A los 66 años, con más de cuatro décadas de carrera como actriz, Jamie Lee Curtis está pasando por un momento magnífico. Hace dos años ganó el Oscar a Mejor actriz de reparto por su papel en Todo en todas partes al mismo tiempo; y en 2024 se llevó un Emmy por su trabajo en la serie El oso. En estos días, Curtis está presentando una nueva película, Otro viernes de locos, y ya tiene varios proyectos en marcha para el futuro próximo. Según ella, el secreto de su éxito está en la libertad.
“Estoy teniendo un momento -le dijo a Stephen Colbert, en una entrevista en su programa de televisión-. Tengo libertad. Nunca en mi vida como actriz… fui actriz de películas de terror por mucho tiempo, siempre fui actriz, amo mi trabajo y solo recientemente entendí que soy una artista. Nunca me referí a mí misma como artista hasta hace unos cinco o seis años. Lo estoy sintiendo. Siento que estoy en una especie de prado creativo y estoy rodeada de oportunidades y belleza”.
Tal vez no debería sorprender que le vaya tan bien, ya que Curtis siempre fue una actriz reconocida, que alcanzó el estatus de ícono dentro del cine de terror y se lució en comedias durante los 80 y los 90. Además, la actriz es parte de la realeza de Hollywood por parte de sus padres, y de la nobleza británica por su matrimonio con el director y actor Christopher Guest, que tiene el título de barón de Essex.
Sin embargo, nada de eso puede asegurar la continuidad de una carrera en el cine y es destacable que, a una edad en la que Hollywood deja a las mujeres de lado, la protagonista de Noche de brujas no solo consigue papeles que le permiten mostrar el rango de su talento, sino que también se dedica a la producción. Oportunidades que, de una manera u otra, ella misma forjó.
Para comprobar su actitud proactiva, basta con prestar atención a la anécdota de cómo Curtis consiguió que Disney produzca Otro viernes de locos, que se estrenó este jueves en la Argentina, una secuela del éxito que coprotagonizó junto con Lindsay Lohan, en 2003. Todo comenzó en la gira de promoción de la nueva Halloween, en 2018.
“En todas las ciudades que visité, la única película por la que me preguntaban, además de Halloween, era Un viernes de locos: ¿habría una secuela? Al regresar de la gira, llamé a Bob Iger, director ejecutivo de Disney. Le dije: ‘Mirá, no sé si planeás hacer una secuela, pero Lindsay ya tiene edad suficiente para tener una hija adolescente, y te aseguro que el mercado para esa película existe’”, contó la actriz, en una entrevista con The Guardian.
La ambición de Curtis para la continuación de la comedia con toques fantásticos, en la que una madre y una hija cambian de cuerpo (que a su vez era la segunda remake de un clásico de Disney, de 1976), no se detuvo ahí. En la misma entrevista, la actriz explicó que cuando se enteró que Otro viernes de locos se estrenaría directo en la plataforma de streaming, volvió a marcar el teléfono del CEO de Disney y, esta vez, también llamó al presidente de la división de películas live action y al jefe de marketing: “Dije: ‘Muchachos, tengo una palabra para ustedes: Barbie. Si no creen que el público que vio Barbie es el mismo que va a ir a ver Otro viernes de locos, se equivocan’.
Con la película ya en los cines, Curtis se abocó de lleno a la promoción del film, tal como viene haciendo con todos sus trabajos. La actriz cumplió un papel central en la campaña de la temporada de premios de Todo en todas partes al mismo tiempo, que concluyó con una cosecha de siete Oscar, entre ellos el de Mejor actriz de reparto para Curtis, el de Mejor dirección para los Daniels (dúo formado por Daniel Kwan y Daniel Scheinert), y el de Mejor película.
Lo mismo hizo en 2024 con The Last Showgirl, dirigida por Gia Coppola, cuando Curtis trabajó activamente para conseguirle una nominación a la protagonista Pamela Anderson. Aunque no lo consiguió, la actriz estuvo dedicando buena parte de las entrevistas a hablar bien de su compañera de elenco, en una actitud de apoyo a otras actrices, que Curtis viene demostrando desde hace años.
Es probable que lo haga porque sabe lo cruel que puede ser Hollywood, en especial con las actrices. No solo lo vivió ella misma, sino que también lo pudo ver en Lindsey Lohan, a quien siempre defendió públicamente de las críticas y el escrutinio que la persiguieron cuando todavía era una adolescente.
La crueldad de Hollywood
Curtis también fue testigo de las dificultades que sufrieron sus padres, dos verdaderas estrellas del Hollywood clásico: Janet Leigh, protagonista de Psicosis, y Tony Curtis, famoso por Una Eva y dos Adanes, entre otros films
“Vi a mis padres perder lo que les dio fama, vida y sustento cuando la industria los rechazó a cierta edad -dijo Curtis a The Guardian-. Los vi alcanzar un éxito increíble y luego cómo se desvanecía poco a poco hasta desaparecer. Y eso es muy doloroso”.
Uno de los conflictos centrales que viven los actores es con su propia imagen, a medida que envejecen. La industria y los medios de comunicación están siempre listos para señalar cualquier marca física que indique que se están alejando de la tan preciada juventud y los estándares de belleza. Es ahí en donde entran en juego las cirugías estéticas, una respuesta tan insuficiente como ilusoria, que Curtis rechaza de plano.
“Lo intenté -contó la actriz, en una entrevista con la revista Empire-. No me funcionó. Si se quita grasa de un sitio, aparece en otro. No te lo dicen, ¿verdad? Así que ya me había humillado intentando modificarme para cumplir con el requisito. Y te voy a decir exactamente dónde ocurrió. Estaba rodando la película Perfección (1985) […] Estábamos rodando la escena en la que John Travolta está en el juzgado y está a punto de ser condenado a prisión por no revelar una fuente. Estaba sentada en la primera fila de la sala, para hacer mis planos y el director de fotografía Gordon Willis le dijo en voz alta al equipo: ‘Oh, no la voy a rodar hoy; tiene ojeras’. Tenía 28 años. Me hice cirugía plástica antes de cumplir los 30”.
Tras posar con unos enormes labios de plástico para las fotos que acompañaron su reciente entrevista con The Guardian, Curtis no dudó en referirse a un “genocidio de una generación de mujeres por parte del complejo industrial cosmético, que se han desfigurado”. Está claro que su perspectiva sobre los procedimientos estéticos es tan estricta, como para describirlo de esa manera.
“He usado esa palabra durante mucho tiempo y la uso específicamente porque es una palabra fuerte -detalló Curtis-. Creo que hemos eliminado una o dos generaciones de apariencia humana natural. El concepto de que podés alterar la forma en que te ves a través de productos químicos, procedimientos quirúrgicos, rellenos: hay una desfiguración de generaciones predominantemente femeninas que están alterando su apariencia. Y la IA lo ayuda e incita porque ahora la cara con filtro es lo que la gente quiere”.
Decidida a jugar con sus propias reglas y con la intención de esquivar un destino triste hollywoodense, Curtis dejó la actuación en un segundo plano por un tiempo y se preparó para una vida lejos de las pantallas, dedicándose a su familia (con Guest tienen dos hijas); escribiendo libros para chicos; y hasta patentando un par de inventos. También es activista de los derechos LGTB+, una causa cercana a su corazón, ya que su hija Ruby es una mujer trans.
Sin embargo, en los últimos años, tuvo un regreso triunfal a la actuación. La clave para volver estaba en el principio, en el papel que la hizo famosa, el de Laurie Strode, la joven heroína de Noche de brujas (1978), de John Carpenter.
“Noche de brujas para mí fue mi primer trabajo de construcción de personaje, y luego mi último trabajo de construcción de personaje durante mucho tiempo, hasta que lo recuperé -dijo la actriz a Empire-. Después de La niebla, tuve programas de televisión y mi personalidad salió a la luz. A partir de entonces, el trabajo de personaje más detallado que tuve fue, ‘¿Qué talle de jeans usás?’. Simplemente sometieron a Jamie a diferentes ciclos de centrifugado. Eso cambió, en realidad, con Laurie Strode [en la remake de Halloween, dirigida por David Gordon Green] en 2018, porque esa mujer era específica y cuidada. Se trataba de algo más grande que simplemente ‘Laurie Strode ahora tenía 40 años más’. Le habían pasado muchas cosas malas. Así que creo que eso me liberó porque justo después llegó Entre navajas y secretos. Volver a ese trabajo de construcción de personajes fue importante para mí: ocultarme a mí misma y dejar que el personaje realmente hiciera el trabajo”
Claro que entre Noche de brujas y La niebla, y el regreso con la nueva Halloween, la carrera de Curtis tuvo muchos hitos fundamentales. Después de que esos primeros papeles la convirtieran en la “scream queen” más famosa del cine de terror, la actriz hizo una fabulosa incursión en la comedia, con películas como De mendigo a millonario, de John Landis, y Los enredos de Wanda, de Charles Crichton y John Cleese. También se destacó en otros géneros, como los dramas Mi primer beso y Eternamente joven; en el film de acción Testigo fatal, de Kathryn Bigelow, y la comedia de acción Mentiras verdaderas, de James Cameron, en la que brilló como la esposa del espía interpretado por Arnold Schwarzenegger.
“Mi único criterio para el trabajo que hago es: ‘¿Lo creo? ¿Creo que esa persona existe por completo?’. Ese es mi criterio. No tengo talento entrenado, así que, para mí, mi talento es que se me pone la piel de gallina cuando estoy en esa zona. Cuando algo me conmueve, mi cuerpo responde y digo: ‘Ah, ok, estoy donde se supone que debo estar’. Para mí está claro: es la verdad”.
En este nuevo capítulo de su vida profesional, Curtis se fue encontrando con papeles que se ajustan a su criterio y que la llevaron por un camino de éxito. Según ella misma explica, los roles que tuvo en los últimos años, como la empleada de la oficina recaudadora de impuestos que le valió el Oscar o la madre alcohólica del protagonista de El oso, le permitieron dejar de lado la vanidad y componer personajes llenos de matices.
“Verme linda nunca fue lo mío”
“Verme linda en las películas nunca fue lo mío. Simplemente no es lo que soy; simplemente no ha sido mi moneda de cambio. Ya sea que pensaras que era linda o no, no era como si me sintiera una gran belleza y que la cámara me adorara. Últimamente he podido convertirme en personajes que me liberaron de cualquier vanidad, lo que a su vez me libera como artista, porque entonces no importa, porque simplemente estoy haciendo mi trabajo. Y siempre quise hacer mi trabajo”.
Llegar a este punto en el que tiene tantas opciones en su trabajo, incluidos los proyectos que está desarrollando, junto al exitoso productor de cine de terror Jason Blum, es el resultado de muchos años y experiencia acumulada, tanto en lo profesional como en lo personal.
“Estoy sobria desde hace 26 años, lo cual te da una gran libertad -dijo Curtis a Colbert, durante la entrevista en The Late Night Show-. Porque la prisión de la adicción, de cualquier tipo, es horrible. Y soy muy libre porque conquisté algo que era un gran problema en mi vida”.