, por primera vez, la anatomía de las patas traseras y de los pies, así como parte de la musculatura. De acuerdo con los paleontólogos que protagonizaron el descubrimiento, esto servirá como base para futuros estudios: se podría determinar cómo se desplazaban estos dinosaurios, cuál era su postura y qué tipo de huellas dejaban. Además, los investigadores encontraron que algunas vértebras de la cola presentan patologías y una particular osificación de los tendones, que indicaría una edad avanzada del individuo al momento de su muerte.
En 2017, una denuncia de hallazgo fortuito realizada por petroleros del yacimiento GASNOC YPF de El Orejano permitió descubrir el esqueleto casi completo y articulado de este dinosaurio procedente de los niveles inferiores de la Formación Huincul. “Estos niveles arenosos y arcillosos, donde se encontraron los huesos fosilizados, correspondían a un sector de un río de tipo meandroso, con una trayectoria sinuosa o curvada, en forma de serpiente. Eso indica que los restos, transportados por una corriente de baja energía, se encallaron en una de las tantas barras arenosas que se formaban a lo largo de su cauce. Con el tiempo, el cuello, espalda, miembros anteriores y el extremo de la cola fueron arrasados por la corriente y no se fosilizaron. Una rápida crecida tapó con sedimento lo que restaba, permitiendo la preservación de lo que hoy representa el material tipo de esta nueva especie de dinosaurio saurópodo rebaquisáurido”, advirtió Bellardini.
Fueron necesarias cinco campañas paleontológicas y más de 30 días de trabajo de campo para la excavación del sitio. Los expertos contaron que, para trasladar adecuadamente los huesos, se armaron ocho bochones de yeso y arpillera: los más livianos fueron cargados en camionetas mediante un trípode y un malacate, mientras que, para los más pesados, algunos más de una tonelada, se necesitó la intervención de una máquina retroexcavadora y dos camiones.
“En 2023, el último bochón de yeso, fue recuperado del sitio de hallazgo y trasladado al Museo Municipal Argentino Urquiza, de Rincón de los Sauces. Allí, empezaron las tareas de preparación y limpieza del material, que requirieron meses de trabajo de laboratorio para liberar los frágiles huesos fosilizados de la dura roca portadora. Finalmente, se prepararon 20 vértebras caudales, 19 arcos hemales, ambos isquiones, pubis, parte de los iliones, 2 fémures, 2 tibias, 2 fíbulas, 2 astrágalos y ambos pies casi completos”, sumó el paleontólogo.
Tras realizar el estudio anatómico de los huesos recuperados y compararlos con otras especies ya conocidas, el equipo de investigadores no solo encontró semejanzas con otros dinosaurios saurópodos rebaquisáuridos, sino también una serie de características morfológicas únicas que justificaron la formalización de la nueva especie. El nombre del género, Astigmasaura, (del latín a- + stigma, “sin signos”) hace referencia al lugar del hallazgo, El Orejano, una expresión popular que significa “animal sin signos de identificación, sin dueño”. Y el nombre de la especie genuflexa (del latín genus, “rodilla”, y flectere, “doblar”) alude a la posición en la que se halló el espécimen: arrodillado, con ambas patas traseras dobladas.