Mientras se hacían las fotos para esta nota, el fotógrafo de LA NACION le comentó a Joaquín Levinton y Leandro Lopatín, cantante y guitarrista de Turf, respectivamente, que sentados así en el sillón tenían algo de Borges y Álvarez, el recordado sketch de Alberto Olmedo y Javier Portales de la década del 80. La referencia parece haberles causado buena impresión porque minutos más tarde, en plena entrevista, dirán que cuando Turf irrumpió en el rock argentino de mediados y finales de los 90 reivindicaban “esa parte argentina, medio chanta de Isidoro Cañones, de Olmedo y Pórcel, Mar del Plata, las minas y el casino, ¿viste?”.
Esa impronta, que tardó en ser considerada parte del canon del rock argentino y que tuvo a Los Auténticos Decadentes, Los Fabulosos Cadillacs y Los Pericos como antecedentes, hoy ya tiene otra puesta en valor. A 30 años de su formación, Turf acaba de editar Polvo de estrellas, un disco de reversiones de sus hits (y no tanto) junto a figuras de distintos ámbitos de la música popular. “Loco un poco” con Lali, “Contacto” con Fito Páez, “Me haces sentir” con Miranda!, “Pasos al costado” con Milo J, “Cuatro personalidades” con Vicentico y “No se llama amor” con La Delio Valdez son algunas de las canciones y colaboraciones que componen el disco.
“Para jugar un rato, para divertirnos nosotros”, es lo primero que dice Joaquín Levinton sobre el motivo que los llevó a grabar este disco. “Sacamos un disco hace dos años y estamos preparando lo nuevo, pero quisimos darnos el gusto de invitar a artistas enormes y escuchar nuestras propias canciones desde otro lugar”. El comienzo del disco con “Pasos al costado” que tiene a Milo J de invitado fue también el comienzo del proyecto. “Le puso algo mucho más oscuro y emotivo”, dice Levinton sobre la interpretación del cantante de Morón. “Las escuchás de otra manera. Está bueno. Es ponerse a escuchar las canciones y decir, bueno, ahí está una buena frase”.
-¿Cómo fue el proceso de invitar a artistas como Vicentico y Fito Paéz que vienen de una generación anterior a ustedes en el linaje del rock argentino?
Leandro Lopatín: –Hubo todo tipo de situaciones. Este disco tiene mucho de eso también, de factores de disponibilidad y logística. Y también tratar de no invadir mucho. En el caso con Gaby, yo quería joderlo lo menos posible, porque Vicentico no quiere hacer nada. Está de vuelta. Además, yo no quería incomodarlo en nada. Pero bueno, lo bueno es que él es muy fan de ese tema. De hecho, cuando le mandé el primer boceto, al principio le había costado, porque es muy fan de la versión original. Pero después se acostumbró.
Joaquín Levinton: –Con Fito estábamos… yo estoy en contacto con él. Le escribí y no tardó ni un minuto en responder “Dale”. Nos sorprendió gratamente lo entusiasmado que estaban todos los invitados.
Lopatín: –Sí, Fito grabó un montón de voces y teclados en Madrid y nos mandaba videos. Esa generosidad está muy buena y te hace bien a vos.
-¿Sienten que hay una revalorización de las canciones de Turf?
Levinton: –Sí. Creo que es un poco también lo que pasa con Turf ahora, que ya es lo que le gusta a todo el mundo. Fue una pelea enorme.
Lopatín: –Son muchos años y son muchos temas que entraron al repertorio popular. Hay seis, siete, ocho temas que son parte del acervo cultural. Hemos tocado afuera del país y en el país hemos tocado en el interior y en el interior del interior. Y ahí está la posta.
-¿Es parte de esa lucha que mencionaban antes?
Lopatín: –Para mí la lucha se refería a que nosotros somos de una época, al principio, en la que el rock era re combativo: quién se vendía, quién no se vendía, qué era comercial; era todo re fascista, todos vestidos de negro, iguales y nosotros éramos medio unos locos de fantasía, de colores, que teníamos temas con trompetas; reivindicábamos como esa parte argentina.
Levinton: –Somos de la época que tiraban piedras en los recitales. A nosotros nos tiraban piedras cuando fuimos soportes de los Stones. Es muy loco pensar que hoy por hoy toca todo el mundo junto y antes no podían tocar dos artistas distintos porque le tiraban a matar, a matar literal.
-¿Y sienten que en algún punto eso los curtió de alguna manera o no sacan nada positivo de ese contexto?
Lopatín: –Es una cagada eso, pero también, a su vez, que ahora sea todo tan vendido tampoco me gusta mucho. Que se haya perdido esa cosa de que nosotros hacíamos algo que a nuestros padres no les gustaba. Ahora los chicos hacen algo que los padres aceptan, entonces no entiendo dónde está ese lado de rebeldía, de hacer la contra. No entiendo mucho, así que no sé.
-¿Y cómo es el presente de ustedes a esta altura? Porque están tal vez más consistentes que nunca. Muchas giras, muchas grabaciones. ¿Sienten una madurez personal y grupal?
Levinton: –Creo que aprender a llevarnos bien nos vino muy bien. Imaginate que tengas lo que sea y que dure casi 30 años con cinco personas. Es un disparate atómico. Y sin embargo somos los mismos cinco que al principio, cosa que es muy poco común y también no nos imaginamos que haya uno que no sea de los cinco. Y es rarísimo. Aprendimos a llevarnos bien y a poder de esa manera disfrutar de hacer música y eso permite que todo se lleve a cabo. También tenemos un manager que por primera vez nos organiza un poco, porque nosotros somos un despelote. Y hasta agente de prensa tenemos. Estamos más organizaditos.
-¿Y hubo algún momento en el que esa desorganización se volvió inmanejable?
Levinton: –No sabés lo que era. No solo nosotros, los propios managers que teníamos eran un quilombo. Igual éramos insoportables también.
Lopatín: –Bueno, por eso nos separamos en un momento.
Levinton: –Por eso y por otras cosas.
Lopatín: –Sí, por eso y por otras cosas. Pero bueno eso era un montón. Y ahora ya estamos un poco más de vuelta. Después de que cada uno hizo su vida, sus experiencias musicales, volvimos y hay algo que pasa cuando tocamos nosotros. Y el humor también nos mantiene unidos.
-El humor está claro que se traduce en las canciones de Turf y que también puertas adentro es importante para la convivencia…
Levinton: –Todo es humor. En Turf estamos todo el tiempo rompiendo las pelotas. Es así. Estamos todos bastante en la misma sintonía. Y como que somos todos muy iguales. No es que haya uno mala onda…
Lopatín: Yo un poco (se ríen ambos).
-Milo J tenía 17 años cuando grabó el tema con ustedes. ¿Qué les genera eso?
Lopatín: –Yo, cuando Joaquín dijo “Milo J”, yo no sabía ni qué era. Ahora tampoco sé mucho, pero me cayó de puta madre. Y vi su bagaje familiar, la conexión de la madre con el hijo. Y flasheé. Y él tan metido en la cuestión folclórica argentina, en la historia argentina. Me compró a full. Y aparte un pibe tan serio, tan enfocado. Para mí es por ahí ahora. Y tenía 17. Ahí me sedujo groso. Me pegó muy bien.
-¿Y ustedes en qué andaban a los 17?
Levinton: –En esto.
Lopatín: –En cualquiera.
Levinton: –No, en lo mismo. Ya estábamos haciendo esto. Estabas haciendo algo con la guitarrita, y encima conmigo. Qué pesado, boludo. Espero que el cajón no me lo pongan al lado.
-También hubo una rescate de “Chicas malas” gracias a la serie Viudas Negras. Es como que calza justo con este disco del grupo.
Lopatín: –Sí, Malena [Pichot, pareja de Leandro Lopatín] había dicho que ya lo tenía en mente hace como cinco años. Siempre sabía que la serie era con ese tema. No es que yo tuviera nada que ver con eso, ella siempre se lo imaginaba con ese tema. Y es muy loco porque justo se dio durante este disco. Va en paralelo.
-En el documental sobre el Quilmes Rock que se estrenó este año, comparten historia con la primera plana del rock argentino, de Charly a Los Piojos. Y uno de los momentos que más se viralizó fue el de ustedes reencontrándose con el rollinga que actuaba en el video de “Yo no me quiero casar… Y Ud?”. ¿Qué les provoca eso?
Levinton: –El video está linkeado con que es uno de los más icónicos del rock nacional. Y de él no se olvidó nadie. Ese momento fue muy icónico. Una vez llamó la vestuarista de CA7RIEL y Paco, que ahora están tan de moda, para pedirme si tenía ese video en alta porque quería estamparles una remera con el Jagger del video. O sea, algo pasa con eso. Y creo que ese es nuestro lugar: somos graciosos y el rock no lo es. De todos los artistas que aparecen en comparación con nosotros, no son graciosos. O tienen una chispita.
Turf presenta Polvo de estrellas. Este viernes 15, a las 20.l30, en el teatro Gran Rex, Corrientes 857. Entradas desde 18975 pesos