Katiuska se convirtió en centro de debate y burlas en redes sociales luego de mostrar su inconformismo por el duro castigo que cumple su equipo Omega, que continúa perdiendo las pruebas más importantes del sexto ciclo en el Desafío siglo XXI.
Esta mala temporada que pasa el escuadrón rosa por cuenta de la producción del reality, que los dejó sin la plata acumulada y sin posibilidades de salir de playa baja, provocó que la pesista barranquillera entregara el brazalete de liderazgo a Juan y expresara su intención de darse de baja en la competencia.
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“Me quiero ir ya (…) A mí no me importa aguantar quince ciclos hambre, veinte ciclos o toda mi estancia en el Desafío, pero sin el reinicio de Muerte, uno no puede comer, eso es inhumano”, expresó Katiuska, la líder de la escuadra rosa, en un momento de vulnerabilidad que marcó el episodio 29 del Desafío del siglo XXI.
La declaración, realizada tras ceder la capitanía de su equipo a Juan, revela la magnitud de la presión psicológica y física que enfrentan los participantes en la competencia transmitida por Caracol Televisión.
El capítulo se desarrolló en momentos de profunda frustración para el equipo Omega, que regresó a Playa Baja tras perder el Desafío de Sentencia y Hambre.
La derrota no solo significó un revés deportivo, sino también la imposición de un castigo severo: la producción les retiró todo el dinero acumulado y les asignó la penitencia del sexto ciclo, lo que impactó de manera directa en el ánimo de los integrantes, especialmente en Katiuska.
La líder, conocida como la Súper Humana, ya había mostrado signos de agotamiento tras incumplir con la tarea de cortar troncos, una sanción previa que evidenció el desgaste acumulado.
La decisión de Katiuska de entregar el brazalete de capitana a Juan no fue un simple gesto simbólico. Representó un punto de inflexión en la dinámica del grupo y en su propio recorrido dentro del reality.
“Cedo la capitanía a mi compañero Juan porque tú sí puedes hacer esto, yo no puedo más. Espero con ansias ese chaleco porque no pienso renunciar, me voy a ir por la puerta grande. No hay más que decir y no quiero hablar con nadie ahora”, manifestó mientras se recostaba en el cambuche improvisado en la selva, según mostró la emisión de Caracol Televisión. La reacción de Juan fue inmediata: aceptó el liderazgo, aunque intentó animar a su compañera y recordarle el compromiso que ambos asumieron antes de ingresar a la llamada Ciudad de las Cajas.
Katiuska expuso las razones por las que se quiere ir del ‘Desafío Siglo XXI’
El impacto emocional de la mala racha que atraviesa la escuadra rosada se hizo evidente en la conversación entre ambos. Katiuska confesó que la presión de los últimos días la llevó a contemplar la posibilidad de abandonar el programa, una idea que sorprendió a Juan. Él, lejos de aceptar la renuncia, la instó a resistir:
“Por un ciclo que pasemos así no nos vamos a morir y de pronto si nos vamos nos vamos a arrepentir. Toca apretar un poquito más, vamos a cumplir esa promesa de llegar juntos a la final, parce. ¿Va pa’ esa?”, le propuso, apelando al sueño compartido de alcanzar la final del formato.
La situación de Katiuska no se explica únicamente por la sanción impuesta al grupo. La eliminación de Andrey privó al equipo de una fuente de apoyo y, sobre todo, de la posibilidad de alimentarse adecuadamente, lo que agravó el desgaste físico.
“Me siento muy mal (…) Cada vez que me paro, siento que me voy a desmayar”, admitió la competidora, quien recibió el consejo de su colega de limitar sus movimientos y priorizar el descanso hasta la próxima convocatoria de Andrea Serna para el Desafío de Sentencia y Servicios.
El episodio, según lo mostrado por Caracol Televisión, expuso la fragilidad emocional y física de los participantes cuando las condiciones del juego se endurecen. La renuncia temporal de la capitanía por parte de Katiuska, la confesión de su deseo de abandonar y la respuesta solidaria de Juan ilustran la complejidad de las relaciones y la resiliencia que exige el formato. La producción, al imponer castigos como la privación de recursos y la exigencia de cumplir tareas físicas bajo condiciones extremas, pone a prueba no solo la capacidad atlética, sino también la fortaleza mental de los concursantes.