¿Cuántas cosas deben estar pasando por estas horas por la cabeza de Valentín Gómez? Uno de los mejores defensores del fútbol argentino fue presentado este sábado como nuevo jugador de Betis. Después de las experiencias anteriores, todas las partes eran cautas, pero la cuarta fue la vencida para el zurdo zaguero de Vélez al que se le habían frustrado tres transferencias que pudieron cambiarle el destino. Sin embargo, una vez más el fútbol da revancha. Con una simpática canción del cantautor andaluz Fran Perea, Valentín fue anunciado en las redes béticas.
El acuerdo económico estaba sellado: la entidad de Liniers recibiría 6.500.000 de dólares por el 90% del pase, más un bono futuro por objetivos a cumplir y una plusvalía del 10%. El punto central, informaban desde España, estaba centrado en la revisión médica. No se trataba de un detalle menor, por más que Valentín Gómez demostró tener condiciones para estar a la altura tanto física como futbolística en las principales ligas de Europa. Pero hay un antecedente que lo marcó y por eso debió esperarse el anuncio oficial para dar por concluido el traspaso.
Tras tener un muy buen 2024, Gómez había aparecido en el radar de Boca y River y también de clubes de Europa. Se sabe que entre clubes argentinos es complejo hacer una transferencia de este estilo con respecto a una figura de otra institución (lo que hizo el Millonario con Maxi Salas fue una excepción a la regla) y más si la cláusula de rescisión que tenía Valentín Gómez era de 10.000.000 de dólares. Pero ahí fue cuando, en primera instancia, habían aparecido algunas estrategias conjuntas.
La primera y más firme fue la del City Group, que estaba dispuesto a incorporar a Gómez para luego cedérselo a préstamo a River. Tan en serio iba la negociación que el defensor llegó a viajar a Italia para hacerse la revisión médica a fines de julio de 2024. Pero al jugador le encontraron una lesión en el menisco de su rodilla izquierda y eso hizo caer la operación: “Es algo duro, pero lo importante es que yo estoy bien, mi rodilla está bien y estoy listo para jugar”, había dicho el defensor no bien regresó al aeropuerto de Ezeiza. Y había agregado: “La verdad salió una lesión que había tenido en el menisco en el 2021, que fue una lesión muy chiquita y se ve que eso fue lo que saltó. Jugué todos los partidos sin ningún tipo de dolor. Quisiera dar un paso en mi carrera, si es River, mejor; y si sigo en Vélez, con las mismas ganas de siempre”.
Siguió en Vélez, se enojó con River, se dio el gusto de ser campeón en un muy buen equipo construido por Gustavo Quinteros y acaba de darse otra alegría ya con Guillermo Barros Schelotto logrando el Trofeo de Campeones ante Estudiantes, en la cancha de Independiente.
Ahora tendrá revancha en su aspiración a seguir su carrera en Europa o dar un salto de calidad, pero antes también sufrió otra frustración, otra transferencia trunca que incluso generó cortocircuitos internos con los dirigentes de Vélez. En febrero de 2025, fue tentado por los millones de Foster Gillett, el empresario que lo iba a ubicar en Udinese. Gómez llegó a viajar a Italia, estuvo entrenando corriendo en una plaza durante varios días porque las negociaciones se dilataban. La transferencia se iba a hacer en 8.500.000 de dólares. Sin embargo, el empresario estadounidense, quien se había comprometido a financiar la operación como intermediario, no realizó el desembolso pactado.
Un mes antes había fracasado el pase de Gómez a Cruzeiro, de Brasil, contactos que también había realizado Foster Gillett. Hasta se había especulado en que podría recalar en Estudiantes, dado el acuerdo del empresario con Juan Sebastián Verón, presidente del Pincha. Pero esa posibilidad se descartó antes de nacer. Sin embargo, una acumulación de situaciones generaron entre febrero y marzo tensión entre el futbolista y los dirigentes. Fabián Berlanga, presidente de Vélez, lo había emplazado para que se reintegre a los entrenamientos.
El 7 de marzo, luego de semanas que para Valentín Gómez fueron un calvario, volvió a ponerse la camiseta de Vélez. Fue en el triunfo por 1-0 a San Martín, de San Juan, mientras Guillermo Barros Schelotto estaba sellando su acuerdo para ser el nuevo DT. Pero esa tarde, el defensor se desahogó: “Creo que no estaba al cien por ciento para jugar. Me preguntó Marcelo [Bravo] -el DT interino a la espera del Mellizo- si estaba listo y le dije que sí, que lo iba a intentar hasta donde podía, desde el lugar de que me venía entrenando. Es verdad lo que se dijo: estuve entrenando en una plaza, pero eso también es culpa de la dirigencia de Vélez. Si bien el principal responsable es Foster, no les costaba nada enviar un permiso para entrenar a contra turno”, había declarado repartiendo responsabilidades hacia ambos lados.
Y mantuvo su bronca en el relato: “Me tuvieron diez días llorando en una habitación, sin poder entrenar. Así que, desde ese lado, estoy un poco con bronca porque después somos nosotros los que damos la cara y somos los responsables del mal momento que vivimos, pero las condiciones para entrenar no son óptimas, las canchas no están en el mejor estado, los vestuarios hay que remodelarlos. Hay que hacer muchas cosas para que Vélez siga siendo lo que es, un gran club”. Se notaba que su enojo acumulaba varios factores. Y explotó.
La primera tarea de Barros Schelotto fue bajar la espuma. Volver a contar con el jugador pero charlar con él para hacerle ver que no iba a servir de nada tener una actitud bélica, que sólo debía enfocarse en jugar y en volver a rendir como él sabía. Que, de esa manera, tendría revancha para la transferencia que él seguía teniendo ganas de concretar.
Volvió a ser más noticia por lo que jugaba que por las informaciones que surgían sobre su futuro en un equipo de Vélez que fue de menor a mayor con Guillermo y Gustavo, mostrando crecimiento día a día desde lo grupal y futbolístico. Y volvió a sonreír luego de la final ganada a Estudiantes por la Supercopa Internacional, con la victoria por 2-0 el 8 de julio pasado. Valentín Gómez fue titular y estuvo a la altura del partido, una vez más.
Un tío que mete la cabeza así… compradlo @RealBetis !! Valentín Gómez pic.twitter.com/7AghqLgMGk
— Paco Maqueda (@PacoMaqueda) July 18, 2025
No es fácil encontrar centrales zurdos de jerarquía en el fútbol argentino. Valentín Gómez, por condiciones y proyección -acaba de cumplir 22 años- es uno de ellos. Por características y tenacidad se le pueden encontrar similitudes con Lisandro Martínez, quien hoy se recupera de una lesión en Manchester United. Esa agresividad para marcar y no dejarse superar se ve seguido, pero hubo una imagen que se volvió viral durante el partido decisivo con Huracán en donde terminó trabando con la cabeza antes de ligarse su zapatazo de Wanchope Ábila. “The Butcher” (o el “Carnicero”), como lo idolatran en Inglaterra, se gestó debido a su estilo de juego defensivo agresivo y combativo. ¿Nacerá uno nuevo con la llegada de Valentín Gómez a España?.
En este mercado, el primero que lo había tanteado había sido Feyenoord, de Países Bajos, aunque Betis apareció con una oferta superadora. Pero si Gómez da el salto de calidad y demuestra en Europa lo que supo evidenciar en Vélez, además de conseguir una mejora lógica en la técnica individual, las decisiones tácticas y el roce físico, podría estar en la consideración de Lionel Scaloni para la selección argentina nada menos que a un año del Mundial 2026.
Pero eso sería ir demasiado lejos. Valentín Gómez necesita más millas de vuelo en un campo de juego que arriba de un avión. Betis con los argentinos Giovani Lo Celso y Ezequiel Chimy Ávila (y sobre todo pasar a estar bajo la tutela de un entrenador serio como Manuel Pellegrini) le daría un escenario apto para ese desarrollo. Él marca la diferencia jugando, no corriendo alrededor de una plaza. Lo demás, está claro, se lo tendrá que ganar.