CÓRDOBA.— Hasta el domingo próximo al menos rige una alerta extrema por riesgo de incendios en la provincia de Córdoba.
Hoy las ráfagas llegan a 90 kilómetros por hora. La Secretaría de Gestión de Riesgo Climático precisó que por las “condiciones meteorológicas actuales y pronosticadas, la probabilidad de incendios forestales en todo el territorio provincial será extrema”.
La temporada de fuegos comienza en unas semanas y, por eso, esta semana en el dique Los Laureles, en La Cumbre, se inauguraron los primeros puntos de abastecimiento de agua destinados a la prevención y control de incendios forestales en las Sierras Chicas.
La iniciativa corresponde a la primera etapa del proyecto Agua en Altura, enmarcado en el Plan de Gestión y Prevención de Incendios en la región en el que trabajan la Asociación Rural Sierras Chicas en conjunto con el Comité de Emergencia de la Municipalidad de Los Cocos con el acompañamiento de la Brigada de Acción Comunitaria (BAC).
Esta primera etapa incluyó la instalación de tres sitios con tanques y bins, con una capacidad inicial de 14.000 litros de agua, la que se ampliará en los próximos meses. “El primer punto está en un espacio clave, permite a los bomberos reagruparse en altura, sin perder horas bajando y subiendo de la sierra. Hay señal de teléfono, buena visibilidad y un cruce de varios caminos que ofrecen vías de escape también queremos acondicionarlo para el aterrizaje para helicópteros”, explica Michael Ingrey, coordinador del Comité Fuegos de la asociación. Los otros dos también tienen características estratégicas.
La crisis de 2020
De los últimos cinco años, el 2020 fue el peor en materia de incendios en Córdoba; se quemaron 350.000 hectáreas. Sierras Chicas es siempre de las zonas más afectadas, ese año perdió unas 50.000 hectáreas entre La Cumbre y La Granja hasta la ruta 17 de Ongamira. Lo dramático de los datos impulsó a los vecinos en altura a reunirse en la asociación, dice Ingrey a LA NACION.
El año pasado el fuego consumió 100.000 hectáreas, el 60% en Sierras Chicas, donde las llamas se extendieron casi una semana y provocaron la mayor evacuación de Los Cocos en su historia. Este 2025 el ambiente está más húmedo, pero esta semana comenzó a sentirse el viento Zonda y, en altura, los pastizales están secos.
“Nuestro objetivo es cuidar el ambiente socioecológico y el fuego una de las amenazas permanentes —insiste Ingrey—. Esta zona, en altura, tiene casi 70% pastizal por lo que los fuegos se desplazan a gran velocidad. No queremos hacer de bomberos, sino hacer prevención, ayudarlos de esa manera. Nos asesoramos con el Inta, que nos ayudó mucho, también otras instituciones. Definimos que los ejes a abordar eran los problemas de acceso a las zonas altas; falta de agua en altura; necesidad de líneas de control (una suerte de damero para que no haya contagio) y control de material que actúa como combustible. Buscamos soluciones”.
Los vecinos comenzaron elaborando mapas de riesgo para entender el territorio, unificar la información y que sirvan de base para la planificación. Después, organizaron mesas de trabajo junto a las municipalidades de Los Cocos, La Cumbre y La Granja para compartir datos y coordinar tareas con todas las entidades involucradas en la lucha contra el fuego.
Ingrey apunta que el Ministerio de Bioagroindustria de la Provincia dio financiación para los trabajos y para la compra de bins sumaron donaciones de vecinos, empresas y la BAC. Los bomberos pusieron la mano de obra.
“Es un esfuerzo comunitario. Al final, todo lo que hacemos termina siendo una donación para los bomberos, que son quienes ponen el cuerpo en el combate. Lo importante es que cada paso que damos refuerza la prevención y nos permite estar mejor preparados para cuando llegue el fuego”, define.