Pocas veces un campeón eligió transformarse desde lo más profundo. Tras consagrarse en la última Premier League, el Liverpool decidió iniciar una renovación total: invirtió casi 300 millones de euros, rompió su propio récord en el mercado de pases, vendió figuras y apostó por talentos jóvenes. En paralelo, el plantel atravesó uno de los momentos más difíciles de su historia reciente: la repentina muerte de Diogo Jota, compañero y figura entrañable del vestuario. Desde entonces, el club transita una reconstrucción doble: la del equipo y la emocional.
La trágica noticia llegó el 3 de julio. El delantero de los Reds y de la selección portuguesa, había muerto en un accidente automovilístico en Cernadilla, provincia de Zamora, España, mientras viajaba con su hermano André Teixeira Da Silva (conocido como André Silva), también fallecido en el siniestro. Tenía 28 años. Hacía semanas se recuperaba de una intervención pulmonar menor. Un golpe terrible previo a arrancar la pretemporada.
En el club y en el vestuario, la conmoción fue inmediata. Jota no era solo un jugador querido por los hinchas: era, según palabras del entrenador Arne Slot, “una presencia cálida, permanente, respetada por todos”. Compañero silencioso, “amigo de todos”, como el mismo club lo definió, y profesional obsesivo. Su partida no dejó solo un vacío deportivo: sacudió la intimidad del grupo.
El club respondió de inmediato y con gestos profundos: se decidió retirar el dorsal número 20 del plantel profesional, además de que pagará lo que le resta de contrato —hasta 2027— a la familia, en un gesto enorme. Y no solo eso: en la página web oficial del Liverpool, se puede ver en la sección de “calendario y equipos”, dentro de la plantilla masculina, Diogo Jota figura al final con su dorsal y el mensaje “para siempre”, un detalle único para conservar su legado.
En el primer partido en Anfield tras su muerte, en el marco de un doble amistoso ante el Athletic Club de Bilbao, el estadio entero lo homenajeó. Hubo camisetas, bufandas y banderas con su nombre, minuto de silencio al minuto 20, imágenes en las pantallas, y un mensaje que se volvió bandera: “Forever our number 20”. El entrenador neerlandés declaró recientemente sobre los homenajes: “Han sido muy emotivos e impresionantes, cada vez que estuvimos en algún lugar”.
Pero aún latente está la duda de como la institución acompañó y acompañará a los jugadores para pasar el dolor puertas adentro, especialmente de cara al comienzo de una nueva temporada. La tristeza no se gestiona con comunicados ni actos solamente. Por su parte, el equipo ha respondido como una familia, yendo casi todos —Luis Díaz, por ejemplo, no pudo acudir por estar cumpliendo algunos acuerdos con patrocinios e influencers— al funeral para acompañar y despedir a su amigo.
Del lado institucional, ante la consulta de LA NACION sobre la implementación de medidas internas de acompañamiento, desde el club evitaron brindar detalles. “Es una tragedia cuyas consecuencias todavía se sienten y se están procesando entre nuestros jugadores y el personal”, respondieron. Y agregaron: “Este tema es enorme para todos los que formamos parte del club”.
Sin la existencia de un protocolo formal, sin anunciarlo, sin intervenir con recursos extraordinarios, Liverpool cuenta con una red de apoyo interna que está siempre presente. La figura clave para ese acompañamiento: Lee Richardson, exjugador y, desde hace cinco años, el psicólogo del club. Aprobado en su momento por Jürgen Klopp, mantiene una oficina con una política clara: “puerta abierta” para los jugadores que necesiten hablar.
Quizás no tan visible fuera de las instalaciones, él mismo relató en entrevistas anteriores que su vínculo con los futbolistas es constante. En octubre de 2024, fue protagonista junto al propio Diogo Jota de un video institucional para conmemorar el Día Mundial de la Salud Mental.
Una de las herramientas que implementa desde hace tiempo, es un seguimiento emocional: cada algunas semanas, los jugadores del plantel completan un cuestionario para registrar su estado mental. “La intención es que puedan hacer un chequeo personal, tomar conciencia de cómo se sienten”, explicó en algunas entrevistas que dio a lo largo de sus años en el club. “Y también que sepan que hay un entorno que los acompaña, ya sea conmigo o con otras personas que pueden ayudarlos a trabajar lo que necesiten”. Algo que será clave para encarar esta nueva etapa.
Además de él, también tuvo un rol central el capellán del club, Bill Bygroves, presente también desde hace años en la estructura interna. Su tarea tampoco es visible fuera de las puertas de Liverpool, pero medios locales aseguran que estuvo muy cerca del plantel tras el siniestro. Participó del homenaje que se realizó a las afueras de Anfield, donde tomó la palabra frente a la multitud reunida en torno a las ofrendas y camisetas. “El duelo es un proceso y debemos permitir que la gente lo atraviese; es mala psicología y mala teología guardarse todo”, expresó.
También subrayó el valor simbólico y espiritual del lema You’ll Never Walk Alone: “En los días de partido se canta como un himno o un grito de batalla, pero en momentos como este se convierte en una oración, y eso es un enorme consuelo para muchos”.
El liderazgo emocional se complementó con la figura de Virgil van Dijk, capitán del equipo, que tras el amistoso hizo pública una promesa en honor al delantero portugués. “Pensaremos en él durante los partidos y en los distintos estadios que visitemos. Para ser sincero, todavía es bastante surrealista. Estamos haciendo todo lo posible para afrontar la situación como equipo”, declaró el neerlandés.
“Es extraño tener que intentar volver al trabajo, seguir jugando al fútbol. Nunca olvidaremos a Diogo, pero debemos honrar su memoria”. También dedicó un mensaje a la familia: “Ellos son los que siempre deben estar en primer lugar en todo esto. No podemos imaginar su dolor ahora mismo. Tenemos que cuidar de la familia de Diogo y de sus padres. Intentamos estar ahí tanto como sea posible, apoyándonos los unos a los otros”.
Un exjugador, surgido del club, y campeón en la década del 90, Steve McManaman, también se refirió al momento que atraviesa Liverpool y al impacto de la pérdida de Jota. “Primero, la historia y lo que materializó fue absolutamente trágico. Ganó la liga con Liverpool, la Liga de Naciones con Portugal y luego se casó. Creo que todos los futbolistas interesados en el juego se sintieron devastados“, comentó en dialogó con LA NACION.
“Conocí a Diogo, por supuesto, porque trabajé en Liverpool, y el equipo se impactó fuertemente”, expresó. Además, destacó que, pese al dolor, el club debe encontrar la forma de seguir compitiendo: “Ha habido un número de partidos en los que se han hecho tributos y habrá otro en el primer partido de la temporada en Anfield, que será un día muy emocionante. Pero es lo que es en el fútbol: la temporada empieza y hay que salir a ganar. Espero que pensar en Diogo los lleve hacia adelante”, resaltó, con la esperanza de que su recuerdo sea un motor para el plantel.
Una inversión de casi 300 millones de euros
En paralelo al duelo, el club debió encarar otro desafío: renovar su plantel para defender el título de la Premier y apuntar a la Champions League, luego de quedar eliminados tempranamente en octavos de final ante el que terminaría siendo el campeón, el Paris Saint-Germain. Esa planificación, ya iniciada antes del accidente, tomó un protagonismo central en medio del proceso de recomposición interna.
La reconstrucción no se limitó a lo emocional. El Liverpool afrontó el último mercado de pases —abierto aún hasta el 1° de septiembre— con una determinación pocas veces vista, incluso para un club de su magnitud. La inversión, hasta el momento, es de 293,68 millones de euros, según Transfermarkt, siendo la cifra más alta de su historia, y lo convirtió en el mayor gastador de toda las ligas del mundo. En ese proceso, se desprendió de jugadores de peso como Trent Alexander-Arnold, Luis Díaz y —recientemente— Darwin Núñez, quien acordó para continuar su carrera en Arabia Saudita, en el Al Hilal.
Paralelamente, llegaron refuerzos de proyección inmediata y futuro: el alemán Florian Wirtz, contratado por una cifra récord para el club (125 millones de euros), el francés Hugo Ekitike (€80 millones), el húngaro Milos Kerkez (casi €47 millones), el neerlandés Jeremie Frimpong (€40 millones) y el arquero georgiano Giorgi Mamardashvili (por apenas €1,78 millones), entre otros libres o vueltas de préstamos.
Con ellos, la dirigencia y el cuerpo técnico buscan rejuvenecer el plantel —de los cuatro fichajes principales, ninguno supera los 24 años— y dotarlo de una base capaz de sostener el nivel competitivo durante varios años.
El estreno oficial de la temporada el pasado domingo dejó un golpe inesperado. En la Community Shield, el Liverpool cayó por penales ante el Crystal Palace, un equipo que viene ganándose la fama de “matagigantes” en Inglaterra y que ya había complicado a los de Anfield en la última fecha de la liga. El 2-2 en el tiempo reglamentario derivó en una definición desde los doce pasos que se resolvió por 3 a 2 a favor del conjunto londinense, donde fallaron el argentino Alexis Mac Allister y el egipcio Mohamed Salah. Las Águilas festejaron su segundo título en la historia, en menos de tres meses.
En Wembley, antes del partido, se realizó otro emocionante homenaje a Diogo Jota. La presidenta de la FA (Asociación Inglesa de Fútbol), Debbie Hewitt; la leyenda de Liverpool, Ian Rush; y el presidente de Crystal Palace, Steve Parish, depositaron coronas de flores en el campo de juego en honor al portugués.
El próximo desafío para los dirigidos por Arne Slot, el DT que reemplazó con éxito a un ídolo como Jurgen Klopp, será el debut en la Premier, este viernes, nuevamente en Anfield, frente al Bournemouth a las 16, hora argentina.
El entrenador neerlandés se mostró satisfecho con el recambio en la previa de la final, aunque no descarta nuevas incorporaciones ofensivas. “Estamos muy contentos con el plantel que tenemos. Es cierto que se han ido jugadores, pero también hemos contratado a otros y los jóvenes están teniendo un buen desempeño”, señaló.
A la vez, admitió que las salidas dejan un hueco que se pueden cubrir antes del cierre del mercado. Los tres objetivos que buscan cerrar próximamente, dando un nuevo golpe al mercado de fichajes de verano (en Europa), son: Alexander Isak del Newcastle (prioridad absoluta, pese a lo inflexible que muestran las «Urracas»), Marc Guehi del Crystal Palace y Giovanni Leoni del Parma.
La reconstrucción que vive el Liverpool en este tramo de su historia combina la exigencia de sostener un proyecto ganador con la necesidad de atravesar un duelo colectivo. No hay manual para eso: cada partido, cada entrenamiento y cada decisión en el mercado de pases lleva, implícita, la huella de una ausencia que todavía duele.
El reto para el técnico y su plantel es doble. Por un lado, consolidar una estructura renovada, con futbolistas que llegaron para ser protagonistas en el presente y referentes en el futuro. Por el otro, mantener vivo el legado humano de Diogo Jota, no como un recuerdo distante, sino como una parte activa de la identidad del equipo. En ese equilibrio entre la ambición deportiva y la memoria afectiva se juega, quizás, la verdadera reconstrucción del campeón que “nunca caminará solo”.