Los poderes del tomate para quemar grasa y reducir la cintura, según un médico de Harvard

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La búsqueda de métodos naturales para reducir la grasa corporal ha encontrado un aliado inesperado en una fruta que se consume habitualmente. William Li, un médico especialista con tres décadas de experiencia en investigación nutricional y quien ha prestado servicios como docente en las facultades de la Escuela de Medicina de Harvard, ha identificado al tomate como un poderoso activador del metabolismo graso.

Tomate, el aliado para la salud metabólica, según un experto de Harvard

La acumulación de grasa abdominal representa un factor de riesgo significativo para el desarrollo de patologías cardiovasculares, diabetes tipo 2 y diversos tipos de neoplasias. La reducción del perímetro abdominal no solo mejora la apariencia física, sino que constituye una estrategia preventiva fundamental para la salud a largo plazo.

El doctor recomendó consumir tomate debido a los múltiples beneficios que aporta a la salud

El Dr. Li, fundador de la Fundación de Angiogénesis en Boston, ha centrado su investigación en la conexión entre alimentación y salud metabólica. Durante una reciente conversación con la periodista Mel Robbins, para su canal de YouTube, el científico reveló los mecanismos por los cuales el tomate activa procesos naturales de quema de grasa en el organismo.

“Resulta que los tomates contienen un bioactivo natural llamado licopeno. Este se encuentra en la naturaleza y activa la grasa parda para quemar la grasa corporal extra dañina”, explicó Li.

El licopeno: un compuesto natural con efecto metabólico

El tomate contiene un nutriente natural llamado licopeno, clasificado como carotenoide. Según el Dr. Li, este compuesto desempeña un papel importante en la estimulación de la grasa parda, un tipo de tejido adiposo cuya función es convertir la energía almacenada en calor. Esta grasa “activa” puede ser útil para eliminar la visceral que se acumula y rodea los órganos internos.

A diferencia de la grasa subcutánea, visible y más superficial, la visceral no se nota fácilmente, pero representa un riesgo importante para la salud. El Dr. Li explicó que este tejido graso se ubica en zonas profundas del cuerpo, “alrededor de nuestros cuellos, debajo de nuestro esternón, un poco entre nuestros omóplatos y dispersa en nuestro vientre”, y cuando aumenta, también lo hace el perímetro abdominal.

El médico citó un experimento realizado en Portugal, en el que se pidió a un grupo de mujeres jóvenes que mantuvieran su dieta y actividad física habituales. “Lo único que hicieron fue darles un tomate maduro para comer una hora antes del almuerzo todos los días. Eso fue todo”, contó.

Después de cuatro semanas, las participantes mostraron una reducción promedio de medio kilo sin modificar otros hábitos, lo que sugiere una influencia directa del licopeno sobre la composición corporal.

“No tienes que hacer ejercicio extra, no tienes que limitar tus calorías. Simplemente come como quieras. Eso solo te muestra lo poderoso que es un alimento”, enfatizó el especialista.

El tomate, clasificado botánicamente como fruta de la familia solanácea, aporta nutrientes esenciales con mínimo contenido calórico

Cómo potenciar el efecto del tomate

Aunque el consumo de tomate crudo puede ofrecer beneficios, el Dr. Li aclaró que el licopeno se vuelve aún más eficaz cuando este es cocinado. “Si quieres que realmente se active… lo que tienes que hacer es calentarlo, saltearlo a 88 grados Celsius durante 20 minutos”, recomendó, y explicó que esto amplificará el poder de ese licopeno en un 250% porque el calor cambiará la química a una forma que facilita su absorción por el organismo.

El especialista señaló que este proceso ocurre de forma natural en muchas recetas tradicionales del Mediterráneo, como las salsas cocinadas a fuego lento. También destacó que el licopeno es lipofílico. Es decir, se disuelve bien en grasa. Por esta razón, consumirlo junto con aceite vegetal permite una mejor asimilación.

Más allá de su influencia sobre el peso corporal, el tomate también ha sido relacionado con la disminución de ciertos indicadores inflamatorios. En una revisión de estudios clínicos, se encontró que el consumo regular puede reducir niveles de interleucina, una molécula asociada con procesos inflamatorios crónicos.

El mismo análisis incluyó datos sobre la proteína C reactiva, otra señal biológica vinculada con la inflamación. Si bien los efectos generales no fueron concluyentes para todos los casos, sí se observó que a medida que el consumo de tomate se mantenía en el tiempo, esta proteína tendía a reducirse.

La fruta, además de ser una fuente de licopeno, contiene otras sustancias bioactivas como fitoeno, fitoflueno, beta-caroteno y flavonoides. Estos compuestos también podrían participar en la modulación del sistema inmunológico y la protección celular, aunque aún se investiga su mecanismo específico.

Para quienes buscan maximizar la absorción del licopeno, una salsa de tomate cocida con una pequeña cantidad de grasa vegetal es una opción funcional

Valores nutricionales del tomate y su bajo impacto calórico

Desde el punto de vista nutricional, el tomate es un alimento con bajo aporte calórico. Está compuesto en un 95% por agua y contiene aproximadamente 22 calorías cada 123 gramos. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés), su perfil incluye pequeñas cantidades de:

Carbohidratos: 5 g.

Fibra dietética: 2 g.

Azúcares totales: 3 g.

Proteína: 1 g.

Calcio: 1 mg.

Sodio: 6 mg.

Hierro: 2 mg.

La fibra que contiene el tomate, en su mayoría insoluble, lo convierte en una opción adecuada para favorecer el tránsito intestinal. Este compuesto ayuda a mantener la saciedad y puede colaborar en planes de alimentación destinados a controlar el peso corporal.

Además, aporta vitaminas y minerales esenciales, como vitamina C, potasio, ácido fólico y vitamina K. Estos nutrientes son fundamentales para diversas funciones del cuerpo, desde el fortalecimiento del sistema inmunológico hasta el mantenimiento de la presión arterial.

Es posible amar la comida y amar la salud al mismo tiempo”, afirmó el Dr. Li, quien promueve cambios simples, pero efectivos, en la alimentación, para mejorar la salud general y optimizar el metabolismo.

Más allá de esta fruta, el especialista también mencionó otros alimentos que, según sus estudios, activan la grasa parda: matcha, kiwi, granada y chocolate negro. Todos ellos pueden ser incluidos en una alimentación diaria con el objetivo de contribuir a una mejor regulación del metabolismo.

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