Pueblo no contactado de la Amazonía en peligro por actividades extractivas: “No sabemos cuántos aislados han muerto”

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Territorio Mashco Piro está en peligro por actividades extractivas y falta de medidas estatales. (Foto:Survival International)

En lo profundo de la Amazonía, en la frontera entre Perú y Brasil, los Mashco Piro —el pueblo indígena no contactado más grande del mundo— enfrentan un escenario cada vez más hostil. A las amenazas históricas como la tala ilegal se suman ahora actividades del narcotráfico y los efectos de la crisis climática, que alteran sus patrones de desplazamiento y los obligan a acercarse a comunidades habitadas, aumentando el riesgo de enfrentamientos.

La evidencia es cada vez más clara: los arroyos se secan antes de tiempo, las lluvias son más intensas y las estaciones han perdido su regularidad. Esta presión ha empujado a los Mashco Piro hacia zonas habitadas por pueblos contactados, generando tensiones e inseguridad.

“Donde la tierra no está protegida, llegan mineros, narcotraficantes, pescadores y taladores (…) Luchamos para proteger a nuestros parientes no contactados, pero para lograrlo, necesitamos proteger nuestro territorio”, advierte Lucas Manchineri, líder indígena brasileño del estado de Acre, en conversavión con el diario The Guardian.

Actividades extractivas obligan al pueblo Mashco Piro a salir de su territorio. (Foto: Agencia Andina)

Protección legal limitada

Aunque el Estado peruano ha avanzado en la creación de reservas para proteger a los pueblos indígenas en aislamiento, muchas de estas medidas aún no se han implementado por completo. Según un informe del citado medio, en 2016 una comisión aprobó la ampliación de la Reserva Indígena Madre de Dios en 240 mil hectáreas. Sin embargo, la medida no se ha hecho efectiva, ya que más de 176 mil hectáreas dentro de esa zona siguen ocupadas por concesiones madereras.

Desde la aprobación de la Ley de Protección a Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial en 2006, se han creado seis reservas indígenas. Sin embargo, las concesiones forestales continúan otorgándose en áreas donde los Mashco Piro viven o transitan, lo que genera una convivencia forzada con actividades extractivas.

Según The Guardian, entre 2016 y 2024, se documentaron 81 evidencias de presencia mashco piro en la reserva de Madre de Dios y zonas aledañas, incluidas 19 en áreas que aún no han sido protegidas oficialmente.

El pueblo Mashco Piro ve afectado su territorio por actividades extractivas y concesiones. (Foto: Agencia Andina)

Violencia y protección estatal insuficiente

La expansión de la tala ha desembocado en conflictos violentos. En un caso reciente, dos madereros murieron y otros dos desaparecieron tras un enfrentamiento con un grupo Mashco Piro. La empresa involucrada, Maderera Canales Tahuamanu, vio suspendido su certificado del Forest Stewardship Council (FSC), a pesar de operar bajo estándares de sostenibilidad.

Romel Ponciano, indígena yine y guardaparque del Ministerio de Cultura, denuncia que el Estado ha recortado el presupuesto para los puestos de control. “Cada puesto debería tener seis personas, pero a veces solo hay dos, o ninguna”, señaló para el citado medio. Esta falta de presencia institucional deja desprotegidas a las comunidades aisladas y a los trabajadores forestales por igual.

Certificaciones ambientales y negacionismo empresarial

En marzo de 2025, una investigación del portal Ojo Público identificó que cinco concesiones forestales certificadas por el FSC operaban en Madre de Dios, abarcando más de 573 mil hectáreas. Cerca de la mitad de esa superficie pertenece a Maderera Río Acre SAC, cuyas concesiones se superponen con la zona propuesta para la ampliación de la reserva indígena.

En paralelo, persiste un discurso negacionista por parte de sectores empresariales. Una campaña del Grupo de Desarrollo de Loreto ha retomado esa narrativa, negando la existencia de pueblos aislados a pesar de la abundante evidencia científica y los testimonios indígenas.

Concesiones a madereras y tala ilegal afectan el territorio del pueblo Mashco Piro. (Fotografía: Paolo Aguilar/EFE)

Respuesta internacional

Ante la falta de protección efectiva, el caso llegó a instancias internacionales. En 2025, la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló contra el Estado peruano, tras determinar que violó los derechos de los pueblos Mashco Piro, Amahuaca y Yora, al no proteger sus territorios frente al avance extractivo.

Este fallo llega tras años de denuncias por parte de organizaciones indígenas como Fenamad, que han logrado frenar legalmente la expansión de algunas concesiones, como las 72 anuladas en el noreste de Loreto. Sin embargo, las comunidades temen que la legalización de la tala en tierras indígenas cree un precedente irreversible, debilitando las herramientas legales que han utilizado durante años.

Aumento poblacional de los Mashco Piro

A pesar de las amenazas, líderes locales afirman que la población Mashco Piro ha crecido durante las últimas décadas. “He visto pasar de pequeños grupos a ver hasta 200 personas juntas”, indica Ponciano. Si bien no existe un censo oficial, se estima que podrían ser miles. Este crecimiento natural, sin embargo, los hace más vulnerables frente al avance de las industrias y la falta de servicios básicos de salud y vigilancia.

El líder indígena, Julio Cusurichi reveló para The Guardian que no solo los trabajadores de las empresas extractivas son las víctimas de estos conflictos, sino también los pobladores no contactados. “No sabemos cuántas personas aisladas han muerto en estos conflictos, pero creemos que algunas sí, porque en este tipo de conflictos no son sólo los madereros los que mueren”.

El pueblo Mashco Piro. (Foto: Agencia Andina)

Investigación que reveló su existencia

La historia de visibilidad de los Mashco Piro comenzó en 1999, cuando la antropóloga Beatriz Huertas documentó su presencia en el río Las Piedras y el Tahuamanu. Su informe de 2001, realizado para la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), recomendó proteger dos millones de hectáreas para salvaguardar sus rutas y hábitats.

Gracias a ese informe, el gobierno peruano protegió inicialmente 800 mil hectáreas, aunque solo en una franja limitada. La otra mitad del territorio que Huertas recomendó permanece desprotegida o entregada a concesiones forestales, lo que mantiene a los Mashco Piro en una situación de constante desplazamiento y amenaza.

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