Qué desafíos enfrenta la economía en los próximos meses

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Con las elecciones legislativas de mitad de período de octubre como una variable central en el análisis, porque de su resultado dependen el futuro de las reformas estructurales y el rumbo del programa económico según interpretan muchos analistas, LA NACION consultó a cinco economistas sobre los desafíos que presenta el segundo semestre, una etapa del calendario en la que cae la oferta de dólares de la exportación y a la que se añade esta vez la incertidumbre electoral.

“La economía parece haber entrado en una segunda fase, luego de la primera etapa con medidas osadas que lograron hacer bajar la inflación y el riesgo país, a partir del ajuste fiscal. Ahora los logros ya no son tan grandes porque los desequilibrios son más chicos. Y el Gobierno está encontrando dificultades en sostener el éxito de la primera parte”, señala Miguel Kiguel, director de la consultora Econviews. “La baja de la inflación sigue, pero a un ritmo mucho menor; la actividad económica está creciendo mucho menos y en algunos casos está estancada, y también está el tema externo, las dificultades para aumentar las reservas. Son todos desafíos importantes para la segunda mitad del año”, complementa.

Miguel Kiguel

En la óptica de Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica, el principal desafío será el menor flujo de dólares, uno de los problemas estructurales de la economía argentina por la estacionalidad de las exportaciones, dice. “Este año no será la excepción, con ciertos ingredientes propios. La caída en la oferta de divisas será más abrupta por la restitución plena de las retenciones. Además, julio es históricamente el mes de mayor demanda de divisas por parte de los individuos tanto por la dolarización de los aguinaldos como, en menor medida, por el turismo”, explica.

Delgado también observa que las importaciones seguirán creciendo, incentivadas por la eliminación de regulaciones y la apreciación cambiaria. “Empiezan a aparecer claros indicadores de cambios en las formas de producción, con sustitución de mano de obra por maquinaria importada”, apunta.

Camilo Tiscornia, socio de C&T Asesores Económicos, introduce el debate constante sobre el nivel del tipo de cambio: “En el corto plazo, el primer desafío es enfrentar la baja estacional en la oferta de divisas que se produce durante el tercer trimestre del año. El segundo es la mayor demanda de divisas que suele producirse antes y en torno a las elecciones, tanto las de la provincia de Buenos Aires en septiembre como las nacionales en octubre. Ambas cuestiones coinciden temporalmente y giran alrededor del mismo tema: la disponibilidad de divisas, lo que no es otra cosa que preguntarse acerca de si el tipo de cambio actual puede sostenerse en el tiempo o si será necesario algún salto en el algún momento no muy lejano”.

Ricardo Delgado

No obstante, Tiscornia aclara que “mirando el cortísimo plazo y, a la luz de diversos indicadores recientes, podría pensarse que tanto la necesidad de conseguir divisas como la de sostener la actividad económica requerirían un tipo de cambio más elevado. Pero mirando más allá, la Argentina tiene por delante una enorme disponibilidad de divisas si el entorno político es el adecuado, pero esto es algo que no puede darse por sentado y en lo cual el resultado de las elecciones cumplirá un rol importante. Por ello, no puede descartarse mayor tensión financiera en los próximos meses”.

En la visión de Norberto Sosa, director de Invertir en Bolsa (IEB), el factor político juega un papel crucial. “Uno de los primeros desafíos es que hay un sector de la política que deliberadamente quiere boicotear el ancla fiscal del programa. No debemos olvidar que la Cámara de Diputados dio media sanción a aumentos en los rubros de jubilaciones y discapacidad, que, si el Senado los convierte en ley, representarían un aumento del gasto de al menos un punto del PBI”, advierte.

Camilo Tiscornia

Además de recalcar que el resultado electoral es un dato que está mirando el mercado, más allá de que se da por descontado que el oficialismo ganará bancas en el Congreso, Sosa pone la lupa sobre la escasez de pesos. “Manteniendo el ancla fiscal, y con la política monetaria vigente en la fase 3, más ortodoxa aún que la de la fase 2, se garantiza que la inflación se consolide por debajo del 2% mensual, pero provoca un clima de tasas reales altas, que puede afectar aún más a algunos sectores de la economía, acentuando preocupaciones sobre el empleo”, subraya.

A renglón seguido, recuerda que desde comienzos de año viene señalando que la macro se seguiría ordenando en 2025, pero la micro empezaría a crujir. “Uno de los grandes desafíos es cómo se transforman los sectores perdedores de este modelo y cómo los sectores ganadores comienzan a dar oportunidades para aquellos que entiendan la necesidad de la transformación o cambio de chip, como dice el equipo económico”, completa la idea.

Para Ramiro Castiñeira, director de Econométrica, el planteo de fondo es mucho más contundente. “El segundo semestre son las elecciones, y la Argentina es un país y una sociedad que discute todavía si quiere aplicar o no un modelo capitalista. Esta semana quedó claro [por el fallo adverso en Estados Unidos sobre la expropiación de YPF] que en la última década se debatió si era viable el socialismo en la Argentina. Por lo tanto, todavía la discusión de fondo es el modelo económico y las elecciones en el segundo semestre son claves”, dispara.

Norberto Sosa

Comprar o no comprar

La estrategia del Gobierno de no comprar reservas en el mercado dentro de la banda cambiaria ($1000-$1400 con ajuste mensual del -1% y el 1%, respectivamente) y sumar dólares a través de colocaciones de deuda está en el centro de la escena desde hace semanas. “Creo que a la larga el Gobierno va a tener que comprar reservas dentro de la banda, pero es una decisión que intentará postergar hasta después de las elecciones, para no generar presión sobre el tipo de cambio y que eso le haga subir levemente la inflación, algo que no está dispuesto a tolerar en el corto plazo”, opina Kiguel, y advierte: “Estamos en un círculo vicioso: como no hay dólares, el riesgo país se mantiene alto. La clave es pasar a un círculo virtuoso: con reservas, el país gana credibilidad, el riesgo baja, entran capitales y aumentan más las reservas. El primer paso tiene que ser que el mundo vea que la Argentina está aumentando las reservas a través de los métodos tradicionales, que es comprar dólares en el mercado de cambios”.

Ramiro Castiñeira

Delgado comparte que el Banco Central subordina sus decisiones cambiarias y de acumulación de reservas a los objetivos de inflación. “En el corto plazo es una estrategia que da resultados, pero que acumula tensiones. La decisión de comprar dólares en grandes bloques es acertada, mientras que hacerlo vía la emisión de Bontes es cuestionable, más allá de la señal positiva que supone el regreso de inversores del exterior”, opina. “El total de bonos en pesos en manos de no residentes podría llegar a US$8500 millones hacia fin de año, lejos de los niveles observados entre 2017 y 2019, pero aún con potencial de generar disrupciones cambiarias si deciden salir de manera desordenada por la eliminación de los tiempos mínimos de permanencia”, alerta.

Tiscornia matiza que la estrategia más adecuada en este contexto es que el Tesoro compre dólares con los pesos del superávit fiscal. “Que sea el Banco Central el que emita para comprar divisas es más complejo; el Gobierno tiene un punto al señalar que, en el actual contexto, volcar más pesos a la economía puede terminar siendo más demanda de divisas y presión sobre el tipo de cambio en un plazo no muy largo, por ejemplo, si aumenta la tensión política. Conseguir reservas por la vía del endeudamiento es un sustituto de corto plazo válido, pero no puede sostenerse indefinidamente”.

Sosa se para en esa vereda y subraya que hay analistas que “no terminan de entender que el BCRA ha fijado una política sobre el control de la cantidad de dinero, donde la tasa de interés pasa a ser endógena”. A su juicio, no se puede construir el segundo piso de un edificio si no está hecho el primero antes. “Para terminar de consolidar el proceso de desinflación de la economía, el BCRA necesita ser riguroso con el control de la cantidad de dinero y comprar dólares dentro de las bandas sería expansivo y contraproducente”, opina. “Consolidado dicho objetivo, llegará la oportunidad de poner más foco en la acumulación de reservas. No obstante, el BCRA ha demostrado que mediante la vía del endeudamiento puede acumular reservas sin expandir base, al mismo tiempo que el Tesoro, con su superávit, también puede comprar”, completa.

Castiñeira recuerda que la Argentina no tiene reservas por la política que llevó adelante el kirchnerismo y respalda la estrategia oficial. “Había un exceso brutal de pesos en la economía que se fue achicando y lo demuestra la baja de la inflación, pero si todavía hay inflación es porque existe exceso de pesos. El Gobierno no va a emitir mientras haya exceso de pesos, comprar dólares exige emitir y no tendría sentido. El objetivo es matar la inflación”, remata.

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