“Hoy subo aquí, señor Feijóo, en nombre de mi padre porque no querría jamás que gobernaran las derechas en nuestro país”, afirmó Yolanda Díaz visiblemente emocionada durante su intervención en el Congreso de los Diputados.
En la mañana del miércoles 9 de julio de 2025, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo compareció ante el Pleno extraordinario del Congreso de los Diputados para responder a las medidas anticorrupción expuestas por el presidente Pedro Sánchez. Su intervención, cargada de emoción y firmeza, adquirió un tono íntimo desde el arranque, cuando evocó a su recién fallecido padre, el sindicalista Suso Díaz, cuya memoria fue un pilar del mensaje político.
El primer foco de su intervención fue una crítica directa a la derecha y, en particular, al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al que acusó de no proponer soluciones reales frente a la corrupción. “No ha hecho una sola propuesta para regenerar España… son el único partido de España y Europa condenado por corrupción”, espetó en dos minutos de réplica vehemente, entre aplausos y gritos en el hemiciclo.
Seguidamente, dirigió su discurso hacia el PSOE, con un tono de conciliación. Reconoció la honradez del presidente Sánchez -«sé que usted es honrado, pero la ciudadanía progresista está angustiada»-, pero advirtió que las quince medidas anticorrupción anunciadas —diez de ellas propuestas por Sumar— no bastan, y que urge “pasar de las palabras a la acción”.
Enumeró con claridad varias reivindicaciones: reforma social, avance en vivienda, aprobación del estatuto del becario o financiación de la ley de dependencia, junto a avances concretos en la lucha contra la corrupción. Subrayó que esta es una “tragedia nacional” que requiere medidas inmediatas, puesto que “gobernar no es resistir, es transformar”.
Entre sus frases más destacadas se escuchó: “No son nuestros funcionarios los que roban, son los políticos los que se corrompen… la corrupción no es una plaga, está aquí porque durante décadas nadie quiso acabar con ella”. Por ello, reclamó que no se cedan ante la tentación de favorecer a las derechas con recortes o debilitar la coalición progresista.
Durante su intervención, Díaz fue interrumpida en varias ocasiones por gritos como “traidora” o “qué papelón” procedentes de PP y Vox, lo que provocó la intervención de la presidenta de la Cámara para restablecer el orden. A pesar del ambiente tenso, supo mantener la compostura, sentándose en los escaños de Sumar para marcar distancia deliberada respecto al grupo socialista.
El momento político de su intervención no estuvo exento de dramatismo: llegó apenas un día después del fallecimiento de su padre —lo que generó un notable apoyo y emotivo reconocimiento en el Congreso— y coincidió con una sesión doble, donde Sánchez compareció por la mañana para anunciar su paquete contra la corrupción, y por la tarde para informar sobre cumbres internacionales
Fuentes de Sumar confirmaron que Díaz había decidido mantenerse en su papel anticipadamente, y que su presencia era clave para sostener la alianza de investidura. Su réplica no solo representó una defensa de su partido, sino también un pulso simbólico: exigió que el PSOE moviera ficha o corriera el riesgo de que Sánchez compareciera “en nombre del PSOE, no del Gobierno”
Finalmente, tras su intervención y tras el homenaje inicial de Sánchez a su padre, Yolanda Díaz partió hacia Galicia para acompañar a su familia en el funeral. Su discurso, mezcla de reivindicación personal y exigencia política, anticipa una legislatura donde la presión de Sumar marcará la hoja de ruta del Gobierno, con especial atención social y cero tolerancia a la corrupción.