El 21 de agosto de 1926, el mismo día en que cumplía 35 años, un joven Florencio Molina Campos inauguraba un pequeño stand en la Exposición Rural de Palermo. Sin saberlo, ese gesto marcaba el inicio de una carrera artística que lo convertiría, con el tiempo, en uno de los pintores más populares del país. Aquel debut abrió paso a un universo visual que, entre cielos bajos, caballos desbocados y paisanos, se coló en millones de hogares argentinos y dejó una huella en el imaginario colectivo. Casi un siglo después, la cuenta regresiva para homenajear su legado comienza hoy.
De cara al centenario de aquel hito, su familia organiza dos grandes propuestas: una exposición inmersiva para 2026 y una conferencia audiovisual itinerante previa que revela aspectos poco conocidos de su vida y su obra.
¿Cuál es el cuento más importante de la literatura argentina del siglo XX?
Con el título Florencio Molina Campos: secretos de su popularidad, la conferencia recorrerá distintas ciudades del país este año y el próximo (las localidades interesadas pueden solicitarlo a través del siguiente enlace), con datos curiosos, anécdotas y preguntas que invitan a repensar la figura del homenajeado.
Entre los ejes que analiza la propuesta, según precisó la familia del artista a LA NACION, destacan interrogantes sobre cómo logró el pintor conquistar al paisano criollo siendo un porteño urbano, por qué circulan tantas falsificaciones de su obra o por qué las pinturas del artista tienen horizontes tan bajos (“una elección estética que fue también un mensaje visual”). Además, qué relación tuvo realmente el argentino con Walt Disney: “una historia con mitos, verdades y algún que otro malentendido”, revela Gonzalo Giménez Molina, único nieto del pintor y quien desde hace más de dos décadas se ocupa junto con la familia del cuidado y difusión de su obra.
La conferencia también indaga en aspectos como cuál fue “su verdadera mayor contribución a la cultura argentina. Spoiler: no fueron los almanaques de Alpargatas”, sigue su nieto.
Gracias a la actividad, los asistentes pueden conocer también facetas menos difundidas del artista: fue locutor de radio, escultor, escritor, poeta y hasta hizo un cameo en cine. Durante la charla, es posible escuchar su voz original y revivir fragmentos de archivo que humanizan al ícono popular.
Inmersiva, emocional y sensorial
En cuanto a la muestra inmersiva prevista para 2026, los organizadores proyectan una experiencia sensorial y emocional con dispositivos interactivos que permitirán explorar el universo visual de Molina Campos y descubrir detalles de sus escenas y la sensibilidad detrás del humor.
“Mi abuelo se quedó con las ganas de darle vida a sus propios dibujos y hacer cine animado, así que estamos trabajando para cumplir su sueño y celebrar sus 100 años de artista acorde a los tiempos que corren, con una muestra que incorpore las nuevas tecnologías”, apunta el único nieto de quien supo romper barreras y llevar el arte a soportes masivos, transformando, durante el proceso, su estilo en una marca de identidad.