Calor, esmaltes permanentes, salitre, cloro* El verano pone a prueba nuestras uñas como ninguna otra estación. ¿El resultado? Al llegar septiembre, muchas veces las encontramos más frágiles, secas o debilitadas. Pero con unos pocos gestos diarios -y algunos trucos de expertos- es posible prevenir los daños (y presumir de manicura perfecta hasta el final de las vacaciones).
Aunque muchas veces asociamos el invierno con los problemas de uñas -como el debilitamiento por el frío o las tareas domésticas-, el verano no se queda atrás. De hecho, es una de las estaciones que más las desgasta. Y tiene sentido: pasamos horas en la piscina, mantenemos el esmalte durante semanas y, además, solemos descuidar la hidratación. «Nadar aumenta el riesgo de resecar la uña. Al estar en el agua, se satura esta, que se evapora al salir, y así, varias veces al día», explican los manicuristas de Druni, quienes advierten especialmente «del efecto del cloro, más agresivo que el agua del mar».
Además, aunque los rayos UV no alteran directamente la estructura de la uña, sí afectan a la piel de su contorno. «Una uña seca es más frágil y estriada, pero, sobre todo, es más permeable y, por lo tanto, más propensa a infecciones por hongos», señala Rosa Roselló, directora de formación de Druni.
El error más común: dejar el esmalte demasiado tiempo ¿Una de las prácticas más frecuentes -y más dañinas- del verano? Olvidarse de cambiar el esmalte, especialmente en los pies. «El esmalte forma una película oclusiva en la superficie de la uña, que puede agravar la sequedad si no se retira con regularidad», explican los manicuristas de Druni. Las consecuencias van desde «manchas blancas y delaminación -cuando se desprenden capas de queratina- hasta problemas más serios como uñas sueltas, que pueden pasar desapercibidas bajo el color», añaden.
Hidratación: el gesto que marca la diferencia
Si hay un gesto que puede transformar el estado de tus uñas este verano, es la hidratación. Y no hablamos solo de aplicar crema de manos. «Lo esencial en verano es hidratar el contorno de la uña», afirma Rosa Roselló. «Para ello, recomiendo usar un bálsamo, un sérum o un aceite específico, que se masajea a diario sobre la uña y su contorno, y que también puede usarse en zonas secas del cuerpo. El tratamiento nutrirá la uña desde la matriz, lo que la fortalecerá desde la raíz. Así, en lugar de terminar el verano con uñas debilitadas, las fortalecerás».
¿Cada cuánto cambiar el esmalte? Aunque muchas lo llevamos durante semanas, lo ideal es retirarlo con cierta frecuencia. «En las manos, lo recomendable es mantenerlo una semana; en los pies, puedes prolongarlo hasta dos semanas y media o tres como máximo», indican los manicuristas de Druni. Eso sí, nunca te saltes los básicos: una capa base para proteger la uña del pigmento y un buen top coat para sellar el color.
El semipermanente es el aliado de quienes quieren olvidarse de la manicura durante días. Pero hay un gran error que todas hemos cometido alguna vez: dejarlo más de la cuenta* y arrancarlo con las manos. Error. «El problema es si lo dejas durante varias semanas, corres el riesgo de que se quede demasiado tiempo (y cuando el semipermanente empieza a desprenderse, todas hacemos lo mismo: lo arrancamos y nos dañamos las uñas…)», advierten los manicuristas de Druni.
La solución, según ellos, es tan simple como llevar un kit de retirada en la maleta: «quitaesmalte con acetona, un poco de algodón y papel de aluminio para poder hacer papillotes y retirar el esmalte semipermanente al cabo de 10-12 días en las manos y tres semanas en los pies. Puedes dejarte las uñas al natural hasta que terminen las vacaciones o aplicarte un endurecedor», aconsejan.
La rutina básica para unas manos bonitas todo el verano Una buena manicura empieza por una buena rutina de cuidado. «Las manos son la única parte del cuerpo que podemos disfrutar sin tener que mirarnos al espejo. Para mantenerlas cómodas, cuidadas y bonitas, necesitan estar bien hidratadas, con uñas sanas, limadas y con las cutículas retiradas hacia atrás», explican los manicuristas de Druni.
1. Hidrata, hidrata, hidrata «Aplica una crema de manos, al menos, dos veces al día para restaurar la película hidrolipídica y, por la noche, una fórmula más rica que dejarás actuar toda la noche», aconseja Rosa Roselló. Si las cutículas están secas, evita cortarlas y recurre a un bálsamo nutritivo con masaje.
2. Corta con precisión y lima con suavidad «Usa un cortaúñas de casi 1 cm de largo con bordes afilados para cortar limpiamente. Empieza por un lado, continúa por el otro y finalmente por el centro. Luego, lima con la lima más suave posible. Nunca pases de 240 para una uña natural», recomiendan los manicuristas. ¿La forma ideal? Depende de la base de tu uña: «si la parte rosada es corta, lo ideal sería una forma cuadrada; si es larga, cualquier forma es estéticamente aceptable, incluso un óvalo», finalizan.