Dolores Fonzi en el rodaje de Belén: “Hay una fuerza mayor que nos llama a hacer esta película”

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Detrás de Belén, la segunda película como directora de Dolores Fonzi, hay una historia que se puso en marcha hace nueve años. El 24 de julio de 2016, en la tercera entrega de los premios Platino al cine íberoamericano realizada en Punta del Este, Fonzi levantó ante las cámaras un cartel con la leyenda #LibertadParaBelén en el momento de recibir el reconocimiento como la mejor actriz del año por su labor protagónica en La patota, de Santiago Mitre.

El reclamo apuntaba al caso real de una joven mujer tucumana de 27 años, conocida solo como Belén (su nombre verdadero es otro), que fue condenada en 2014 por la justicia de esa provincia y pasó dos años en la cárcel luego de haber sufrido un aborto espontáneo en el que murió su bebé. Todavía estaba presa en ese momento.

Laura Paredes y Dolores Fonzi, autoras e intérpretes de la película

En esa ceremonia estaba Leticia Cristi, una de las cabezas de la productora K&S, que de inmediato quiso saber mucho más sobre el caso. “Ahí empezó toda esta locura”, le dice Fonzi a LA NACION en la amplia y desierta explanada de acceso al edificio de los Tribunales de Retiro durante una templada tarde del pasado otoño. En vez de la habitual actividad de Comodoro Py, el lugar ahora está ocupado por el nutrido equipo de rodaje de un proyecto que Fonzi se puso al hombro en el más amplio sentido del término.

Producida por Amazon MGM Studios junto con K&S, y con fecha de estreno en los cines argentinos confirmada para el 18 de septiembre, Belén es el segundo largometraje de Fonzi como directora después de la aplaudida y premiada Blondi. Al igual que en su ópera prima, el compromiso aquí es integral. También es la autora del guion (con Laura Paredes) y personifica a una de las protagonistas del relato, Soledad Daza, la abogada encargada de seguir el caso como defensora de la joven acusada. En el elenco principal, además de Fonzi y Paredes, aparecen la joven actriz tucumana Camila Plaate, Julieta Cardinali, Sergio Prina, Luis Machín y César Troncoso.

Fonzi y la actriz tucumana Camila Plaate en una escena de la película que llegará a los cines argentinos el 18 de septiembre

“Desde Blondi hasta acá me habían ofrecido dirigir otros proyectos que no eran míos. Y esto de Belén fue como un sí rotundo, porque el tema era muy propio de mi identidad. Yo estuve en contacto con este caso desde el principio y ayudando desde afuera”, recuerda Fonzi, vestida como la abogada Daza, en una de las pausas entre toma y toma. Estamos en la quinta semana de una exigente filmación que se hizo entre Buenos Aires y Tucumán, donde se ambienta la parte medular del relato.

El libro que sirvió de fuente

La película se basa en el libro Somos Belén, de Ana Correa, publicado en 2019. Después de que K&S se asegurara los derechos para adaptarlo a la pantalla y quedara listo un primer borrador del guion, Cristi pensó de inmediato en Fonzi para el papel de Daza. La idea de recurrir a ella para dirigirla apareció más tarde. El éxito de Blondi alentó esa convicción.

Fonzi (a la derecha) y Ana Correa, autora del libro que inspiró el film

“En 2024, mientras estaba filmando en Roma la película Nonostante, tuve un encuentro con Leticia y también varias charlas con la gente de Amazon. Empezamos con la reescritura completa del guión. Yo tenía en ese momento que viajar a Chile para filmar La casa de los espíritus, también con Amazon, y en el medio seguí trabajando en el otro proyecto. Al final fui y vine siete veces de Chile, preparando la serie y reescribiendo Belén al mismo tiempo”, relata Fonzi.

Ahora, en la desierta geografía de Comodoro Py, le toca a Fonzi (como la abogada Daza) filmar una escena en la que mantiene con la fiscal personificada por Julieta Cardinali un tenso intercambio de palabras. A la distancia se percibe en la conversación un aire sarcástico que marca el distanciamiento entre lo que piensan ambos personajes. Nada se mueve alrededor, a excepción del mecánico desplazamiento de un par de extras que atraviesan el plano sin cruzarse. La toma se repite varias veces.

Julieta Cardinali, una de las figuras destacadas del elenco

Santiago Mitre, pareja de la actriz, de visita en el set, se acomoda junto a uno de los monitores y sigue a la distancia la filmación de la escena desde el gazebo cercano al portón de acceso. Allí fueron instalados los equipos que registran las imágenes para el futuro trabajo de postproducción y edición.

“Hay mucho ensayo previo y un trabajo estético muy grande con la directora de arte Micaela Saiegh. Toda la parte conceptual y el armado de los planos se definen antes, en la previa, con ella, el director de fotografía Javier Juliá y el resto del equipo. Ahí vamos teniendo ya ideas de todo lo que va a pasar cuando lleguemos a la locación en rodaje”, describe Fonzi.

También hubo un riguroso trabajo de preparación para los actores que prosigue antes de cada escena en el set con la supervisión del actor Ezequiel Díaz. “Es mi mano derecha, mi mejor amigo, mi hermano”, lo define Fonzi.

Luis Machín tiene una actuación especial en la película

El resultado de ese trabajo deja satisfecha y agotada a la vez a la actriz-directora: “Este proyecto es una demanda enorme para todos nosotros, una responsabilidad total. Y también es algo que sucedió. Por eso todos somos instrumentos de esta historia real que contamos también para concientizar. Yo me pongo al servicio de la persona que atravesó toda esta situación”.

En desventaja

Fonzi cree que Belén replica desde esa perspectiva todo lo que se vivió con Argentina, 1985. “Como en la película que hizo Santi, esta historia también es de todos. Una ofrenda, una entrega hacia lo que esta historia viene a mostrar, esa parte de la sociedad que se encuentra en desventaja. Hay una fuerza mayor que nos llama a hacer esta película”, afirma.

A diferencia del texto original de Correa, que se apoya en conversaciones con Belén, la película se cuenta desde el punto de vista de Soledad Daza. El comienzo coincide con el momento en que la abogada personificada por Fonzi se entera del caso dos días antes de la primera condena, cuando Belén ya llevaba dos años en prisión. “Allí comienza el camino hacia la libertad. Todo cambia cuando Belén, bajo la condición de que nadie sepa cuál es su verdadera identidad, se anima a avanzar de la mano de Soledad”, cuenta la actriz.

La película está basada en un caso real que abrió fuertes debates en la sociedad

Fonzi conoció a la abogada en las dos visitas que hizo a Tucumán junto con Paredes y a parte del equipo de producción. “Ella siempre fue muy abierta, muy entregada, divina y amorosa. Tuvimos con ella una comunión plena, muy mágica, muy inusual y sin ningún contratiempo. Inclusive nos acompañó en el rodaje. La comunicación con ella fue constante y aproveché toda la información que ella me aportó”, evoca la actriz.

Paredes, amiga y compañera artística de ruta de Fonzi desde hace mucho tiempo, se suma para contar lo que vivió mientras las dos compartían con Daza una lectura del guión en uno de los viajes a Tucumán. “Soledad nos dice en un momento que la hacían quedar como una heroína y que no lo podía creer. Ahí pensé: claro, las verdaderas heroínas nunca se sienten heroínas. Tienen vidas normales, comunes, con sus pibes. Desde su vida cotidiana, Soledad hizo algo completamente trascendente”, detalla.

Fonzi en la entrega de los premios Platino, en 2016, que puso en marcha la historia de la película que está a punto de estrenarse

“Y la preproducción también fue mágica con Dolores –agrega Leticia Cristi, responsable máxima de esta producción con el apoyo de Matías Mosteirín-. Las preproducciones siempre son difíciles porque se cuentan semana por semana en forma regresiva hasta el primer día de rodaje. Ese registro siempre da un poco de vértigo, porque surge todo tipo de complicaciones como una locación completa que se cayó y no pudimos recuperar. Hay directores que, frente a ese panorama, dicen: ‘Bueno, resuelvan el problema y cuéntenme después’. Dolores no es así. Cada vez que tuvimos, mucho más nerviosos que ella, que explicarle un problema, preguntó dónde estaba y en cuánto pudo se puso a desanudar. Y te aseguro que sacó todos los nudos”.

La charla debe interrumpirse varias veces por las exigencias del rodaje. Antes de cerrar la jornada de filmación a la que asiste LA NACION, hay que aprovechar toda la luz natural posible para registrar una nueva escena, esta vez con Paredes y Fonzi dialogando en el interior de un auto de pequeño porte. Javier Juliá, uno de los más destacados directores de fotografía del cine argentino, se mete casi de cuerpo entero en el vehículo para asegurarse que la cámara registrará el diálogo entre las dos actrices, sentadas en el asiento delantero, de acuerdo a las previsiones.

Como ocurrió en Blondi, su ópera prima, Fonzi está a punto de estrenar su segunda película como directora, autora y protagonista

¿Cómo es el desafío de acometer una segunda película después del reconocimiento ganado en el debut? ¿Qué se aprende y se asimila de esa ópera prima en el siguiente desafío? “Aprendés mucho –responde Fonzi con absoluta seguridad-. Aprendés dónde no filmar, vas sabiendo qué es más realizable y qué no. Empezás a entender lo técnico de otra manera, a pensar la película con conceptos visuales ya pensados de antemano como plano”.

Paredes define a Fonzi como una gran capitana en el set. “Es muy paciente con todo el equipo y con los actores y consigue que durante el rodaje todo el mundo esté de buen humor. Disfruta mucho ese trabajo, no se tensiona, tiene paciencia, cuida sus nervios. Eso se siente mucho más en un trabajo en equipo como este. Cuando entrás en la quinta semana de rodaje y quien está a cargo mantiene ese mismo temple, como el primer día”.

Antes de que el rodaje llegue a su fin y la sombra del anochecer se adueñe por completo del lugar, Fonzi responde una última pregunta de LA NACION. Ella es pareja de un director. Lo mismo ocurre con Laura Paredes, en su caso con Mariano Llinás. ¿Qué pasa cuando la jornada de filmación concluye y llega el momento del regreso a casa? ¿De entrada toma la iniciativa de contarle a su compañero (Santiago Mitre) lo que pasó durante ese día y qué decisiones debió tomar como directora?

“En mi caso –contesta Fonzi- siempre es un apoyo. No me voy a perder nunca la posibilidad de conversar con Santiago o que él venga directamente al set. Básicamente, para que me alivie un poco la tarea”.

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