La inercia del sueño es un proceso neurológico que explica por qué cuesta tanto levantarse tras sonar la alarma, incluso después de dormir bien. Según el médico Alexandre Olmos, este fenómeno ocurre porque el cerebro aún no ha completado su transición al estado de vigilia, afectando funciones como la atención y la toma de decisiones. No es falta de voluntad ni vagancia: al despertar, la corteza prefrontal funciona de forma limitada, como si el cerebro aún estuviera “dormido”.
Este proceso es completamente natural y puede durar entre 15 minutos y hasta dos horas, dependiendo de factores como la fase del sueño en la que se despierte, el nivel de descanso acumulado y los ritmos circadianos.
“Oro probiótico”: el alimento natural que equilibra la flora intestinal y mejora la digestión
¿Cómo reducir los efectos de la inercia del sueño al despertar?
Ignorar la inercia del sueño y etiquetar como vagancia el hecho de no poder levantarse de inmediato es un error común que contradice lo que revela la neurociencia. Al despertar, el cerebro no activa todas sus funciones al instante: la corteza prefrontal, encargada de tomar decisiones y reaccionar con claridad, sigue parcialmente inactiva.
Reconocer que no se trata de vagancia, sino de una reacción biológica, es el primer paso para enfrentar mejor las mañanas. El médico Alexandre Olmos propone las siguientes estrategias para reducir los efectos de la inercia del sueño y activar el cerebro más rápidamente al despertar:
- Realizar respiraciones profundas y moverse de inmediato: estas acciones activan el sistema nervioso simpático, encargado de poner en marcha el cuerpo y aumentar el nivel de alerta.
- Aplicar agua fría en el rostro: esta técnica estimula la liberación de dopamina, lo que favorece el estado de vigilia y mejora el ánimo desde los primeros minutos del día.
- Exponerse a luz intensa al despertar: abrir la ventana o encender una lámpara potente ayuda a regular el reloj biológico y acelerar la activación cerebral.
- Evitar mirar el celular al despertar: La exposición a pantallas retrasa la desconexión del modo sueño y mantiene al cerebro en un estado pasivo.
- Colocar la alarma lejos de la cama: Obligar al cuerpo a levantarse para apagarla rompe la inercia inicial y ayuda a iniciar el movimiento, clave para activar el estado de alerta.
Estas recomendaciones están basadas en procesos neurológicos reales y pueden ser incorporadas fácilmente a la rutina diaria para minimizar la inercia del sueño y comenzar el día con mayor energía y claridad mental.