Los vínculos entre los niños y sus compañeros de cuatro patas han inspirado incontables historias a lo largo del tiempo, ya sea un perro leal, un gato misterioso o ambos, estas relaciones construyen lazos profundos marcados por la ternura, el aprendizaje mutuo y el amor incondicional.
La literatura infantil ha sabido capturar esa conexión con sensibilidad y humor, acercando a los pequeños lectores relatos que además de entretenerlos también los invitan a reflexionar.
Desde aventuras compartidas hasta silencios cómplices, los libros que exploran esta relación muestran cómo los animales ayudan a los niños a afrontar miedos, descubrir la empatía o simplemente disfrutar de la compañía sin juicios ni condiciones. En muchos casos, estos relatos también reflejan el crecimiento emocional de los protagonistas gracias a sus peludos amigos.
A continuación, te presentamos cinco libros que celebran el lazo entre niños, perros y gatos. Cada uno, a su manera, deja claro que cuando hay amor y respeto, las palabras sobran y los maullidos o ladridos bastan.
Libros que reflejan el nexo inquebrantable entre niños, gatos y perros
1. Perla, la súper perrita (2024)
En su debut literario infantil, Isabel Allende, la reconocida escritora chilena presenta a Perla, una perrita con dos súper poderes: rugir como un león y hacer que todos la quieran. Pero su verdadera fuerza se revela cuando descubre que su hermano humano, Nico Rico, está siendo acosado en la escuela. Perla no lo piensa dos veces, tiene que intervenir. Con una historia conmovedora sobre valentía, empatía y amor, la autora ofrece una narrativa entrañable para compartir entre generaciones.
2. Mi gato siempre me imita (2013), de Kwon Yoon-Duck
Este libro ilustrado coreano retrata con humor y ternura la relación simbiótica entre una niña y su gato: “Cuando me escondo, él se esconde. Si tiendo la ropa, él también lo hace.” Así, a través de situaciones cotidianas y gestos compartidos, el lector descubre una complicidad silenciosa, tan típica entre los felinos y sus humanos. Una obra sencilla pero profunda, ideal para los pequeños observadores que ven en sus mascotas una extensión de sí mismos.
3. El mejor perro del mundo (2013), de Miriam Moss
Quique le teme a los perros, y especialmente a Pipo, el gran perro de su abuelo. Curiosamente, Pipo tampoco está cómodo con los niños ni con los gatos. Pero una inesperada tormenta durante una excursión cambiará su percepción para siempre. Publicado en 2013, este relato conmovedor muestra cómo las situaciones límites pueden acercar a quienes más se temen. Una historia sobre el valor, la transformación y el descubrimiento de la amistad verdadera.
4. El gato de Matilda (2014), de Emily Gravett
Matilda está decidida a jugar con su gato: quiere que suba a los árboles, que corra detrás de ovillos o que se disfrace con ella. Pero su gato tiene otras ideas. Con ingenio visual y un humor sutil, Emily Gravett, ganadora de múltiples premios en literatura infantil, nos muestra en este libro cómo la paciencia, la observación y el respeto por el otro pueden convertirse en la base de una relación genuina. Porque a veces, amar también es aprender a dejar ser.
5. ¡Baja, gata! (2013), de Sonya Hartnett
Cuando llega la hora de dormir, la gata de Nicolás se niega a bajar del tejado. Nicolás se preocupa: teme por ella, por la oscuridad, por lo desconocido. Pero esa noche, ambos vivirán una experiencia que les permitirá enfrentar sus temores y hacerse más fuertes. Publicado en 2013, este poético relato de Sonya Hartnett resalta el valor de la conexión emocional entre niño y animal, incluso en los momentos más silenciosos.
Cómo beneficia a las infancias el vínculo con su mascota
La convivencia entre niños y animales de compañía, como perros y gatos, ofrece diversos beneficios para su salud emocional y desarrollo personal. De acuerdo con la Fundación Affinity, organización creada en 1987 por Affinity Petcare, estos vínculos mejoran la calidad de vida, reducen el estrés y disminuyen la incidencia de trastornos como la depresión, pero en la infancia su impacto es aún mayor, ya que ayudan a los menores a construir su autoestima, asumir responsabilidades y aprender valores esenciales como la empatía y el respeto.
Los niños que crecen con animales en casa desarrollan una fuerte noción del cuidado del otro. Según datos de la fundación mencionada, los conceptos más asociados por los menores a sus mascotas son “cuidar”, “alimentar” y “jugar”. Estas tareas pueden adaptarse a cada etapa de crecimiento, por ejemplo, los más pequeños pueden encargarse del agua y la comida, mientras que los mayores pueden salir a pasear con el animal o asistir a sus controles veterinarios.
A ello se suma la dimensión emocional, ya que para el 46% de los niños, su mascota representa su principal fuente de apoyo emocional después de los padres. En situaciones de tristeza, miedo o conflicto, recurren al contacto físico con su perro o gato para encontrar alivio, una relación estable que actúa como un regulador del comportamiento infantil, ayudando a disminuir miedos y a fomentar una actitud más abierta y empática.
Finalmente, se ha demostrado que los animales de compañía son útiles en entornos escolares; un ejemplo es el proyecto impulsado por la Fundación Affinity en la Escola Lleó XIII, donde perros de terapia ayudaron a los alumnos en su primer día de clases, logrando reducir la ansiedad por la separación familiar, facilitando una transición más tranquila al entorno escolar.