La Puerta del Sol, el centro de Madrid, el kilómetro cero de España, es uno de los lugares más visitados por los turistas en agosto. Un sitio en el que pasear, comprar y hacer fotos. También es una caldera en la que el asfalto potencia las altas temperaturas, que sufren tanto los viajeros como los trabajadores que tratan de animar la zona. “Trabajo 8 horas al día. Se trabaja muy mal aquí, hace mucho calor”, cuenta un hombre disfrazado de Mario Bros, que no oculta su incomodidad. Prefiere no dar su nombre y pide que la entrevista con Infobae España sea breve, ya que tiene que seguir con su jornada. Mientras un niño corre para darle un abrazo, que el hombre acepta con gusto, cuenta que utiliza el mismo traje en verano y en invierno, pero ahora no hay sombra que le proteja en la Puerta del Sol.
Madrid atraviesa una ola de calor que se mantendrá con temperaturas máximas cercanas a los 39 °C durante toda la próxima semana, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). El calor extremo y el sol implacable hacen que cada día más personas tomen precauciones y busquen maneras de protegerse. Al mismo tiempo, la ciudad incorpora medidas urbanísticas, como los nuevos toldos en la Puerta del Sol, para paliar los efectos de estas altas temperaturas. En este escenario, las opiniones de ciudadanos y visitantes reflejan cómo se afronta —o se sufre— este verano en la capital.
Buscar la sombra con un carrito de bebé
Dancristy y Frank, una pareja joven que pasea a su bebé en carrito, observan al trabajador vestido de Mario Bros. “Estábamos hablando de cómo es posible aguantar el calor llevando un disfraz tan tupido”, dice Frank. “Espero que tenga algún sistema de ventilación dentro”, añade Dancristy. Pero no lo tiene.
Para los padres de recién nacidos o niños pequeños, la exposición prolongada requiere medidas extras, como buscar zonas con sombra, hidratarse bien y evitar las horas centrales del día. “Llevamos gorros, usamos protector solar y no salimos a mediodía”, cuenta Dancristy. Frank lleva un paraguas para mayor protección. El carrito de su bebé cuenta con un protector contra los rayos del sol. Aun así, la pareja se resguarda a la sombra de los recién estrenados toldos de la plaza.
Toldos para combatir el calor
Gyna es una mujer colombiana que lleva 20 días en Madrid, de vacaciones junto a su familia. “Tengo muchísimo dolor de cabeza cada vez que salgo a la calle. No estoy acostumbrada. Soy de Bogotá y allí el clima es frío. Aquí necesitamos agua, protector solar y gafas de sol. Es insoportable”, dice mientras se abanica.
Su familia y ella disfrutan de un momento de descanso en la Puerta del Sol, sentados a la sombra de los nuevos toldos instalados por el Ayuntamiento de Madrid. Esta es una solución histórica que por primera vez en más de 160 años ofrece sombra artificial en esta plaza emblemática.
Los toldos beige, hechos de PVC microperforado, permiten el paso del aire y son una respuesta a las críticas que la plaza acumulaba cada verano por la ausencia de sombra. La obra, que costó más de 1,5 millones de euros, busca mejorar la experiencia de los madrileños y turistas ante las temperaturas extremas.
Sin embargo, la colocación de los toldos también ha generado polémica. Tras la visita de la delegada de Obras, la portavoz socialista en el Ayuntamiento, Reyes Maroto, aprovechó la sombra de dos de las velas ya desplegadas para criticar la actuación del Gobierno municipal. A su juicio, se trata de “un ejemplo de mala praxis en materia de urbanismo”, una medida “ni buena, ni bonita, ni barata”. Maroto defendió que otras ciudades han optado por alternativas más asequibles, como estructuras temporales que crean sombra de forma similar.
Importancia del protector solar en un verano abrasador
Ana es una joven originaria de República de Moldova que vive en Italia. Cuenta con una sonrisa que ha venido a Madrid para hacer el Camino de Santiago. “Hace muchísimo calor y no quiero quemarme. No suelo usar crema solar, pero siempre llevo gorra y gafas de sol”, destaca mientras aplica protector solar en sus brazos.
El uso de fotoprotectores en España ha aumentado un 55% desde 2020, según un estudio de Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, en colaboración con Kantar, la empresa de marketing y análisis de datos. Este incremento responde a una mayor concienciación entre la población sobre los riesgos que implica la exposición prolongada al sol, especialmente con temperaturas que en esta ciudad llegan a ser superiores a los 39 grados.
Todos los turistas tratan de protegerse del calor y refrescarse mientras continúan con su visita turística. Y es que los golpes de calor son una amenaza real y creciente. En la sala de control del SUMMA 112, en el hospital Isabel Zendal, los operadores atienden unas 3.500 llamadas diarias, muchas de las cuales, en estos días de calor extremo, están relacionadas con mareos, caídas o desvanecimientos provocados por las altas temperaturas.
Gemma Rodríguez, jefa del equipo SUMMA 112, advierte en una entrevista para la Agence France-Presse que “los golpes de calor pueden ser difíciles de detectar al principio, pero síntomas como temperatura superior a 40 grados, piel caliente y seca, vómitos y confusión deben alertar”.