El magnesio cumple un rol fundamental en cientos de procesos biológicos que mantienen el funcionamiento normal del cuerpo humano. Entre ellos, destacan aquellos que regulan la actividad del corazón, el control de la presión arterial y la conducción eléctrica de las células del miocardio.
El papel del magnesio en la función cardiovascular
Una concentración adecuada de este mineral es necesaria para mantener la estabilidad del ritmo cardíaco, favorecer la salud de los vasos sanguíneos y reducir el riesgo de alteraciones como arritmias, hipertensión y enfermedad coronaria. Sin embargo, gran parte de la población en países desarrollados presenta niveles insuficientes debido a patrones alimentarios poco equilibrados.
En este contexto, el Dr. David Rizik, cardiólogo intervencionista con base en Scottsdale, Arizona, detalló cuáles son las formas más efectivas de suplementar magnesio con el objetivo de apoyar la salud cardíaca.
Glicinato y taurato de magnesio: las mejores opciones para el corazón
Según explicó el Dr. Rizik, dos tipos específicos de suplementos destacan por su utilidad clínica en pacientes que buscan mejorar la función cardiovascular: el glicinato de magnesio y el taurato de magnesio. Ambas formulaciones combinan el mineral con otros compuestos que favorecen su absorción y aumentan su eficacia.
“El glicinato es altamente biodisponible, pero suave para el estómago”, aseguró en un artículo para Parade. “El taurato es especialmente eficaz para regular la presión arterial y los ritmos cardíacos saludables”, detalló.
De acuerdo con HealthLine, el glicinato se forma al unir magnesio con el aminoácido glicina. Este, presenta una baja incidencia de efectos gastrointestinales adversos, lo que facilita su uso sostenido. Por otro lado, el taurato contiene una combinación de magnesio con taurina, otro aminoácido con propiedades que respaldan la función del sistema cardiovascular.
El impacto de la deficiencia de magnesio en la salud del corazón
La deficiencia de este mineral está subdiagnosticada en muchas poblaciones, a pesar de su relación directa con múltiples enfermedades. Niveles bajos de este nutriente pueden desencadenar una respuesta inflamatoria en el organismo, alteraciones en la función mitocondrial y aumento del estrés oxidativo. Estas condiciones están asociadas con un mayor riesgo de aterosclerosis, trombosis y disfunción endotelial, según un estudio publicado por National Library of Medicine.
El magnesio también es clave para la regulación del equilibrio de electrolitos como el calcio y el potasio, ambos necesarios para la contracción y relajación del músculo cardíaco. Su deficiencia puede promover cambios perjudiciales en la estructura y función del corazón, además de aumentar el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.
Según el estudio, una ingesta insuficiente se relaciona con un incremento en la incidencia de accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y complicaciones cardiovasculares en personas con enfermedades crónicas.
Suplementación con magnesio: guía para su uso
Aunque es posible obtener magnesio a través de una dieta balanceada, muchas personas no alcanzan los niveles recomendados. Por eso, en ciertos casos es necesario recurrir a suplementos, especialmente si existen factores de riesgo como el uso prolongado de diuréticos, estrés crónico o afecciones metabólicas.
El Dr. Rizik indica que, en personas con riesgo cardiovascular elevado, puede ser recomendable alcanzar el extremo superior del rango diario sugerido, que oscila entre 310 y 420 miligramos. Tanto el glicinato como el taurato de magnesio ofrecen ventajas por su perfil de absorción, baja reactividad gástrica y beneficios directos sobre el sistema cardíaco.
Para quienes prefieren aumentar su ingesta a través de la alimentación, algunas fuentes recomendadas incluyen frutos secos como almendras, vegetales de hoja verde, granos enteros, legumbres y productos lácteos bajos en grasa. Sin embargo, alcanzar la dosis óptima diaria solo con alimentos puede no ser factible en todos los casos.
“Siempre recomiendo hablar con su médico antes de comenzar cualquier nuevo régimen”, concluyó el Dr. Rizik.