“Pasaporte climático”: cómo abrir más puertas en los mercados del mundo

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“El tiempo se está agotando. El costo de medir, que es lo que a veces nos cuestionan, es menor que el costo de no hacer nada”. Con esa frase, Laura Loizeau, de la plataforma Puma, dejó en claro que el agro argentino necesita adaptarse rápido a un nuevo escenario global. Su idea central es que el sector debe contar con un “pasaporte climático”, una herramienta que permita mostrar con datos verificables cómo produce, para ganar credibilidad y mantener abiertas las puertas de los mercados internacionales.

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Loizeau explicó que la sostenibilidad hoy atraviesa todos los niveles. “Siempre decimos que el planeta está pidiendo con urgencia sostenibilidad en sus tres dimensiones: el impacto social, el impacto ambiental y el impacto económico”, señaló. Y recordó que tanto gobiernos como empresas tienen que ser parte activa de este cambio, algo que en Harvard definen como “creación de valor compartido”.

Laura Loizeau, de Plataforma Puma: “Siempre decimos que el planeta está pidiendo con urgencia sostenibilidad en sus tres dimensiones: el impacto social, el impacto ambiental y el impacto económico”

En su intervención marcó que ya no alcanza con discursos o intenciones. “Ahora hablamos de sostenibilidad de una manera mucho más consciente, con datos verificables y hay varias fuerzas que están impactando no solamente al sector agropecuario, sino a todas las actividades económicas relacionadas con los cambios climáticos y con los cuestionamientos sobre cómo se produce”, dijo.

Para el agro esto significa aprender un nuevo lenguaje: reglamentaciones, fechas y siglas que se vuelven decisivas. “Una vez que uno sabe de las siglas, después tiene que aprender a interpretarlas. Además tiene que estudiar las fechas y ver cómo impactan en el agro y cómo podemos intervenir positivamente dejando una huella ambiental, social y económica”, explicó. Buena parte de estas exigencias vienen de la Unión Europea, que ya fijó estándares más estrictos.

Negocios del campo: agricultura regenerativa y trazabilidad, con Laura Loizeau.mp4

La presión también baja desde las grandes compañías. “Las empresas empiezan a trabajar con directivas globales: ya no solamente tienen que reportar sus estados financieros, sino cómo están haciendo las cosas. Y eso alcanza directamente al sector agrícola”, advirtió.

Loizeau subrayó que el agro forma parte del llamado Alcance 3 de emisiones, que incluye a todos los proveedores en las cadenas de valor: “Estamos dentro de la cadena de suministro. Y ahí es donde está parado hoy el sector agrícola respecto al mundo sostenible”. A eso se suma, destacó, otra dificultad que es la enorme heterogeneidad de los productores. “Son millones de agricultores en todo el mundo, totalmente heterogéneos, incluso cultivando el mismo producto. El desafío que se encontró la industria de alimentos y bebidas es enorme, porque desde el plan que tenemos en una computadora a lo que tenemos que ejecutar a campo se nos hacía prácticamente imposible”, reconoció.

Laura Loizeau: “Tenemos que monitorear, medir, verificar. Porque no solamente cuenta lo que podamos decir, sino que ahora nos están pidiendo que lo demostremos con evidencias”

Lo central, recalcó, no es cambiar qué se produce, sino mostrar cómo se hace. “Al agro lo que se le está pidiendo es que demuestre cómo produce. No le están pidiendo que cambie el producto que hace o en qué cantidad. Nos están pidiendo que demostremos cómo hacemos las cosas”, afirmó.

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En ese sentido mencionó la creación de la plataforma, pensada para achicar la distancia entre el mundo corporativo y los agricultores. “Empezamos a trabajar sobre el concepto de agricultura regenerativa. No se trata de que el producto sea diferente, sino de cómo trabajamos nosotros”, dijo. Y advirtió que ahora se exige demostrar con datos: “Tenemos que monitorear, medir, verificar. Porque no solamente cuenta lo que podamos decir, sino que ahora nos están pidiendo que lo demostremos con evidencias”.

Para cumplir con esas exigencias internacionales habló de herramientas como la digitalización del agro. Ese es el camino que lleva al “pasaporte climático”. Explicó: “Si queremos que el agro argentino siga siendo líder global, necesitamos que los datos sean creíbles, que se puedan verificar y certificar para cumplir con las distintas reglamentaciones y directivas que nos dan apertura a determinados mercados”.

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