Anita Williams atraviesa en estos momentos una complicada situación legal con su expareja, marcada por diferencias en torno a la custodia y la convivencia con su hijo en común. Tras una relación que ha terminado envuelta en desacuerdos y desencuentros, la joven ha dado un paso al frente acudiendo al juzgado junto a su abogado para presentar una denuncia formal por quebrantamiento de medida cautelar y un presunto delito de coacciones. Con esta decisión, busca que la justicia pueda regular la situación y evitar futuros problemas, velando así por la seguridad y el bienestar tanto suyo como del menor.
A la salida de los juzgados, el abogado de Anita explica a los medios: «Interpusimos una denuncia por quebrantamiento de medida cautelar contra el padre del hijo de Anita y, bueno, también por un delito de coacciones contra su persona, y, bueno, vamos a ver cuáles son las medidas que se acuerdan y si se puede regular la situación de su hijo para que no haya ningún problema».
Este complicado proceso legal ha hecho que Anita se mantenga completamente centrada en sus asuntos familiares, restando importancia a lo que su ex haya dicho públicamente sobre ella: «Como puedes ver, tengo otras cosas más importantes de las que preocuparme», afirma con determinación.
Preguntada sobre la recuperación de su expareja, Montoya, que recientemente ha superado una crisis de ansiedad, evita entrar en polémicas y zanja el tema de forma clara: «Yo dije ya que no iba a hablar más de él. No voy a mencionar nada que tenga que ver con él ni con su entorno. Me alegro muchísimo de que esté bien, pero cada uno por su lado». La joven aprovecha también para lanzar un mensaje sobre el papel de su familia en este conflicto: «Mi familia siempre se va a mantener al margen».
Respecto a las críticas de Carmen Alcayde, responde con sinceridad y autocrítica: «A ver, yo creo que Carmen está en su salsa. Sí que es verdad que me contradigo, porque ni yo misma me entiendo. Hay días que estoy aquí, hay días que estoy abajo, pero yo creo que eso va dentro de la persona también y ya está. O sea, es una guerra entre la lucha de la mente y el corazón. Y contra eso no se puede hacer nada».
