Marzo de 2005 marcó el inicio de la carrera matrimonial de Nicole Neumann. Con apenas 24 años, la modelo celebró el primero de sus tres casamientos con el ex integrante de Jugate Conmigo, Nacho Herrero, en una ceremonia que se desarrolló en la exclusiva estancia La Candelaria de Lobos. Esta primera experiencia nupcial de la modelo establecería un precedente de espectacularidad que contrastaría dramáticamente con la brevedad de la unión: apenas nueve meses después, la pareja confirmaría su separación definitiva.
Un romance que nació en la controversia
La historia de amor entre Nicole y Nacho tuvo un comienzo polémico. Las cámaras los descubrieron en actitud cariñosa en las playas de Cabo Polonio, Uruguay, durante el verano de 2004, cuando la modelo mantenía una relación de cuatro años con Matías Liberman. Si bien Nicole se justificó diciendo que se había separado cuatro días atrás, se supo que el empresario había viajado especialmente al país vecino para reconquistarla, algo que claramente no pudo ser. Aquellas imágenes provocaron el fin inmediato de ese noviazgo y dieron inicio oficial al romance con el galán de televisión.
La boda total white
El sábado 20 de marzo de 2005, la estancia La Candelaria en Lobos se transformó en el escenario perfecto para la ceremonia religiosa. Tres meses antes, en diciembre de 2004, la pareja ya había formalizado su unión civil en Los Cardales, evento que mantuvieron en el más absoluto hermetismo. Para la celebración civil, Nicole había declarado que la reunión en su casa era por el cumpleaños de su madre, mientras ambos eligieron looks en total white y se pasearon por el barrio en un sulky tirado por un caballo blanco.
A las cinco de la tarde del 20 de marzo, 130 invitados comenzaron a disfrutar de una recepción con té y masas al aire libre, previa a la ceremonia religiosa. La ausencia más notable fue la del padre de Nicole, Bernd Unterüberbacher, quien no pudo asistir por compromisos laborales. Sin embargo, su abuelo materno, Kurt Neumann, asumió el rol protagónico de acompañar a la novia hasta el altar.
A pesar de la llovizna que amenazaba la jornada, Nicole hizo su aparición montada en un carruaje tirado por un caballo negro coronado con un penacho blanco. El momento más emotivo llegó cuando la novia liberó veinte palomas blancas antes de ingresar a la capilla del brazo de su abuelo.
La música de arpa resonaba en vivo mientras Nicole desfilaba por la pasarela nupcial. Su look, creado por Verónica de la Canal, consistía en un sofisticado conjunto de corset, top de puntilla y falda irregular de tul. “Todavía me siguen pidiendo ese modelo, fue muy importante en mi carrera”, contó la diseñadora años después. Las sandalias con perlas fueron diseñadas especialmente por Ricky Sarkany para la ocasión.
La ceremonia incluyó momentos únicos que la diferenciaron de cualquier otra boda. Luna, una de las mascotas de la familia Neumann, fue la encargada de transportar los anillos matrimoniales en una almohadilla especial sobre su lomo, convirtiéndose en una protagonista inesperada del evento. También participó su sobrina Carmela en esta tarea especial.
Los invitados debieron respetar un estricto código de vestimenta inspirado en la década de 1920, todo para crear una atmósfera vintage que armonizaba perfectamente con el castillo de estilo francés donde se desarrolló la recepción. Nacho Herrero también apostó por un traje blanco y una boina vasca de gaucho para la ocasión.
Una fiesta memorable
Para la celebración posterior, Nicole optó por un cambio de vestuario radical: reemplazó los tacos por chatitas cómodas y el voluminoso tul por un vestido lencero corto de seda, también diseñado por De la Canal.
En la celebración también se exhibió un video con imágenes de la infancia de ambos novios. El menú incluyó una variada selección de canapés fríos con caviar rojo y negro, salmón ahumado, entradas calientes como ratatouille de verduras, pollo en tubo de philo y sésamo, crocantes de espinaca y parmesano, además de diversas preparaciones gourmet. La mesa dulce ofreció múltiples opciones, desde tartas de chocolate, marroc, coco y dulce de leche, hasta brownie y tartas de manzana. La espectacular torta principal era una torre de profiteroles de un metro de altura y 50 centímetros de base, rellenos con crema de chocolate, dulce de leche y licor, cubiertos en pasta americana de colores pasteles.
El primer final del casamiento
Nacho Herrero sorprendió a los asistentes con una presentación musical junto a sus amigos: interpretó seis temas especialmente seleccionados para Nicole. La fiesta se extendió hasta las cinco de la madrugada, cuando los invitados degustaron pizza y sándwiches de lomito como cierre de la velada.
Los derechos televisivos de la ceremonia fueron adquiridos por el programa Tendencias de Canal Nueve, conducido por Ingrid Grudke, quien emitió las imágenes la semana siguiente.
El segundo y último final: “No vale la pena acordarse”
Sin embargo, el “vivieron felices para siempre” nunca llegó. Apenas nueve meses después de la celebración, Nicole confirmó públicamente la crisis matrimonial: “Con Nacho ya no vivimos juntos. Pero, ¿qué puedo decir hoy, si ni yo sé qué va a pasar mañana? Estamos peleados, pero no separados. Hay una crisis, es cierto, pero no es nada definitivo, por ahora…”.
Los motivos de la ruptura quedaron expuestos años después en declaraciones del propio Nacho Herrero, quien reveló las incompatibilidades fundamentales de la pareja: “Ella necesitaba una persona que la pudiera bancar. Por ahí, al no haber tenido una imagen paterna en su infancia, quería un hombre que le dijera: ‘Flaca, relajate que yo me encargo de todo’. Y yo siempre le dije que eso no se lo iba a poder dar. El mismo día del casamiento le dije: ‘Si tuvieras que irte conmigo a un ranchito en el mar, ¿te vendrías?’. Y Nicole me dijo que no. Hubo muchas razones que la gente desconoce que llevaron a casarnos”.
Paradójicamente, esta boda de cuento de hadas enfrentó problemas legales inmediatos: el sacerdote que ofició la ceremonia carecía de jurisdicción para celebrar matrimonios en esa localidad. El tribunal eclesiástico de La Plata solicitó la anulación y obligó a la pareja a repetir el sacramento en noviembre del mismo año.
Casi simultáneamente a la confirmación de la separación, la modelo anunciaba su nuevo romance con el futbolista Fabián “Poroto” Cubero, a quien había conocido durante una osada producción fotográfica en un vestuario de fútbol para la revista Hombre.
En aquella sesión participaron varios jugadores, entre ellos el defensor de Vélez, y se habló de un flechazo instantáneo entre Nicole y Cubero, aunque también se especuló que hubo algo más después de esas fotos. El contraste resultó evidente: mientras con Herrero hubo una megafiesta y un matrimonio breve, con Cubero la historia sería inversa, con una boda secreta que derivaría en casi una década de unión y tres hijas en común.
La boda de Nicole Neumann y Nacho Herrero permanece como uno de los eventos sociales más recordados de la farándula argentina, demostrando que no siempre los cuentos de hadas tienen el final esperado. La frase que la propia Nicole utilizó años después, “no vale la pena acordarse”, refleja el desenlace de una historia que comenzó con toda la pompa posible pero que no logró traspasar la barrera del tiempo.