El nuevo ingrediente verde que pasó de maleza molesta a superalimento

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Crece silvestre en la Argentina. Germina a principios del otoño y a mediados de la estación ya suele haber muchas hojas para cosechar. Si bien la planta florece y fructifica desde muy joven, la producción de semillas se vuelve más abundante hacia fines del invierno. En este punto las hojas de la Urtica IUrens, más conocida como ortiga, comienzan a perder calidad y el recurso principal pasa a ser las semillas mismas. Al ser una especie que a la que no le gusta el calor, suele cerrar su ciclo a mediados de la primavera.

La ortiga, antes vista como maleza, hoy es protagonista de licuados, tartas y remedios caseros

A la ortiga la encontramos creciendo sobre escombros, en corrales, parques, huertas, zanjas, a lo largo de caminos y cercos. Prefiere suelos fértiles y húmedos, y crece muy bien a la sombra. En el momento de la recolección podemos tomarla con guantes o con un trapito; una vez que las hojas estén cocidas o machacadas, ya no pican. También hay que tener en cuenta que los pelos urticantes son como jeringas: pican a través de la punta. Por eso, si tomamos la planta en el sentido de los pelos, de abajo hacia arriba, no pica. Por último, mencionemos que la picadura de la ortiga no es perjudicial para la salud, todo lo contrario, así que si nos pica un poco no pasa nada.

Urtica urens es la ortiga que crece silvestre en la Argentina

¿Cómo la comemos?

HOJAS: crudas (machacadas) en ensaladas, sándwiches, pastas untables, licuados, jugos verdes, fermentos. Cocidas en sopas, guisos, albóndigas, tortillas, tartas y empanadas. Deshidratadas y molidas, agregadas a guisos, licuados, sopas, masas. En infusión.

RAÍCES: cocidas en sopas, guisos, fritas. En conserva. En infusión, frescas o deshidratadas.

SEMILLAS: agregadas a ensaladas, aderezos, yogures, granolas, panificados, bebidas, a modo de semillas de chía. Se recolectan sacudiendo las panojas de frutos secos sobre un recipiente, luego se tamiza lo obtenido para separar las semillas del “salvado”, que a su vez puede incorporarse en galletas y panificados como refuerzo de fibra.

Las semillas de la ortiga son mucilaginosas, tienen una capa externa que se convierte en gel al hidratarse. Gracias a eso, esta bebida ayuda a aliviar problemas digestivos.

¿Qué propiedades se le atribuyen?

La ortiga se considera una planta antioxidante, antianémica (debido a su contenido de hierro), diurética, hipoglucémica, hipotensora, antiinflamatoria, antihistamínica, expectorante, galactógena. Se emplea para combatir enfermedades infecciosas o virales, en limpiezas internas, para tratar úlceras gástricas y aliviar el estreñimiento. Superficialmente se utilizan las hojas en infusión como colirio ocular, sobre la piel como cicatrizante, analgésica, astringente, hemostática, para tratar la debilidad del cuero cabelludo, hemorroides, inflamación, dermatitis y acné. Se aplican las hojas (con sus pelos urticantes) para estimular la circulación en músculos y articulaciones inflamadas o doloridas.

La planta de ortiga es una aliada para cuidar los riñones (imagen ilustrativa)

¿Qué precauciones hay que tener?

  • Está contraindicado su consumo para mujeres embarazadas y pacientes con insuficiencia renal.
  • Las hojas tienen un alto contenido de vitamina K. Los pacientes con patologías cardíacas severas o en tratamiento con anticoagulantes, deberían consultar a su profesional de salud antes de ingerirlas.
  • Las personas con alergia a las picaduras de las hormigas coloradas suelen tener también alergia a la picadura de la ortiga.

La Urtica dioica es silvestre en Europa, pero sirve para las mismas recetas. Otras plantas, de otros géneros, pueden tener el nombre común “ortiga” (en México le dicen ortiga al cardo, por ejemplo), pero no son de las que trata el artículo.

Tallarines de ortiga

Ingredientes

100 g de harina de trigo

20 cc de agua

50 g de hojas de ortiga

1 cucharada de aceite de oliva

½ cucharadita de sal

Procedimiento

Blanquee las hojas sumergiéndolas en agua hirviendo durante un minuto. Procéselas con el agua y la sal, hasta homogeneizar. En un recipiente, coloque la harina en forma de corona. Vierta allí la mezcla de hojas y el aceite. Trabaje dentro del bol hasta integrar.

Traspase a una mesada enharinada y amase hasta obtener un bollo liso. Envuélvalo en papel film y deje reposar durante unos 30 minutos. Estire la masa con un palote o en una máquina para pastas, dóblela sobre sí misma y vuelva a estirar. Repita este paso unas cuatro veces y agregue harina, si fuera necesario, para que no se pegue a las superficies. Estire hasta un grosor de 1 mm y corte de la forma deseada.

Cocine la pasta sumergiéndola en agua hirviendo, hasta que flote. Al retirar del agua lubrique con aceite, manteca o salsa, para evitar que se pegue.

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