La historia detrás de la reapertura de un hotel que fue un castillo y está donde Brad Pitt filmó en Mendoza

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MENDOZA.- Un sueño que superó las expectativas y empieza a escribir una nueva historia. Del deseo de tener un castillo para recibir solo a amigos y visitantes a reconvertirlo en uno de los hoteles emblemáticos de Mendoza, en medio de la montaña, tras cerrar y quedar a la venta en plena pandemia.

Así es la apuesta de una familia cuyana dedicada a la metalmecánica y al campo, que incursionó en el negocio inmobiliario y compró en un remate la imponente propiedad para darse “el gusto de su vida” pero que finalmente decidió restaurarlo y reabrirlo al turismo mundial, en plenas vacaciones de invierno, con una inversión de más de US$400.000.

Se trata del reconocido hotel Valle Andino, enclavado en la mágica y famosa localidad montañosa de Uspallata, a más de 120 kilómetros de la capital provincial, donde Brad Pitt filmó “Siete años en el Tibet”.

La apertura del hotel Valle Andino es el sueño de un padre que concretó su hijo

Condimentos que se suman a una historia y a un lugar fascinantes, sobre todo por el misterioso cierre del icónico complejo en 2020, que había sido construido por la mutual policial AMSA en los años 90. En la actualidad su resurgimiento llega de la mano de la familia Cavallaro, oriunda del Valle de Uco, que tenía otros planes en la cabeza, motivados por los anhelos del jefe del hogar, quien falleció tiempo después. Fue así que su hijo, Pablo, a los 27 años, tomó la posta, consultó a especialistas y decidió redoblar los esfuerzos para reactivarlo y restaurarlo por completo, poniéndolo nuevamente a disposición de los huéspedes.

“Nos enamoramos del proyecto y hemos dado todo. Es un gran orgullo. Mi papá me enseñó que los sueños se construyen ladrillo a ladrillo. Reabrir Valle Andino no es solo un homenaje a él, sino una apuesta al futuro, a la tierra que amamos y al turismo local e internacional. Queremos que cada persona que llegue se sienta única, rodeada de belleza, confort y naturaleza”, expresó Pablo Cavallaro a LA NACION, aún sorprendido por el camino recorrido, y cargado de expectativas por lo que significa haber remodelado a pleno, con un sello moderno y distintivo, semejante propiedad en un paraje inigualable; lugar de paso para quienes buscan conocer la montaña, la nieve y las actividades al aire libre o quieren hacer un parate en su camino hacia Chile.

El objetivo es uno solo: seducir y captar a los visitantes extranjeros pero también a los locales. A minutos del complejo se encuentran el cerro Aconcagua, el Puente del Inca y Villavicencio.

La inversión fue de US$400.000

La historia y el presente del hotel

Valle Andino fue abierto, por primera vez, en 1990, con el diseño del arquitecto Silvio Bromberg, de estilo rústico y montañés, y se convirtió en una parada obligada de hospitalidad entre los cerros, rodeado por la imponente naturaleza y el silencio de la zona.

El reconocido hotel fue edificado por AMSA (Asociación Mutual de Suboficiales y Agentes Policiales de Mendoza) mediante un crédito del Banco Previsión Social. A raíz de incumplimientos en los pagos, se procedió al embargo y ejecución en el 2018, quedando en manos de un fideicomiso financiero.

Valle Andino se había convertido en uno de los principales alojamientos de la época, junto con Aconcagua, Posta de San Carlos, Valle Grande y el recordado hotel Samay Huasi, que sufrió un incendio total.

Previo a la pandemia, ya evidenciaba signos de desgaste y deterioro para poder seguir funcionando, como problemas en el sistema de calefacción y en las cañerías de agua. Finalmente, la propiedad fue a remate y logró ser adquirida por la familia oriunda del departamento de Tunuyán, que emprendió el plan de salvataje.

La nueva misión del hotel es la creación de “experiencias únicas”, con un equipo entrenado para la excelencia en el servicio, con amenities de primer nivel

Para la familia, la reapertura del hotel no es solo una remodelación edilicia, sino una “renovación de espíritu”. Por eso, el hotel regresa con nuevas instalaciones y mobiliario, pero enfocado en una nueva misión de creación de “experiencias únicas”, con un equipo entrenado para la excelencia en el servicio, con amenities de primer nivel. La tarifa para alojarse promedia los US$100. “Soñamos con un lugar que invite al disfrute con altos estándares de calidad. Queremos que nuestros huéspedes no solo visiten la montaña, sino que la vivan, la sientan y se conecten con su energía única”, acotó Cavallaro.

Además de sus 26 habitaciones, espacios comunes y grandes jardines, el hotel tiene un restaurante que basa sus platos en un gran horno de barro, un wine bar y actividades especiales como cabalgatas, clases privadas de meditación y yoga, salidas de pesca o caminatas por los sitios más sorprendentes de Uspallata.

“Valle Andino no es solo un hotel. Es una historia que vuelve a escribirse, una promesa renovada entre generaciones y un testimonio de lo que puede lograrse cuando la pasión y el compromiso se encuentran. Este lugar fue un sueño. Hoy es una realidad. Y queremos compartirlo con todos”, completó el empresario.

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