Los adolescentes que vapean tienen entre 2,7 y 6 veces más posibilidades de consumir marihuana, y entre 4,5 y 6,7 veces más de consumir alcohol, en comparación con quienes no usan cigarrillos electrónicos.
Estas cifras surgen de un análisis que hicieron investigadores del Reino Unido, quienes revisaron la información más rigurosa sobre el impacto del vapeo en jóvenes de todo el mundo.
La investigación fue publicada en Tobacco Control y advirtió que usar vapeadores se asocia también a un incremento de episodios de consumo intensivo de alcohol, identificados como “atracones”, en menores de 18 años.
El alerta se basa en la revisión de decenas de estudios que exploraron la relación entre estos dispositivos, el alcohol y la marihuana en diversas poblaciones juveniles.
El trabajo fue realizado por investigadores de la Universidad de York, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y la Royal Free London NHS Foundation Trust.
Qué es el vapeo
El vapeo consiste en inhalar vapor generado por un cigarrillo electrónico o vapeador. Este dispositivo funciona con un líquido especial, llamado e-líquido, que puede contener nicotina y sabores.
Al accionar el cigarrillo electrónico, una resistencia interna calienta el líquido y lo convierte en vapor, que luego es inhalado.
El aerosol que se aspira contiene diversas partículas y sustancias químicas, no solo agua, y muchas pueden ser peligrosas para la salud.
Muchos vapeadores se presentan con diseño atractivo, sabores llamativos o formatos que parecen bolígrafos o dispositivos tecnológicos.
Esto facilita su adopción en adolescentes y niños, quienes encuentran en estos productos un acceso más sencillo que al tabaco tradicional.
Instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), ya han alertado que el vapeo no es seguro ni inocuo y puede causar daños en el aparato respiratorio y otros órganos.
Los investigadores del Reino Unido ahora reunieron la evidencia científica publicada sobre las consecuencias negativas del vapeo en jóvenes, tanto físicas como mentales.
Analizaron la vinculación entre el uso de cigarrillos electrónicos y el inicio en el consumo de alcohol y marihuana.
Al considerar solo estudios rigurosos, el objetivo fue medir el verdadero impacto y ofrecer información confiable a la comunidad científica, padres y responsables de política sanitaria.
Así fue la investigación
El equipo aplicó un método llamado “umbrella review” o revisión global. Ese enfoque permite reunir resultados de muchos estudios previos y compararlos bajo criterios uniformes. Se incluyeron 56 revisiones sistemáticas sobre el tema, publicadas en los últimos diez años.
La información recopilada abarca datos de adolescentes y jóvenes de países como Estados Unidos, Reino Unido, Australia, México, Rusia y China. Así se logró comprender el fenómeno de manera amplia y desde diferentes realidades.
Los investigadores comprobaron que el vapeo se asocia al aumento de riesgo para episodios intensivos de consumo de alcohol, lo que incluye “atracones”.
En palabras de los autores: “Nuestros hallazgos sugieren que ciertos comportamientos como el vapeo, el uso de alcohol y de marihuana suelen aparecer juntos, lo que podría cubrir funciones sociales y psicológicas similares”.
También expresaron: “El vapeo se asocia con una frecuencia mayor de episodios de atracones de alcohol”, en especial entre adolescentes de menos de 18 años.
Las conclusiones indican que existe una relación robusta entre vapear y empezar a consumir marihuana. El efecto aparece de forma constante en los países y grupos estudiados.
El uso de vapeadores también se vincula con problemas respiratorios, como asma y tos, además de incidentes por fallas técnicas en los dispositivos, como quemaduras.
En el estudio se resalta que si bien se investiga el alcance total de los daños, los patrones identificados sugieren que el vapeo incrementa la probabilidad de probar cigarrillos convencionales y otras sustancias.
Como recomendación, los investigadores sugirieron implementar políticas públicas que restrinjan la promoción y la venta de vapeadores a menores, y subrayaron que hay estrategias de marketing de la industria dirigidas a chicos y adolescentes.
“Nuestra prioridad debe ser proteger a la población más joven del acceso y la exposición a estos productos”, escribieron.
En diálogo con Infobae el doctor Ricardo Pautassi, investigador principal del Conicet en el Instituto Ferreyra, y profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, comentó: “Uno de los hallazgos más relevantes es la relación entre el vapeo y un mayor consumo de alcohol, no solo a nivel general, sino también en patrones de riesgo como el consumo intensivo, que implica ingerir cuatro o cinco bebidas en una sola ocasión. Se trata de una práctica frecuente y peligrosa en esta población”.
Además, identificaron vínculos con el uso de estimulantes, un incremento del riesgo de asma, problemas de salud bucal y otros efectos adversos.
“Los resultados aportan mayor sustento a la hipótesis de que el vapeo puede alterar procesos del desarrollo neurológico, y descartan la idea de que actúe como un sustituto seguro del cigarrillo tradicional”, añadió.
“Los datos corroboran un impacto negativo del vapeo que no solo abarca el aumento del consumo de tabaco, sino también el de otras sustancias y el surgimiento de distintos problemas de salud”, dijo Pautassi.