Kenya, la última elefanta que vivía en cautiverio en Argentina, que emprendió ayer su esperado viaje rumbo a una nueva vida superó muy la primera noche de su traslado terrestre. El destino final es el Global Sanctuary for Elephants, ubicado en Brasil donde podrá vivir en condiciones de semilibertad, en un entorno natural y protegido.
Durante la primera noche de viaje, Kenya soportó temperaturas muy bajas, pero según informaron las organizaciones ambientales que siguen el traslado en vivo bajo el hashtag #VamosKenya, descansó bien y logró dormir algunas horas.
El viaje no es simple: recorrerá cerca de 4.000 kilómetros dentro de una estructura de hierro especialmente diseñada para su transporte. La caja está equipada con una cámara interna que permite monitorear en tiempo real su estado físico y anímico. Detrás del camión que la transporta, la escoltan dos camionetas en las que viajan equipos técnicos y veterinarios, que observan continuamente su comportamiento a través de pantallas.
La travesía marca un hito en la historia del bienestar animal en la Argentina: simboliza el fin del cautiverio de elefantes en el país. En 2017, la Argentina comenzó un camino que inició con Pelusa, la elefanta del zoológico de La Plata, y que ahora culmina con la salida de Kenya. En el camino, quedaron Pelusa (que murió antes de poder ser trasladada), Sharima, Kuky, Merry, y Tamy, además de todos los que fallecieron anteriormente. Solo para dimensionarlo: en el recinto del actual Ecoparque de Buenos Aires, vivieron y murieron 14 elefantes.
Trabajo articulado
La iniciativa es fruto de un trabajo articulado entre el gobierno de Mendoza, el Ecoparque provincial, la organización sin fines de lucro Global Sanctuary for Elephants, la Fundación Franz Weber y el proyecto ELE (Estrategias para la Liberación de Elefantes), con el acompañamiento del actor y activista Nicolás Pauls.
Para garantizar su bienestar, se tomaron múltiples recaudos: cubrieron la caja con una lona para simular una carpa y también tiene un caloventor, para mantener una temperatura adecuada. Además, Kenya tomó agua caliente, como sucedió durante su estadía en el Ecoparque. Y otra señal clara de que su estado general es bueno es que comió: en uno de los videos que compartieron se puede observar como la elefanta africana acepta bananas, en una de las paradas de la caravana.
Algunas de las cuentas que transmiten la travesía de Kenya son: @sanctuary4elephants, @infoambientalyecologica, @ffw.ch y @proyectoele.
La historia de Kenya
Kenya, la última elefanta en cautiverio del país, había llegado a la Argentina en 1984 desde un zoológico alemán. Tenía solo cuatro años. Probablemente su madre murió intentando defenderla para que no la separaran de su lado. Así capturaban a los elefantes, casi siempre de pequeños que se vendían a los circos y a los zoológicos.
Kenya vivió sola en un recinto del exzoológico de Mendoza durante 40 años. Su proceso de preparación empezó hace siete años. En el santuario fueron preparando los recintos y la estructura necesaria mientras que los elefantes eran entrenados para poder llevar a cabo el viaje. El trabajo que se requiere para que ellos vuelvan a confiar en el ser humano es lento.