Presentación del libro “Comunicación, Deporte y Derechos Humanos” de Gustavo Veiga

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El viernes pasado tuvo lugar en Necochea la presentación del libro “Comunicación, Deporte y Derechos Humanos”, obra del periodista y docente universitario Gustavo Veiga.

El evento se desarrolló en la sala del Café 1000 Formas, ubicada en el Centro Cultural de Necochea, con organización del propio Centro Cultural y el auspicio del Círculo de Periodistas Deportivos de la ciudad.

Desde el inicio, Veiga ofreció un testimonio espontáneo y emotivo, agradeciendo a referentes locales y rememorando su vínculo personal con Necochea, ciudad donde compartió momentos familiares entrañables y que, según sus palabras, “no podía faltar” como sede de esta tercera presentación, luego de Buenos Aires y Mar del Plata.

La obra fue editada por la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y cuenta con el prólogo de Fernando Signorini, reconocido entrenador y amigo de Diego Maradona. El autor destacó con emoción el compromiso ético y político de Signorini, recientemente declarado personalidad destacada del deporte por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Durante el encuentro, Veiga relató aspectos de su trayectoria como periodista gráfico, columnista en medios nacionales y docente universitario, y narró experiencias vinculadas al mundo del deporte, como su participación juvenil en torneos locales y su vínculo con figuras pedagógicas del deporte en la ciudad. Señaló que el libro reúne textos surgidos a lo largo de su vida profesional, abordando temas históricos y contemporáneos desde la perspectiva del deporte y los derechos humanos.

Uno de los ejes centrales de la obra es la defensa del modelo de clubes como asociaciones civiles sin fines de lucro frente a los embates privatizadores y el avance de las sociedades anónimas deportivas. Para ilustrar esta problemática, citó ejemplos de países como España, Chile y México, donde la transformación de clubes en entidades empresariales generó consecuencias negativas. Al mismo tiempo, recordó el caso de Racing Club en Argentina y la emblemática frase de la contadora Ripoll que anunciaba su disolución, aunque el club volvió a resurgir y sigue vigente como símbolo de identidad barrial y deportiva.

Veiga remarcó la invisibilización de prácticas y luchas sociales en los medios tradicionales y valoró la comunicación como herramienta política fundamental. Afirmó que “las ideas que no se conocen, no luchan”, y defendió el uso responsable de las redes sociales para amplificar voces populares, alertando también sobre su uso destructivo en manos de discursos violentos.

El autor compartió una serie de reflexiones sobre el sentido colectivo en el deporte, contrastando con la promoción del individualismo, la meritocracia y el “sálvese quien pueda”. Afirmó que en Argentina se destacan los deportes colectivos como fútbol, básquet, hockey, voley y rugby, y que incluso en disciplinas individuales como el tenis, el logro depende del trabajo en equipo. También criticó la falta de políticas sostenidas en el deporte olímpico y paralímpico, señalando los ciclos de desinversión y abandono entre eventos internacionales.

En otro tramo de la presentación, recordó la persecución ideológica a deportistas como Delfo Cabrera o los campeones mundiales de básquet de 1950, quienes fueron marginados por su identificación con el peronismo tras el golpe de Estado de 1955. Rescató además los años de mayor expansión del deporte como política pública, entre 1945 y 1955, y celebró su incorporación en este trabajo como memoria necesaria.

La presentación cerró con una invitación a recuperar el encuentro cara a cara como forma de construir sentidos, lejos de la virtualidad vacía. “Compartir los cuerpos, componer con esos cuerpos”, dijo Veiga, retomando el valor del deporte como lugar donde la corporalidad enseña y vincula. Reconoció también su participación en la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, desde donde se proyectan estrategias para disputar sentidos en el espacio público y comunicacional.

Finalmente, convocó al público presente a realizar preguntas, compartir ideas y continuar la conversación. “Dije todo lo que me brotó, sin libreto. Si quieren compartir, preguntar, reflexionar, estamos acá”, cerró Veiga, reafirmando que la palabra sigue siendo una herramienta potente de transformación social.

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