Blanca Romero aparecía la semana pasada en el programa de televisión ‘Mis raíces’, de Isabel Jiménez, y se rompía al recordar su historia profesional y personal. Como nunca antes la habíamos visto, la actriz le confesaba a la presentadora cómo vivió su éxito en el mundo de la moda y su aparición en la prensa del corazón debido a su historia de amor con Cayetano Rivera.
Recientemente ha sido preguntado por esto en el rodaje de ‘Pura Sangre’, por su matrimonio con el torero y desvelaba que ese amor surgió cuando la vida se lo puso en el camino: «Llega cuando tiene que llegar, en el momento oportuno, siempre y lo que pasa, hasta lo malo, son lecciones que te toca vivir para crecer y evolucionar».
Entre risas, Romero confesaba que «está todo dicho» respecto a Cayetano y bromeaba con que «cuando tenga 80 años seguiré preguntándome por Cayetano» al que «adoro y adoraré siempre», recalcaba la actriz.
Ahora que se ha celebrado el 21 aniversario de la muerte de Carmina Ordóñez, Blanca comentaba que fue «la morena más guapa que hubo en España, la más guapa de todas», pero sin embargo no entendía que después de tantos años se le siga preguntando por ella.
«Yo creo que es hasta de falta de respeto preguntar por una persona fallecida, que no está, incluso a su familia, eso tenéis que preguntárselo a su familia… no podéis seguir preguntando por lo mismo después de 20 años», decía la actriz.
En ese contexto, Blanca aseguraba que la prensa tiene que renovarse porque «la gente evoluciona, los tiempos avanzan, los tiempos cambian y tenéis que dar un aire fresco a este país, no podéis seguir preguntando por gente, a la otra, por el novio de no sé qué».
En cuanto a la crianza de su hija Lucía, de lo que también habló con Isabel Jiménez, Blanca ha confesado que no es algo que solo vivió ella porque «todas las compañeras de profesión que siguen trabajando ven a sus hijos lo mismo, porque hoy están en Nueva York, mañana en París en el desfile de tal, se van disparando en Dublín y luego están haciendo la campaña en Japón de no sé qué».
En ese aspecto, piensa que hay que normalizar que era su profesión y que lo hizo como pudo, pero ella tuvo que enfrentarse a la crítica en el pueblo porque «en el pueblo se ve que las madres, las mujeres, tienen que estar con sus hijos, tienen que dejar todo, cuidar su casa y estar ahí y yo era modelo, viajaba por el mundo entero y era mi profesión, la que me dio tanto a mí y a mi hija, tanto, que hoy en día ella ejerce de eso».