Reseña: El demonio en la colina de los lobos, de Dimitri Rouchon-Borie

admin

Un hombre extremo –porque extrema han sido su infancia y su existencia en general– escribe. Aunque diga que las palabras no son lo suyo, acurrucado en una celda, escribe. Usa una vieja máquina que el director de la cárcel le ha facilitado, y en una lengua endemoniada, de sintaxis recargada porque las pausas ortográficas le son, por lo general, esquivas, redacta su historia personal, fecunda en horrores varios, fundamentalmente familiares. “Voy a escribir cosas sucias” –afirma– “y me gustaría que me perdonen aunque leer es menos malo que soportarlas eso lo querríamos evitar todos”.

Se trata de Dick. Lo sabemos nosotros, y lo sabe él, únicamente, porque de esa manera ha sido interpelado en alguna que otra ocasión. Dick, protagonista de El demonio en la Colina de los Lobos, novela del francés Dimitri Rouchon-Borie (Nantes, 1977), es una voz, tal vez, antes que una escritura: para alguien como él, pensar, como se piensa convencionalmente en al escribir, invitaría al equívoco de un acceso integral a la cultura. Sin embargo, su lenguaje lo delata: estamos ante una persona, sí, pero animalizada desde la cuna; cuna que, aquí, se expresa como metáfora: ni de cuna ni de cama ha gozado el protagonista: solo de un rincón en una pieza infecta, arrebujado con sus hermanos, como crías que no alcanzan a distinguir sus conciencias por separado.

La tortura, decía Jean Genet, convierte al cuerpo en un cadáver y al alma en un tormento. Así, casi sin cuerpo y con un alma en ruinas, recuerda Dick el infierno en el que creció. Padres abusadores y vecinos que es preferible tener lejos fomentarán paulatinamente una violencia interna que terminará por expresarse para producir más violencia. Y una desolación abrumadora, porque no parece haber nada más que esta escritura, que esta voz que escribe sin saber bien por qué ni para qué. La trascendencia es simplemente una palabra que, por otra parte, Dick no entendería. Cuando el capellán lo visita en la celda, el silencio se hace sentir. “[El capellán] giró la cabeza hacia la máquina [de escribir] y preguntó si yo quería contar esas cosas espantosas y yo dije sí. El quería saber si yo había perdido perdón y yo le respondí a quién y volvimos a caer en silencio”.

De un naturalismo brutal, el tremendismo de Rouchon-Borie se agota en esa salvaje literalidad. No hay alegorías, simbolismos ni mensajes. En este mundo, la palabra existe en la medida en que hay un referente concreto al que designa y allí, justamente, radica la primera y más terrible de las libertades cercenadas. Aprisionado en la denotación, Dick no puede siquiera imaginar otro mundo posible. Con excepción, claro, del demonio, ese ser –ese signo– que significa violencia, destrucción, muerte.

El demonio en la colina de los lobos

Por Dimitri Rouchon-Borie

EME. Trad.: Ariel Dilon

164 páginas, $ 28.000

Deja un comentario

Next Post

Arce condena la "inaceptable ofensa" y "práctica colonialista" de EE.UU. contra Maduro

La Paz, 8 ago (EFE).- El presidente de Bolivia, Luis Arce, calificó este viernes de «inaceptable ofensa» y «práctica colonialista» el ofrecimiento del Gobierno de Estados Unidos de 50 millones de dólares a cambio de información que conduzca al arresto del presidente venezolano, Nicolás Maduro. «Condenamos la inaceptable ofensa del […]

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!