Se mueve en silencio, con el paso cansino y una sonrisa llena de palabras. A sus 80 años, Piero Antonio Franco de Benedictis sigue emocionando con las canciones que lo volvieron leyenda. Pero esta vez, a través de su hija Fiorella (21) –fruto de su matrimonio con la artista Mariana Schettini (54), con quien también tuvo a su hijo, Giuliano (22)–. “La música te convoca, tiene fuerza, tiene cabida, tiene vida. Y mi hija sigue ese camino, mirala con atención. Es un placer escucharla cantar”, dice orgullo el artista mientras Fiorella le ceba un mate.
Después de una gira de tres semanas por Latinoamérica, padre e hija volvieron a su casa de San Telmo para darle forma a un nuevo proyecto: su primer disco juntos. “Son canciones de papá que yo adoro y que cantamos todo el tiempo. En realidad, la idea surgió en el festejo de su cumple de 80, donde hicimos una zapada de las canciones. Ahí fue cuando pensamos: ‘Bueno, ahora queremos transformarlo en un disco’”, recuerda la joven artista que estudia música para ser cantante profesional en la Escuela de Música de Buenos Aires (EMBA). “Es un orgullo inmenso el que siento por ella… y me mando la parte porque no puedo evitarlo”, dice Piero y enseguida le cede la palabra a su hija para que brille con su propia luz.
–¿Cómo es cantar juntos?
–[Lo piensa unos segundos]. Es como un ritualito que tenemos en la familia, porque nos unen canciones que compartimos y el gusto incansable por la música. Si bien cantamos temas de papá, también cantamos folclore y canciones cuya letra tienen un significado muy fuerte para nosotros.
–¿Cuáles son las canciones favoritas de tu papá?
– Soy fan de “Para ser humano”; “A mí me dieron el mar”, “Tengo la piel cansada de la tarde” y “Mi gente donde va”.
–¿Y qué te pasa cuando cantás sus temas?
–Es una mezcla de emociones: orgullo, amor y mucha alegría. Hay algo de papá que me gusta mucho y es esa coherencia hermosa que tiene a la hora de comunicarse. Lo noto mucho ahora que estamos volviendo de gira y veo cómo de repente se genera entre el público una contemplación colectiva de lo mundano: de la vida, la familia, el amor… Nos pasó que llegamos a Ecuador y nos encontramos a todos re borrachos, pero cantando a pleno todas las canciones de Piero. Fue algo muy loco e increíble a la vez.
–¿Recordás el momento en que decidís te dedicarte a la música?
–De chiquita siempre me gustó cantar, subirme a la mesa y jugar con mi sobrina. Tenía más o menos 8 años y me acuerdo que ya soñaba con trabajar de la música, pero al mismo tiempo sabía que era complicado vivir de esto. Incluso tenía mi “plan B”, que era dedicarme a la moda. En algún momento recuerdo que me dije: “Si no te dedicás a la música es de cobarde”; fue como un instante de lucidez en el que decidí tirarme a la pileta, a empezar a pensar en hacer lo que realmente me gustaba.
–¿Qué aprendiste de tu papá?
–Papá es un gran defensor de la ternura, de hecho, tiene un disco que lleva esa palabra como título. La idea de vivir la vida con un poco de ternura es una de las cosas más lindas que me enseñó. Entender el mundo desde su perspectiva es maravilloso. Algo que admiro mucho de él es que es un tipo coherente; siempre me conmovió mucho su historia de cómo después de cantar canciones de protesta se tuvo que exiliar. Y volvió con una propuesta llena de paz. Eso me conmueve mucho. En una época de mucho rock y de mucho power, papá mostró su costado más vulnerable al decir “aguante la paz, aguante el amor”. Y eso me parece muy respetable.
–¿Te da consejos?
–Dice lo justo con pocas palabras. Cuando empecé a salir de gira no siempre me iba bien, de hecho, salía avergonzada porque el resultado no había sido el mejor. Y papá siempre me recibió con palabras de aliento. Ojo, es muy sincero, no regala flores porque sí. Simplemente dice lo que siente.
–¿Qué es lo que más te gusta de ser cantante?
–Adoro este oficio porque constantemente te lleva a una encrucijada entre el alma y el ego, como que al elegir qué es lo que vas a cantar y por qué, terminás descubriendo nuevas facetas tuyas. En ese sentido, la música es un gran espacio para conocerse.
–¿Cuál es tu sueño?
–Yo quiero cantar folclore en cada rinconcito de este país hermoso, ese es mi sueño.
–Y a vos, Piero, ¿te queda algún sueño pendiente?
–Muchos, porque como digo siempre, creo que todavía no hice lo mejor. Recién estoy empezando. •