Un chocolate de origen árabe logró lo impensable: generó filas de hasta dos horas en Nueva York, agotó existencias en minutos en tiendas europeas y desató una fiebre de imitaciones caseras en redes sociales. El llamado “chocolate de Dubái” no es una simple barra dulce, sino una experiencia sensorial que combina texturas crujientes, cremosas y pegajosas que provocaron un fenómeno global impulsado principalmente por TikTok.
Una historia que recorrió el mundo
La historia de este dulce comenzó en 2021, cuando Sarah Hamouda, una emprendedora británico-egipcia radicada en Dubái, buscó satisfacer sus antojos durante el embarazo con algo que no existía en el mercado. Así nació Fix Dessert Chocolatier y su ahora famosa barra Can’t Get Knafeh of It, una creación que fusiona chocolate con leche, crema de pistacho, tahini y knafeh.
“El concepto surgió de un momento muy personal: un antojo durante el embarazo. Buscaba algo verdaderamente indulgente, diferente a todo lo que se encuentra en las tiendas”, explicó Hamouda a Vogue Arabia sobre los inicios de su emprendimiento que hoy genera filas virtuales para adquirir sus productos.
La seducción audiovisual
Un factor decisivo en la viralización del chocolate de Dubái fue el aspecto sensorial que transmiten los videos en redes sociales. Los clips más populares muestran el momento preciso en que la barra se parte por la mitad, liberando un sonido crujiente y satisfactorio cuando la capa exterior de chocolate se rompe. Luego, el relleno de pistacho y knafeh se derrama lentamente, creando un efecto visual y auditivo que resultó ideal para contenidos ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma).
“Dedicamos mucho tiempo, esfuerzo y cariño a nuestras barras”, afirmó Hamouda a CNN. “No es solo una barra de chocolate. Queremos crear una experiencia”, aseguró.
La explosión de popularidad llegó en diciembre de 2023, cuando la influencer gastronómica Maria Vehera publicó un video donde partió la barra de chocolate en su automóvil. El clip acumuló más de 122 millones de visualizaciones y desató una avalancha de reacciones en las redes sociales. Los espectadores quedaron cautivados por el sonido crujiente del chocolate al romperse y el hipnótico fluir del relleno cremoso de pistacho.
Desde entonces, miles de usuarios recrearon la experiencia en sus propios videos, con primeros planos de la acción de partir la barra, amplificando el sonido del quiebre y capturando en cámara lenta el momento en que el relleno se derrama. Esta estética resultó perfecta para las tendencias de contenido “satisfactorio” que dominan plataformas como TikTok e Instagram.
Lo que comenzó como un emprendimiento familiar pasó a vender 500 barras diarias, todas agotadas en minutos a través de Deliveroo, el único canal oficial de venta. El precio de 20 dólares por unidad no disuade a los compradores, quienes compiten por conseguir alguna de las limitadas barras disponibles a las 14 y 17.
“El revuelo en torno a la marca ha sido increíble”, comentó Hamouda a CNN. “Para ser honesta, en ningún momento pensé que esto se globalizaría”, agregó la emprendedora, quien asegura recibir mensajes desde Canadá hasta Rumania.
De tradición árabe a fenómeno global
El componente clave del éxito es el knafeh, un postre tradicional de Oriente Medio elaborado con masa filo finamente rallada (similar a fideos), que se fríe hasta quedar crujiente, se baña en almíbar y tradicionalmente se rellena con queso.
Este postre, cuya receta más antigua documentada aparece en un libro de cocina bagdadí del siglo XIII, existe en diferentes variantes según la región. En Siria utilizan agua de rosas, en Líbano prefieren la flor de azahar y los egipcios optan por crema cuajada en lugar de queso.
Otro ingrediente fundamental es el tahini, una pasta cremosa elaborada a partir de semillas de sésamo tostadas y molidas, componente esencial en la gastronomía de Medio Oriente que aporta una textura sedosa y un sabor ligeramente amargo que contrasta con la dulzura del chocolate.
El fenómeno de las imitaciones
La dificultad para conseguir el chocolate original generó un mercado de imitaciones y recreaciones caseras. La chocolatería suiza Lindt lanzó su propia versión llamada “Dubai Chocolate”, mientras que el supermercado alemán Lidl ofreció una alternativa por apenas 5 dólares que causó filas en sus tiendas europeas.
“Tengo un cariño especial por nuestra barra de knafeh. Me trae recuerdos maravillosos de mi infancia, ya que mi madre solía prepararlo en casa”, dijo Hamouda a la revista Falstaff, donde también explicó que la barra debe consumirse “lentamente para apreciar plenamente sus sabores y texturas”.
En Londres, pasteleros crearon tortas de seis capas inspiradas en el chocolate de Dubái. En Singapur desarrollaron un tiramisú con influencia knafeh, mientras que en Nueva York aparecieron copas de frutillas con chocolate belga, crema de pistacho y trozos de knafeh que generan largas esperas.
Un boom que trasciende lo comercial
El éxito del chocolate de Dubái transformó también la percepción de la gastronomía árabe en Occidente. El auge de estas creaciones, aunque diferentes al postre tradicional, generó interés por la cultura gastronómica de Medio Oriente y colocó sabores poco conocidos para muchos occidentales en el centro de atención.
El fenómeno refleja cómo las redes sociales pueden catapultar productos artesanales al estrellato global y crear tendencias que trasciendan fronteras culturales y geográficas. Mientras tanto, Sarah Hamouda planea la expansión internacional de Fix, aunque mantiene el compromiso con la calidad artesanal.
“Cada tendencia tiene su momento. Pero creo que tenemos mucho más que ofrecer y que esto es solo el comienzo”, adelantó la emprendedora a CNN, dejando claro que el viaje del chocolate de Dubái apenas inició.
“Lo que me gustaría que más gente supiera sobre FIX es que es un verdadero esfuerzo colectivo y que hay un equipo increíble que trabaja incansablemente para que todo salga bien”, señaló Hamouda a Vogue Arabia, destacando el carácter artesanal y familiar de su emprendimiento que, sin grandes presupuestos de marketing, logró conquistar el paladar y las redes sociales de todo el mundo.