En Chapadmalal, una alucinante casa con una parte semienterrada y otra que parece flotar

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Si hay algo que caracteriza a Cristina y Germán Moro es su entusiasmo por vivir el hoy. Y cuando sienten el llamado del mar, no tardan en llegar a la casa que construyeron en el barrio privado Barrancas de San Benito, cerca de la playa.

La zona es agreste, un paisaje ondulado con vistas a las chacras vecinas.

Cuando empezaron a soñarla, la imaginaron como un espacio divisible, con dos partes que pudieran funcionar de forma independiente o interconectadas para poder recibir a toda la familia. La idea se hizo realidad y hoy es el punto de encuentro de hermanos, hijos y amigos. Es, como ellos mismos dicen, “la gran morada”.

Amoldarse al terreno

La pareja llegó al estudio TAM, integrado por los arquitectos Guillermo Elgart, Silvia Tammone y Juan Albarenque con un deseo muy claro: vivir como si estuvieran afuera, pero protegidos. Ese fue el disparador de lo que vendría.

En uno de los ingresos se instaló un cilindro varillado donde se guardan las bicis y la leña. También funciona como filtro entre la calle y el estacionamiento.

Cristina y Germán sabían cómo querían sentirse en su casa. Nuestra tarea fue traducir eso en materia, espacio y paisaje.

Arqs. Guillermo Elgart, Silvia Tammone y Juan Albarenque, de estudio TAM

“Siempre partimos del respeto por el entorno natural”, explica Elgart. “Las ondulaciones y la pendiente fueron determinantes al dialogar con el lugar. En el Estudio, nunca nivelamos o rellenamos; jamás construimos como si el terreno no existiera: nos amoldamos a él”, enfatiza.

Los cerramientos tienen doble vidriado hermético, lo que evita pérdidas térmicas.

Así se fueron perfilando las formas tan particulares de esta casa que, evitando a toda costa convertirse en un objeto artificial, se integra al espacio habitado por cipreses ‘Lambertiana’ añosos que guiaron muchas de las decisiones de diseño y construcción.

Bajo un manto de hormigón y verde

Cubierta de vegetación y siguiendo la forma del terreno, una «onda» de hormigón alberga una parte importante de la casa: una planta libre con un dormitorio, cocina, estar y patio.

La cubierta verde, de unos 40 cm de espesor, también contribuye al aislamiento térmico, lo que hace a la casa muy confortable todo el año.

“La casa es muy introvertida. Con la topografía logramos casi completa privacidad respecto de la calle”.

Ya desde el ingreso, la madera es uno de los hilos conductores del hogar.

La casa tiene dos bloques habitables, cada una con su ingreso para darles independecia a anfitriones y huéspedes. Ahora, los invitamos a recorrer el que está semienterrado.

Adentro del volumen de madera se alojan el lavadero, el toilette y áreas de guardado.

Un volumen de madera de forma “ameboidea”, como dicen los arquitectos, es la encargada de delimitar los sectores públicos y privados, organizar la circulación y albergar todas las funciones sin recurrir a tabiques tradicionales.

“Buscamos que el mobiliario sea parte de la volumétrica que conforma los espacios”. Acá, la isla del sector de la cocina se integra con el de estar.

“El interiorismo cambia en cada planta porque quisimos causar sentires distintos. En este sector, bajo el manto, todo es más terroso, natural, en relación a las raíces y el agua”.

La vegetación, presente desde todos los ángulos.La curva del terreno le da forma al techo de este sector, en el que se colocaron luminarias colgantes que le dan luz puntual a la mesa de comedor.

Corazón del hogar

Aprovechando el hueco del terreno, se instaló un patio central súper privado, que hoy es el corazón de la casa.

Un sillón estilo BKF y una mesa baja de madera hacen juego con el sofá que se vuelve protagonista en las noches de fuego encendido.

Los límites entre interior y exterior se diluyen por medio de enormes carpinterías corredizas que se abren por completo. El efecto se reforzó manteniendo el mismo material en el piso y la inclusión de la siempre encantadora piedra Mar del Plata.

La parrilla exterior se prolonga hacia el interior como chimenea o fogón. Otro giro en la continuidad material y funcional entre el patio y el estar.

Como si de descubrir maravillas se tratara, el recorrido nos lleva a este estanque bioecológico. El espejo de agua no solo refresca e invita a la contemplación, sino que además recoge el agua de lluvia de la terraza verde que después se usa para riego.

Desde lo constructivo, se buscó la mayor simplicidad de elementos para potenciar el sistema espacial. Uno de los materiales más utilizados fue el hormigón.

Otro de los atractivos del estanque es que en él viven plantas acuáticas y peces, y atrae a los pájaros del barrio, que lo frecuentan como bebedero.

Transparente articulación

El adentro y el afuera se funden. El interior vive mucho del exterior y todos los ambientes se relacionan con la naturaleza.

“La casa fue pensada desde el inicio como un sistema pasivo, con el entorno natural como primer aliado en el confort térmico. Y eso se logró plenamente”.

Desde lo funcional, el manto de hormigón y vegetación se curva para garantizar la privacidad del espacio semienterrado y permite llegar fácilmente al punto medio de la casa, una especie de hall transparente que une sus capas.

Dos sillones individuales reciben el sol de la tarde y se prestan para las lecturas de invierno.

“La planta media es un espacio mínimo vidriado que ofrece una vista de 360° y corta las sensaciones de las otras dos”.

Una escalera-biblioteca enhebra las plantas y arma la circulación vertical.

Tras diseñar sectores tan diferenciados espacial y sensorialmente, los arquitectos necesitaron de un elemento que les permitiera coserlos con armonía. Este fue una gran escalera-biblioteca que invita a recorrerla como si se tratara de un paseo.

Caja flotante

Todo para ganar. La vegetación regula la luz, la temperatura y también la humedad del aire.

Separada de la planta semienterrada, esta caja flotante es un mundo completamente diferente. Es casi una segunda casa entre las copas de los árboles, pensada especialmente para invitados. Tiene un estar-comedor, un dormitorio, un baño y una pequeña cocina.

El estar de la planta alta suele funcionar como tercer dormitorio cuando la casa es visitada por familia o amigos.

El revestimiento exterior conforma una piel de vidrio ventilada. Ese sistema promueve la circulación del aire, elimina puentes térmicos y mejora el comportamiento energético del volumen.

Simple, el sillón en módulos se puede reubicar en base a las necesidades del momento.

“La caja flotante es más tecnológica y mira a la naturaleza como desde un interior que observa”.

Microclima natural

La copa de los árboles preexistentes genera un microclima natural, que protege la casa. Por eso no se incorporaron cortinas ni dispositivos de sombra artificial.

“Para nosotros, la arquitectura es dar. Fue muy lindo darles a Cristina y a Germán la posibilidad de vivir de esta forma”, comparte Elgart. “Eso es lo mágico de la arquitectura. Otra mano les hubiese dado otra forma de vivir. Y creemos que esta fue la acertada.”

       

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