Un fuerte malestar generó en sectores de la comunidad evangélica la presencia de Javier Milei y el tono de su discurso en el acto de cierre de un congreso realizado en el templo Puertas del Cielo, inaugurado días antes en Resistencia y promocionado como “el más grande del país”, con capacidad para 15.000 personas.
El pastor Norberto Saracco, con 56 años de experiencia como referente de la comunidad evangélica, definió la presentación del líder libertario como “lamentable. Y, en un diálogo con LA NACION, explicó: “Se prestó el sagrado lugar del púlpito para que el Presidente, en un claro acto partidario, dirigiera su diatriba plagada de falsos argumentos, distorsiones maliciosas y afirmaciones totalmente contrarias a las enseñanzas del evangelio”.
En su discurso, Milei insistió en llevar adelante “la batalla cultural para combatir por las ideas de la libertad” y destacó la cultura judeocristiana, en contraposición con las ideas que promueve la izquierda y la justicia social del peronismo. “No debe haber nada más antijudeocristiano que la idea de la justicia social”, despotricó el Presidente desde el púlpito.
Saracco dirige desde hace casi 40 años la iglesia cristiana evangélica Buenas Nuevas, en avenida Dellepiane 3925, en Parque Avellaneda. Es Cofundador del Consejo de Pastores de la Ciudad de Buenos Aires e integra el consejo directivo de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), una de las entidades más representativas de este culto en el país.
La cesión del púlpito del nuevo templo chaqueño al Presidente y, especialmente, el enérgico contenido de “sus diatribas políticas”, llevó a Saracco a compartir sus comentarios a pastores amigos. En pocas horas recibió innumerables mensajes de adhesión a sus críticas y reflexiones desde distintos rincones del mundo.
El pastor evangélico aclaró que los organizadores del encuentro en el Chaco “tienen el derecho de invitar a quien quieran ante tan importante celebración”, incluyendo al Presidente. En efecto, el acto se promocionó como “un hecho histórico”, dado que era la primera vez que un presidente de la Nación asistía a un acto de tal envergadura en un templo evangélico.
“Al discurso de odio y descalificación del adversario, que el Presidente enarbola orgulloso como su más preciada bandera, debemos agregarle lo que repitió hasta el cansancio en su sagrada arenga del sábado: la descalificación del Estado, al que hay que combatir hasta eliminarlo, y la más absoluta libertad del ser humano para que cada uno logre lo que sus fuerzas y habilidades le permitan”, explicó el líder evangélico.
El pastor Saracco, sin embargo, marcó distancias con las experiencias de gobiernos kirchneristas en los últimos 20 años. “Para millones de argentinos ese discurso suena como cántico de sirenas, ya que venimos de un estado que no dejó espacio sin saquear, que le robó a los más pobres y dejó 52% de la población bajo la línea de pobreza. Claro que ese Estado nadie lo quiere y es una manifestación diabólica”, dijo, en referencia al kirchnerismo.
La presencia del Estado
El referente evangélico se sorprendió con el mensaje de Milei, quien vinculó al capitalismo con el protestantismo, como si eso fuera un argumento suficiente.” El Presidente, o quienes le escriben los discursos, olvida o ignora que fue en sociedades capitalistas y protestantes, como la de Estados Unidos e Inglaterra donde se desarrolló y sostuvieron la esclavitud y el racismo, aún hoy no superados”.
Y agregó: “Lo que olvida o ignora el Presidente es que los países de mejor nivel de vida para todos y no para unos pocos, son los países escandinavos, basados en principios protestantes, pero aplicados por un Estado muy presente”.
Saracco insistió en que no existen antecedentes de presidentes que ocuparan un púlpito religioso para bajar una determinada línea política y, además, descalificar a los adversarios. “Cada vez que se unió la fe con la política, la que perdió es la fe”, resumió.
Se le recordó la actitud del presidente Raúl Alfonsín, cuando en una misa celebrada el 2 de abril de 1987 en la iglesia Stella Maris respondió las fuertes críticas a su gobierno que había expresado el vicario castrense, José Miguel Medina. “Fue totalmente diferente. No es que la Iglesia le dio el espacio para que hablara lo que quiera. No lo invitaron a hablar y dar un discurso, como en este caso”, precisó el pastor evangélico.
“La Iglesia como tal, sea cristiana, evangélica o católica, no puede estar identificada con ningún partido político. No está bien dar un espacio en el púlpito para difundir una expresión política determinada. Lo que se dice en ese lugar tiene un peso y un valor agregado, especialmente para quienes profesan una fe. No podemos colocar en ese lugar a un político”, concluyó.