Oasis sigue sin pausas en la ruta del tour de conciertos que comenzó el 4 de julio pasado en Cardiff y que tiene en agenda un total de 41 conciertos que incluirán, casi al final del tour, funciones en Buenos Aires. El viernes 25 de julio, el grupo de los hermanos Gallagher dio el primero de los siete conciertos programados en el mítico Estadio Wembley de Londres y la 104.9 +Música estuvo allí, con la ganadora del concurso LA NACION World Tour.
Fue una tarde calurosa en este verano londinense. Cast y el ex The Verve Richard Ashcroft fueron los encargados de poner en marcha el escenario, con shows que para nada se sintieron como un relleno. Para el momento de los soportes, el Wembley estaba cubierto al cincuenta por ciento de su capacidad, con un público bien dispuesto a cantar. Ashcroft es amigo de los Oasis desde hace décadas y el público conoce perfectamente los hits del cantante que se sucedieron durante la tarde. Éxitos como “Sonnet”, “The Drugs Don’t Work”, “Lucky Man” y el himno noventoso “Bittersweet Symphony” sonaron a pleno, rememorando los años de oro del britpop de los 90. Así, el solista cerró su set con todo el estadio cantando.
A las 20.15 fue el turno de Oasis. Pasaron 16 años, proyectos solistas (Beady Eye para Liam y Noel Gallagher’s High Flying Birds, para el mayor de los hermanos) y muchas peleas a través de las redes, más que nada del lado de Liam con chicanas de todo tipo. Sin embargo, Oasis volvió a tocar en la capital británica. Después de los shows de Cardiff y de Manchester, los hermanos Gallagher conquistaron, como hace 30 años, el corazón del Reino Unido. Lo hicieron desde el contundente inicio de “Hello”, previo repaso en las pantallas de los recortes de diarios y noticieros anunciando el gran regreso y toda la fiebre que se produjo el año pasado, a la hora de la puesta en venta de las entradas.
Mejor que antes
Lo que se escuchó desde ese momento fue una banda aceitada, que suena, incluso, mucho mejor que en aquellos fatídicos días de 2009 en los que, previo revoleo de guitarras, Noel anunciaba en Paris que la cosa con su hermano Liam no iba más.
Esta vez fue diferente. A Noel Gallagher se lo vio, vestido de camisa y gafas oscuras, con excelente humor. A su hermano, con su abrigo (parka) de siempre, más allá del calor del estadio, afinado y contento, aunque largaba miradas desafiantes al público cuando su hermano cantaba. No se sacó nunca su “buckethead” (gorro estilo Piluso).
Noel dedicó canciones a mujeres y hombres (“Talk Tonight” y “Little By Little”, respectivamente). También hubo una dedicatoria muy especial cuando llegó el momento de “Rock n Roll Star”. La imagen de Ozzy Osbourne -fallecido el último martes– fue la que apareció en pantalla. También hubo cruces de temas: “Whatever” se entremezcló con “Octopus’s Garden”, de los Beatles. Una figura de Pep Guardiola se convirtió en un integrante más de la banda, con bufanda y escudo del Manchester City, al momento de “The Masterplan”.
El setlist parecería ser el mismo durante toda la gira, un signo de estos tiempos. Como gran maquinaria de rock de estadios, deja poco margen para improvisar entre un show y otro, por lo menos en el Reino Unido. ¿Cambiará eso en el tramo por América (incluida la Argentina)? Es poco probable, salvo por alguna que otra canción que pueda ser un guiño local. No más que eso. Igualmente habrá que esperar a noviembre.
Mientras tanto, se puede decir que, por lo que viene ofreciendo el grupo, que las que tenían que estar, estuvieron. “Acquiesce”, “Champagne Supernova”, “The Masterplan”, “Don’t Look Back In Anger”, “You Know What I Mean”, “Live Forever”, “Wonderwall”, “Cigarettes And Alcohol”, “Little By Little”. Y también se podría hacer una lista con las que algunos pudieron haber extrañado. “Lyla”, “Songbird”, “The Importance Of Being Idle…»
En cuanto a la banda, se nota el trabajo previo, los ensayos, el cuidado en los arreglos originales e, incluso, la preparación física, fundamentalmente de Liam, quien canta afinado y no perdió el caudal de su voz después de años de rock and roll y excesos. Los “Hermanos Macana” del rock hace rato que se cuidan. Queda claro, viendo el show en vivo, que Oasis no son solo los Gallagher. Hay una gran banda detrás, que acompaña con oficio y perfección.
Los fans son otra historia para ser contada. Los ingleses no hacen pogo, no por lo menos como los argentinos, pero saltan y tiran cerveza por el aire apenas empiezan las canciones más rockeras. El cruce generacional se vislumbra a la perfección desde el ingreso al Wembley. Padres que eran adolescentes en los noventa -en los días de gloriosos de discos como “(What’s The Story) Morning Glory?; Be Here Now o Definitely Maybe- junto a hijos que se criaron escuchando a la banda y que ahora tienen la oportunidad de verlos en vivo por primera vez. En muchos casos la adoptaron como propia.
Esos chicos cantan a la perfección las letras de canciones de épocas en que todavía no habían nacido. Chicos que tienen menos años que los dieciséis que el grupo llevó separado. Y es por eso que quedan postales de aquellos padres con chicos adolescentes o de amigos abrazándose, que se reencuentran con su banda favorita; un hijo de veintipico que llora con su madre de más de 60. Esas son las imágenes que vimos desde el campo con Camila Agüero, ganadora del concurso LA NACION World Tour.