Al menos 349 menores de entre 10 y 12 años han sido detenidos en Sonora por su participación en actividades vinculadas con el crimen organizado, informó el delegado de la Fiscalía General de la República (FGR) en la entidad, Francisco Sergio Méndez.
Durante un acto oficial de destrucción de narcóticos y vehículos blindados, realizado cerca de Hermosillo, el funcionario explicó que los menores han sido incorporados por los grupos criminales a tareas operativas, en particular labores de vigilancia, logística y distracción durante operativos: “Los padres tienen que cuidar a sus hijos, es lo más sagrado que tienen”, declaró.
Aunque no especificó a qué años correspondería la cifra, las investigaciones indican que estos niños no son reclutados únicamente en Sonora. En varios casos, las organizaciones los trasladan desde otras regiones del país y los colocan en zonas fronterizas u otras localidades estratégicas. Según el delegado, muchos de ellos no comprenden el alcance legal y personal de sus actos.
Francisco Sergio Méndez señaló que la descomposición del entorno familiar es un factor clave en el reclutamiento infantil. Dijo que la violencia doméstica suele ser el primer punto de quiebre que lleva a los menores a aceptar, o a ser empujados hacia, el entorno criminal.
“Hay que eliminar la violencia familiar, porque es el germen de donde salen estos niños, que aún no comprenden la magnitud de lo que hacen”, indicó.
Aseguró que la FGR trabaja de manera coordinada con el gobierno estatal, encabezado por Alfonso Durazo, en estrategias para fortalecer el sistema familiar y evitar que los menores ingresen en este tipo de redes. Aunque no se detallaron programas específicos, el funcionario insistió en que la atención debe centrarse en la prevención desde el hogar.
Como parte de la respuesta institucional ante este fenómeno, Méndez propuso que se tripliquen las sanciones penales a los adultos que cometan delitos en compañía de menores. La propuesta fue presentada en la Mesa de Seguridad del estado y busca frenar el uso sistemático de niños como herramientas dentro de operaciones criminales.
“He planteado que las sanciones se tripliquen cuando se detenga a criminales acompañados de niños. No puede ser que los utilicen como escudos”, declaró. La medida, dijo, busca disuadir a las redes criminales que aprovechan la edad de los menores para reducir su riesgo legal en caso de detención.
De “El Ponchis” a Juanito Pistolas”: antecedentes del reclutamiento infantil
El uso de menores por parte del crimen organizado no es exclusivo de Sonora ni reciente. Casos emblemáticos como el de Édgar Jiménez Lugo, alias El Ponchis, revelaron hace más de una década que los cárteles integraban niños y adolescentes a sus operaciones armadas.
El Ponchis fue detenido en 2010 en Morelos, a los 14 años, tras confesar decapitaciones y asesinatos ordenados por una célula los Beltrán Leyva. Según sus declaraciones, había sido “levantado” a los 11 años, drogado y obligado a participar en ejecuciones.
Otro caso ampliamente documentado es el de “Juanito Pistolas”, integrante de La Tropa del Infierno, brazo armado del Cártel del Noreste, creado precisamente para entrenar menores de edad como sicarios.
Juanito fue abatido por elementos de la Marina cuando tenía apenas 16 años, luego de escalar en la estructura criminal por su capacidad para cometer actos violentos. Su historia fue mitificada en redes sociales y canciones del narco rap, lo que reforzó el atractivo simbólico del crimen entre jóvenes de entornos precarios.
Periodistas como Óscar Balderas y Luis Chaparro han documentado que, ante la facilidad de manipulación y los beneficios legales —penas reducidas, antecedentes eliminables al cumplir la mayoría de edad—, los cárteles ven a los menores como una “ventaja operativa”.
El reclutamiento no se da únicamente en las calles: también ocurre en videojuegos como Call of Duty o Roblox, así como en plataformas como TikTok o Instagram, donde se glorifica el acceso a dinero, armas y poder.
Según la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), entre 2006 y 2010 más de 25 mil niños y adolescentes estuvieron involucrados en distintos niveles del crimen organizado. Aunque hoy no existen cifras oficiales actualizadas, las organizaciones civiles coinciden en que el fenómeno no ha disminuido, sino que ha evolucionado.