La naturaleza nunca deja de sorprendernos y uno de los fenómenos más interesantes es cómo algunas plantas florecen más en situaciones extremas.
Aunque la mayoría de las plantas prefieren condiciones constantes para crecer y desarrollarse, hay especies que responden de forma distinta al estrés y, cuando se “enojan” responden de una manera sorprendente: floreciendo más.
Esto sucede por ejemplo en situaciones de estrés hídrico, pero la pregunta es ¿cómo es posible que la falta de agua active una respuesta tan productiva en algunas plantas?
La respuesta tiene que ver con la supervivencia y la reproducción, dos procesos fundamentales para cualquier especie
Mecanismos de supervivencia
“La floración y la reproducción normalmente son mecanismos de supervivencia. Cuando una planta enfrenta escasez de agua o condiciones de sequía prolongada, puede interpretar esto como una señal de que su supervivencia está en peligro. Para aumentar sus probabilidades de reproducción antes de morir, acelera el ciclo de vida y produce flores”, explica la paisajista Agustina Anguita.
En términos biológicos, las plantas son organismos adaptados a su entorno. Algunas especies, sobre todo aquellas originarias de regiones áridas o con climas más secos, han desarrollado estrategias para sobrevivir en condiciones donde el agua no siempre está garantizada.
Una respuesta inteligente
Cuando estas plantas experimentan sequías, su mecanismo de defensa activa una serie de procesos que priorizan la reproducción.
En lugar de gastar recursos en un crecimiento vegetativo continuo, muchas de estas plantas apuran su ciclo de vida, floreciendo y produciendo semillas lo antes posible para asegurar su descendencia antes de que la falta de agua las afecte demasiado.
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Además, cuando el agua escasea, las plantas también suelen producir más compuestos químicos como flavonoides y terpenos, que son responsables de atraer a los polinizadores.
Así, en un entorno más árido, las plantas no solo florecen más, sino que también lo hacen de una forma que maximiza sus posibilidades de ser polinizadas, incrementando la probabilidad de producir semillas viables.
Sin embargo, no todas las plantas siguen esta estrategia. Muchas especies, especialmente aquellas adaptadas a ambientes más húmedos, prefieren un suministro constante de agua para crecer y florecer adecuadamente.
El estrés hídrico puede, en estos casos, retrasar la floración o incluso impedirla, ya que la planta prioriza su supervivencia en lugar de la reproducción. Esto nos muestra que la relación entre agua y floración es un juego de equilibrio y adaptación, y las plantas han evolucionado de diversas maneras según sus necesidades y su entorno.
“La relación entre la falta de agua y la floración puede variar según la especie. Algunas de las plantas que florecen más cuando hay poca agua son la lavanda, Santa Rita, salvia rusa y echinacea”, explica Anguita.
No hay dudas de que la naturaleza encuentra siempre la manera de adaptarse.