Lo que comenzó en 2022 como episodios persistentes de fatiga, dificultad para respirar, vómitos y una sensación constante de ahogo, marcó el inicio de una larga travesía médica para María Angélica Bonett, auxiliar de enfermería nacida en Ocaña, Norte de Santander.
A pesar de acudir a distintos centros médicos en busca de respuestas, los síntomas que afectaban su vida diaria fueron erróneamente atribuidos a ansiedad y posibles secuelas del covid-19. Esta interpretación errónea prolongó el diagnóstico preciso y permitió que su condición avanzara silenciosamente.
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Fue en Bucaramanga donde finalmente se confirmó lo que realmente afectaba su salud: una cardiomegalia severa causada por la enfermedad de Chagas, una infección parasitaria transmitida por el insecto conocido como “pito”. Esta enfermedad, aún común en varias zonas rurales de América Latina, puede derivar en fallos cardíacos graves si no es tratada a tiempo.
Durante dos años, María Angélica vivió con un cardiodesfibrilador implantado y bajo tratamiento farmacológico. Sin embargo, en mayo de 2025, su estado clínico llegó a un punto crítico.
Las alternativas tradicionales ya no eran viables: necesitaba urgentemente un trasplante de corazón o una terapia de soporte mecánico.
Corheart 6: la tecnología más pequeña y avanzada del mundo
Frente a la escasa disponibilidad de donantes y la urgencia de su estado, el equipo médico del Instituto Cardiovascular del Hospital Internacional de Colombia, ubicado en Floridablanca (Santander), le propuso una alternativa pionera en el continente: el implante del dispositivo Corheart 6, el corazón artificial más pequeño y avanzado hasta la fecha.
Así, María Angélica se convirtió en la primera paciente en América en recibir este dispositivo de asistencia ventricular, posicionando a Colombia como el cuarto país del mundo en lograr este procedimiento, después de Alemania, China y Austria.
“Estamos satisfechos con los resultados, pero especialmente con la oportunidad de seguir salvando vidas. Hasta ahora, en Colombia solo contábamos con una opción disponible. La llegada de este nuevo dispositivo, por su tamaño, tecnología y versatilidad, amplía significativamente las alternativas terapéuticas, incluso para pacientes pediátricos”, explicó el doctor Leonardo Salazar Rojas, director del Programa de ECMO y Asistencia Ventricular del HIC.
El Corheart 6 utiliza una bomba de flujo continuo que se conecta al corazón mediante una línea externa (driveline), alimentada por una fuente de energía externa. Su mayor innovación radica en el diseño: mide apenas 5,5 centímetros de largo, 2,8 centímetros de diámetro y pesa 90 gramos. Esta miniaturización facilita su implantación incluso en pacientes con contexturas físicas pequeñas, abriendo una nueva posibilidad para tratamientos en niños.
Un trabajo colaborativo de alta complejidad
La implantación de esta tecnología de vanguardia requirió la articulación de un equipo multidisciplinario conformado por cirujanos cardiovasculares, cardiólogos, anestesiólogos, perfusionistas, enfermeros e ingenieros biomédicos. Además, se contó con la asesoría de un especialista alemán con experiencia directa en este tipo de procedimientos, garantizando el cumplimiento de estándares internacionales en medicina cardiovascular.
“La cirugía fue un éxito. Pocas horas después del procedimiento, la paciente ya se encontraba despierta, hemodinámicamente estable y tolerando la alimentación. Continúa en recuperación y preparándose para regresar a casa”, informó la doctora Lorena Montes, cirujana cardiovascular líder de la intervención.
Más allá del éxito clínico, el implante del Corheart 6 simboliza una nueva oportunidad para María Angélica, quien había perdido su independencia, su empleo y buena parte de su calidad de vida. Ahora, su horizonte es distinto. “Cuando me dijeron que mi corazón no podía más, sentí que el tiempo se había acabado. Me asusté, lloré mucho, pensé en mis papás… pero nunca perdí la fe. Ya no pienso en sobrevivir, sino en vivir. Quiero aprender modistería, hacer algo con mis manos, sentirme útil”, expresó emocionada.
Este dispositivo no solo prolonga la vida mientras se espera un trasplante, sino que en muchos casos pueden permitir a los pacientes vivir por años con buena calidad de vida, sin necesidad de reemplazo cardíaco. Así lo confirmó la doctora Montes: “No solo son un puente hacia el trasplante; en muchos casos pueden convertirse en una terapia de destino”.
Es por ello que, en un contexto donde la escasez de órganos donantes sigue siendo un obstáculo, la introducción de dispositivos de asistencia ventricular avanzados como este abre una nueva vía para enfrentar la insuficiencia cardíaca avanzada.