La cancha de Vélez, la casa de los Pumas, volverá a albergar el Rugby Championship después de seis años. La imagen de Broadie Retallick trabando el maul a centímetros del in-goal, frustrando la primera victoria argentina ante los All Blacks, es la última que guarda la retina. Dos semanas después de haber jugado la final del Super Rugby con la camiseta de Jaguares, el mismo grupo de jugadores, casi sin descanso, buscaba hacer historia y tomar impulso camino al Mundial de Japón 2019. Aquella tarde de julio, la Argentina tuvo un line-out en cinco yardas para pasar al frente en el último minuto, pero no logró cruzar la línea. Todo terminó en derrota 20-16. Lejos de traccionar como una inyección anímica, fue el inicio de una debacle que terminó con la prematura eliminación en primera ronda en la Copa del Mundo posterior.
Desde entonces, sólo se jugaron dos partidos en el Amalfitani: un test match ante Sudáfrica antes de Francia 2023, por fuera del Rugby Championship reducido en año mundialista, y otro ante Francia, durante la ventana de julio del año pasado. Debió haberse jugado allí el duelo con Sudáfrica de 2022 correspondiente al certamen hemisférico, pero las malas condiciones del campo de juego del estadio José Amalfitani obligaron a un traslado de urgencia a la cancha de Independiente.
El regreso a Liniers, entonces, se producirá este sábado a las 18.10, por la segunda fecha del Rugby Championship 2022, donde los Pumas buscarán revancha ante los All Blacks tras la derrota 41-24, el último fin de semana, en Córdoba. Para aspirar a ello y, en consecuencia, a la primera victoria ante los hombres de negro en la Argentina, hay aspectos que el equipo que conduce Felipe Contepomi debe corregir con urgencia, pero también repetir y profundizar las virtudes que desplegó en el Kempes.
La indisciplina
Quedó en relieve que la gran diferencia del partido estuvo en la indisciplina. Y eso que los dos equipos terminaron con 12 penales en contra. Pero mientras que la mayoría de los penales de los All Blacks fueron producto del asedio de los buenos momentos que tuvieron los Pumas, sobre todo en los primeros 25 minutos del segundo tiempo, las infracciones de los argentinos fueron en situaciones que no representaban peligro. En cambio, al facilitarle al rival posesión y territorio, se lo autogeneraron.
Un caso paradigmático fueron los tres penales consecutivos al final del primer tiempo, cuando los Pumas se habían acercado a siete puntos, y le concedieron un try de maul fácil a los All Blacks. Luego, uno más con el tiempo cumplido que costó otro try y estableció una diferencia de 31-10. Y cuando se habían vuelto a acercar (31-24) sin cometer ningún penal en todo el segundo tiempo, llegaron dos infracciones más que fueron letales, y luego una más que derivó en el 41-24 final. Los famosos championship minutes a los que se refirió Fernández Lobbe, haciendo referencia a la frase de Alex Ferguson.
Luego de no ver tarjetas durante los primeros ocho partidos del ciclo Contepomi, los Pumas recibieron 10 amarillas y tres rojas en los últimos nueve. Es lo primero que hay que corregir.
La defensa del maul
Cinco de los seis tries de los All Blacks se iniciaron con jugadas de line-out y maul. Tres de ellos terminaron directamente con el maul aterrizando en el in-goal. Primero, disciplina para evitar ponerse en esa situación. Segundo, actitud, antes que técnica, para defender esa formación.
El banco y los cambios
Contepomi planteó un partido de largo aliento y dispuso un banco de elite, con Sclavi, Tetaz Chaparro, Petti, González y Santiago Carreras. Cuando ingresaron, a los 10 minutos del segundo tiempo, potenciaron un equipo que había empezado a calibrar. El scrum mejoró radicalmente. Sin embargo, cuando los Pumas apoyaron el tercer try y se pusieron a siete, Contepomi sacó al capitán y al medio-scrum. Ignacio Ruiz, un jugador ya consolidado pero que arrastraba una larga inactividad (no jugaba desde el 17 de mayo), falló un par de line-outs en ataque sobre el final, cuando los Pumas buscaban el punto bonus; Montoya suele jugar casi hasta el final en partidos peleados. Simón Benítez Cruz, que hace sus primeras armas con la selección, volvió a fallar en un aspecto crucial para los 9 como es el juego con el pie. ¿Oportunidad para Agustín Moyano?
Pablo Matera jugó un gran partido pero perdió preponderancia en los últimos minutos; es el Puma que más jugó en el año (381m, es decir 76,2 por partido). Marcos Kremer, también en su regreso tras una inactividad larga, sufrió un esguince de tobillo en medio del partido y jugó algo diezmado. No extrañaría ver un banco con seis forwards y la inclusión de Santiago Grondona entre los 23. Isgró no tuvo un gran partido pero fue importante en el juego aéreo; Degluy cumplió, pero no desequilibró: ¿vuelve Mateo Carreras?
Los All Blacks perdieron por lesión a sus dos suplentes más experimentados: Patrick Tuipulotu y Anton Lienert-Brown. También suena para hacer su debut internacional el enorme ala Simon Parker y podría tener minutos el inexperto medio-scrum Noah Hotham (22 años, 2 caps). Contepomi debe decidir si poner lo mejor de entrada o guardarse algo para el final.
El scrum, casi aprobado
En el balance general, la actuación del scrum argentino araña el aprobado, pero todavía está lejos de considerarse sólido. En el primer tiempo, con Vivas y Delgado, había empezado bien hasta que cometió dos penales en los minutos finales que derivaron en sendos tries. En el segundo, con el ingreso de Sclavi y Tetaz Chaparro, mejoró y hasta se animó a empujar un poco. Se entusiasmó demasiado luego de ganar un penal (finito) en ocasión de un lanzamiento de los All Blacks, y en una jugada subsiguiente con penal a favor abajo de los palos pidió scrum, pero fue inestable, la pelota salió sucia y se dilapidó una buena chance de try. La gran pregunta, de nuevo, es si poner a Sclavi y Tetaz Chaparro desde el inicio o reservarlos para el desenlace. También están Boris Wenger y Coria, que en lo poco que jugaron se mostraron firmes en esa formación.
Consolidar el dominio
Más allá de los errores puntuales que costaron la derrota (corregibles de un sábado a otro), los Pumas también tuvieron momentos de dominio en los que pudieron imponer el juego que pregonan y sometieron a los All Blacks. Tanto al promediar el primer tiempo como la mitad inicial del segundo se asemejaron al equipo de 2024, con Joaquín Oviedo o Matera poniendo al equipo adelante, con Tomás Albornoz intratable desequilibrando en cada intervención, con jugadas de muchas fases. Faltó algo de efectividad: hubo un penal errado y un par de ataques frustrados por errores propios (knock-ons o penales en la limpieza del ruck) cuando los All Blacks fueron altamente eficaces (seis tries en ocho ingresos a las 22 rivales), pero sobre todo faltó concentración en las jugadas posteriores a anotar puntos para consolidar el dominio, que también entran dentro de los championship minutes.
La respuesta de los All Blacks
Pese a lo holgado de la victoria, los All Blacks recibieron muchas críticas por su actuación en Córdoba. El enviado del New Zealand Herald a la Argentina Liam Napier cuestionó la cohesión del ataque, el hecho que sólo consiguieron dos quiebres (uno de ellos obra de Jordan para el try de Ratima), la recaída al inicio del segundo tiempo, la disciplina (12 penales, dos amarillas) y la falta de precisión en el uso del pie.
El propio Jason Ryan, entrenador de forwards, se mostró descontento con la actuación de su equipo en general. “Creo que en algunos momentos nuestra ejecución técnica estuvo un poco errática, un poco intermitente, el timing no fue el adecuado”, admitió el ayudante de Scott Robertson. “No tuvimos el juego fluido que podríamos haber tenido. No hay excusa para eso. No lo vamos a pasar por alto, porque la noche estaba muy linda, con condiciones perfectas.”
Los All Blacks son expertos en hacer ajustes de un partido a otro. Con el incentivo de regresar a Vélez, su casa, los Pumas deben estar preparados para hacer frente a un desafío todavía mayor.