La Argentina atraviesa un momento de profunda reconfiguración económica. El nuevo gobierno ha sentado las bases para una macroeconomía más ordenada, con equilibrio fiscal, apertura comercial e incentivos a la inversión productiva. Por otro lado, reformas estructurales en los aspectos impositivos, laborales y en infraestructura tardan en llegar, y en caso de ocurrir, demorarán en su impacto. En este contexto, el verdadero desafío para las empresas no es solo adaptarse, sino repensar de raíz su estrategia competitiva.
Hablar de “mejorar la competitividad” en las empresas suele traducirse, casi automáticamente, en “bajar los costos”. Sin embargo, reducir ineficiencias, aunque necesario, es solo una parte de la ecuación. Enfocarse únicamente en los costos lleva a una lógica de achicamiento: recortes, inversiones postergadas y pérdida de talento. Es una estrategia defensiva que puede aliviar tensiones inmediatas, pero rara vez genera ventajas duraderas.
Por el contrario, la verdadera competitividad se construye a partir de una estrategia integral, donde distintos pilares se potencian entre sí. Para las empresas argentinas, esto implica desarrollar de manera coordinada:
• Acceso y posicionamiento en mercados: clave para crecer, exportar y adaptarse a consumidores diversos
• Capacidad de diferenciación: a través de innovación continua en productos, servicios o modelos de negocio
• Gestión del talento y la tecnología: motores de sustentabilidad y adaptación
• Gobernanza estratégica: que alinee cultura organizacional, decisiones ágiles y visión de largo plazo
• Eficiencia operativa: no como recorte, sino como excelencia en procesos, automatización y escala
Estos ejes funcionan como un sistema: reforzar uno solo no basta. Competir hoy exige articular capacidades dinámicas que permitan anticiparse, aprender y adaptarse en entornos inciertos.
Además, todo indica que en muchos sectores se avecina una ola de reestructuración y consolidación. Las empresas más eficientes y con visión buscarán escalar, ganar participación y optimizar recursos. En ese marco, desarrollar capacidades en fusiones y adquisiciones (M&A), así como construir asociaciones estratégicas –con competidores, proveedores o startups– será tan determinante como producir bien o vender más. Una estrategia de M&A bien ejecutada no solo permite compensar la volatilidad del crecimiento orgánico, sino que también acelera la incorporación de capacidades y la entrada a nuevos mercados.
En un mundo donde lo impensado se ha vuelto estructural, competir exige visión ofensiva: elegir los mercados adecuados, construir ventajas diferenciales, potenciar talento y tecnología, y tejer redes de valor más sólidas.
Un caso paradigmático es el de Grupo Don Mario (GDM). Nacida en Chacabuco hace poco más de 40 años, y hoy líder global en genética de soja, esta empresa está presente en más de 15 países. En 2023 adquirió Biotrigo (empresa brasileña especialista en genética de trigo), y en 2024 cerró la compra del negocio de maíz y sorgo de KWS en Sudamérica. Finalmente, acaba de anunciar la compra en Estados Unidos del 100% de Agreliant, empresa con fuerte presencia en el mercado americano y acceso a genética de maíz de primer nivel.
Estas operaciones revelan una estrategia clara de diversificación, expansión tecnológica y posicionamiento internacional. Pero GDM no crece solo vía adquisiciones: también construye alianzas con centros académicos de China y EE.UU., invierte en I+D en edición génica y desarrolla servicios complementarios ligados a la semilla. Combina innovación, M&A y cooperación inteligente para ganar escala, consolidación y competitividad global.
La competitividad moderna exige pasar de la lógica del ajuste a la lógica del crecimiento. De gestionar la escasez a diseñar abundancia de oportunidades. No es un camino fácil en una economía volátil, pero es el único viable para construir un futuro más sólido.
Competir no es sólo resistir: es construir, innovar y liderar. Requiere visión, disciplina y audacia. Las empresas argentinas necesitan menos urgencia y más estrategia. Solo así dejarán de correr de atrás a los problemas y podrán convertirse en protagonistas de sus industrias y mercados.