Pocas cosas son tan emblemáticas como el nopal en lo que respecta a elementos de la gastronomía mexicana. El nopal es todo un símbolo para México. Y es que más allá de ser el lugar en el que el águila se posó, y que consecuentemente dio paso a la fundación de Tenochtitlán, también es un alimento versátil y lleno de beneficios.
Primero que nada, hay que aclarar que, pese a que comúnmente se le conozca como verdura, el nopal es en realidad una fruta. El cactus del que proviene, Opuntia ficus-indica, es endémico de Latinoamérica, pero se concentra principalmente en el territorio mexicano.
Por ello, y según artículos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de México, el nopal actualmente es considerado un regalo de México para el resto del mundo.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, los nopales, al igual que las tunas, son ricos en potasio, calcio, y magnesio, por lo que su consumo ayuda a mantener la salud del sistema óseo.
Desde luego, comer nopales también supone un importante consumo de fibra, lo que mejora la salud intestinal. Claro que eso no es todo pues estudios recientes sugieren que comer nopales podría ser bastante bueno para las personas que padecen diabetes, pues su alto contenido de polisacáridos y fotoquímicos tiene efectos antiinflamatorios, antioxidantes y reduce los lípidos en la sangre.
Y si eso te resulta impresionante, presta atención porque la baba de nopal ayuda a curar heridas, previene infecciones en la piel, y hasta previene arrugas. Además, una de las principales ventajas de los nopales es su abundancia en la vegetación; es decir, es posible encontrar en cualquier tipo de clima y suelo.
Sin embargo, es importante aclarar que siempre conviene hacer una consulta previa con el médico de cabecera.