Genealogía de la naranja

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La naranja es originaria del sudeste de Asia y su primera mención conocida es de tiempos del emperador Ta-Yu, en el siglo XXIII a. C., quien la incluyó entre sus impuestos. La naranja amarga fue introducida en el sur de Europa y Medio Oriente por los árabes durante los siglos IX y X, con usos ornamentales y medicinales. El término proviene del tamil: narandam (naranja amarga), nagarukam (naranja dulce), y nari (fragancia). De allí pasó al sánscrito nāranga, al persa nārang, al árabe naranjah, y luego al español naranja y al portugués laranja.

La naranja dulce se originó como un híbrido entre mandarina y pomelo y fue llevada a Europa por los portugueses en el siglo XV. El término laranja en portugués derivó en arancia en italiano. En francés se lo asoció con or (oro), dando orenge y luego orange en inglés. En japonés y coreano se dice orenji, por adaptación del inglés. En varios países del sudeste europeo y Medio Oriente, la naranja dulce tomó su nombre derivado de Portugal, su introductor: portokal (búlgaro), portokáli (griego), portocală (rumano), portogallo (napolitano), portokall (albanés), portojal (serbio/croata), portoka (turco), al-burtuqāl (árabe), ip’ort’oxal (georgiano) y porteghāl (persa). En cambio, en lenguas germánicas y eslavas se la llama “manzana de China”: apfelsine (alemán), sinaasappel (neerlandés), apelsin (nórdicos y ruso).

Otras lenguas la llamaron manzana de oro. En hebreo, tapuz (naranja) es la combinación de tapuach (manzana) y zahav (dorado). De forma similar, en latín medieval y francés antiguo se decía “manzana dorada” (pomum aurantium y pomme d’or), expresión que sobrevive en ciertas lenguas eslavas: pomaranč (eslovaco), pomeranč (checo), pomaranča (esloveno) y pomarańcza (polaco). El fruto fue anterior al color. Al principio en Europa, la palabra naranja nombraba solo al fruto. El término para el color surgió tras su difusión luego del siglo XV. en el arte renacentista, como en Caravaggio, el término color naranja ganó presencia representando la luz cálida. Antes, se lo describía como “rojizo” o “amarillento”.

La mandarina también fue introducida en Europa desde China por Portugal. La palabra mandarina deriva del portugués mandarim, que a su vez proviene del malayo menteri (ministro), y este del sánscrito mantrin (consejero). Se cree que la fruta recibió ese nombre porque el color de su piel recordaba las vestimentas anaranjadas de los altos funcionarios chinos. Sin embargo, en Portugal a la mandarina se la conoce como tangerina, término que proviene de la localidad de Tánger, lugar donde se aclimataba la fruta para su ingreso en Europa.

El príncipe de Orange-Nassau lideró la independencia de los Países Bajos frente a España. Por coincidencia fonética, el término Orange de esta casa real se asoció al color, que pasó a simbolizar a esa nación, aunque no figura en su bandera. Sí aparece en la de Sudáfrica, una excolonia suya. Irlanda también incluye el naranja en su bandera, en alusión a los protestantes seguidores de Guillermo de Orange. El verde representa a los católicos, y el blanco, entre ambos, el deseo de paz entre ambas tradiciones.

La bandera de la India incluye una banda de color naranja, símbolo de desapego y espiritualidad en el hinduismo. Este tono, que proviene del azafrán sagrado, también está en las túnicas de los monjes budistas y de los Hare Krishna.

En el siglo XX, durante la década del 50, el color naranja cobró fuerza a través del marketing, habiéndose determinado su asociación psicológica con la alegría y vitalidad. De tal manera, Fanta lo incorporó a su logo y Frosted Flakes lo usó en el tigre de su caja de cereales. Entre los dibujos animados de color naranja más icónicos tenemos al perro Pluto, el gato Garfield, Tigger (de Winnie the Pooh), la ropa de Pedro y el pelo de Vilma Picapiedra, el Pokémon Charizard, la ropa de Goku (de Dragon Ball), el Gato con Botas de Shrek, el pez Nemo.

El título del libro La naranja mecánica proviene de la expresión inglesa “as queer as a clockwork orange” (“tan raro como una naranja mecánica”). El autor lo usó para sugerir la fusión de lo orgánico con lo mecánico, ya que el libro cuenta la historia de un joven que es programado psicológicamente para evitar que haga daño.

Por su valor económico, la naranja figura en las patentes de autos del Estado de Florida, que incluso tiene una localidad llamada Naranja (en castellano). También simbolizó el desarrollo tanto en España como en Israel: en los años 70, Israel creó el plan Tapuz, que convocaba a jóvenes de diversos países a cosechar naranjas en los kibutzim y España, por su parte, creó al Naranjito como mascota del Mundial de 1982.

En 1968, José Mauro de Vasconcelos escribió Mi planta de naranja-lima, uno de los libros más leídos de la literatura brasileña. Hoy Brasil es el mayor productor mundial de naranjas, con un tercio del total. Destaca así el papel de los países de lengua portuguesa en la historia de esta fruta: Portugal por su difusión y Brasil por su producción.

Finalmente, dos célebres canciones argentinas que evocan a la naranja: el tango “Naranjo en flor”, de Homero y Virgilio Expósito —“Era más blanda que el agua, / que el agua blanda. / Era más fresca que el río, / naranjo en flor…”— y el “Twist del Mono Liso”, de María Elena Walsh —“La naranja se pasea / de la sala al comedor, / no me tires con cuchillo, / tírame con tenedor.”

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