La ciudad de Troya fue un punto estratégico hace 5000 años y propició el desarrollo del Imperio hitita. Ubicada en la colina de Hisarlik, a pocos metros del estrecho de Dardanelos, en la actual Turquía, estuvo en la mira de otros pueblos que durante décadas quisieron apoderarse de ella. Su existencia se volvió famosa tras ser mencionada en la Ilíada de Homero. Recientemente, un equipo de arqueólogos habría descubierto elementos que confirmarían que la famosa guerra existió en realidad y no fue producto de la ficción.
Se especula que el conflicto sucedió durante la Edad de Bronce, cuando los troyanos secuestraron a Helena por pedido del príncipe Paris. Esta historia se volvió popular por la estrategia del caballo de madera que sirvió de emboscada para derrotar a los hititas desde adentro de la fortaleza.
Pese a que fue una invención literaria de hace siglos, en 1863 Frank Calvert fue el primero en iniciar una expedición en un perímetro en el que se creía se erigió la antigua ciudad. Luego le siguieron Heinrich Schliemann en 1871 y, por último, Wilhelm Dorpfeld y Carl Blegen, que concluyeron con los trabajos de campo años después.
Aquellas expediciones sentaron las bases y delimitaron el perímetro de lo que fue Troya. Lo cierto es que los trabajos en el terreno nunca cesaron y en 2025 el Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía emplazó un nuevo proyecto con el fin de recolectar más evidencias que sirvan para identificar si la mítica guerra existió o no.
De acuerdo a lo que mencionaron desde National Geographic, los arqueólogos accedieron a la capa de destrucción, un sector específico que, se cree, contiene los restos de diferentes herramientas y armas identitarias del traspaso violento entre la Edad de Bronce Final y la Edad de Hierro. En ese trance, pudo haber sucedido la Guerra de Troya.
Cerca de conocer la verdad
En las excavaciones, los expertos hallaron proyectiles para ser lanzados con una honda, de 3500 años de antigüedad. Justamente, dichas municiones se descubrieron cerca de estructura palaciega atribuida a la Fase VI de Troya, en el período de la Edad de Bronce Final.
Los arqueólogos especularon que los proyectiles se ubicaron en esa posición de forma deliberada y que tenían una función militar. Constituyeron un tipo de arma común para la época y su aspecto era redondeado.
El profesor Rustem Aslan, de la Universidad Canakkale Onsekiz Mart, que estuvo implicado en la expedición, remarcó: “El hecho de que se descubrieran tantas piedras de honda en un área tan pequeña frente al palacio apunta a una actividad relacionada con la defensa o el asalto. Este descubrimiento, junto con dos puntas de flecha del mismo período descubiertas en la zona el año pasado, indica claramente una actividad militar sostenida en torno a las estructuras vitales de la ciudad”.
Cabe destacar que en investigaciones previas, ya se habían registrado otras armas, un claro indicio de un conflicto armado, según los profesionales. Entre ellos, punta de flechas esparcidas por el área. Además, identificaron una destrucción violenta en las áreas ahora definidas como Troya VI y Troya VII, como estratos quemados, edificios destruidos y esqueletos enterrados de manera rápida y descuidada.
“Estas capas de destrucción contienen herramientas de guerra y restos humanos que podrían indicar que allí tuvo lugar un devastador conflicto”, puntualizó Aslan. Cabe destacar que esta operación fue planteada bajo el Proyecto Patrimonio para el Futuro, que impulsó el Gobierno turco para proteger sus sitios históricos más destacados.