El 21 de agosto de 2025, un helicóptero de la Policía Nacional de Colombia fue derribado por un dron cargado con explosivos durante una operación contra grupos armados ilegales en el municipio de Amalfi, en el noreste de Antioquia.
El ataque dejó cuatro heridos y 13 uniformados muertos. Entre ellos, el capitán Francisco Javier Merchán Granados, un joven de 35 años, oriundo del municipio de Mongua, en Boyacá, que pilotaba la aeronave.
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Hacia el mediodía, la familia recibió la primera noticia: el helicóptero que pilotaba el militar había sido blanco de un atentado. La confirmación llegó a través de la cuñada, quien informó que la aeronave había caído. A partir de ese instante, la comunicación directa con la institución policial resultó imposible, por lo que recurrieron a amigos cercanos para obtener información sobre el estado del capitán.
“Nadie nos daba razón, llamábamos a cuanto amigo teníamos cercano a la institución para tratar de averiguar el estado de salud de mi hermano. (…) En las horas de la tarde noche nos dicen que él estaba herido”, relató Jorge Merchán, hermano del capitán fallecido a Noticias Caracol.
La familia pasó horas de angustia, sin poder confirmar si Francisco Merchán seguía con vida. Solo al final del día, a través de conocidos, supieron que el capitán había sobrevivido al impacto, aunque se encontraba gravemente herido en el lugar del siniestro. La espera se prolongó durante toda la noche, mientras la Policía publicaba imágenes de las víctimas fatales y los parientes de Merchán revisaban con temor cada lista, esperando no encontrar su nombre.
“Mirábamos con muchísimo miedo el listado para que no apareciera el nombre de mi hermano; aferrados a la esperanza de que él estaba herido e iba a salir de allá. (…) Pero lamentablemente nos dicen esta mañana, nos confirman, que él no aguantó, que luchó lo que pudo por su vida y lamentablemente falleció”, expresó el hermano mayor.
El rescate de los heridos no pudo hacerse de inmediato debido a la persistente inseguridad en la zona. Según los allegados, la presencia de drones hostiles impedía cualquier intento de extracción. “Lo que nos decían los amigos cercanos, porque nunca tuvimos contacto directo con la institución, fue que en la zona todavía había presencia de drones de los subversivos”. Por ese motivo, no era posible una extracción en ese momento”, explicó Jorge Merchán en diálogo con el medio citado.
La familia permaneció en vela esperando una llamada que confirmara la recuperación del capitán, pero la noticia que recibieron en la mañana del viernes 22 de agosto fue la peor: Francisco Merchán había fallecido tras luchar por su vida durante horas.
Según relató, el dolor se intensifica en el hogar del oficial caído, donde su esposa y sus dos hijas, una de 9 años y otra de seis meses, enfrentan la ausencia definitiva del padre. “Todos estamos en este momento, destrozados por la noticia. Mis dos sobrinas, niña de nueve años y una de seis meses. Hace poco tuvimos la alegría y la dicha de recibirla en este mundo y hoy ella, sin tener uso de razón, tiene que despedir a su papá por culpa de esta guerra”, lamentó.
Aunque Jorge Merchán reconoce la complejidad de realizar un rescate inmediato por las condiciones de seguridad, no deja de cuestionar si una intervención más rápida habría cambiado el desenlace. “De pronto, si (el rescate) hubiera sido antes, otra hubiera sido la historia, (…) Si yo le respondo a Colombia con el corazón diría que se demoraron en ingresar. (…) Tal vez era peligroso ingresar en ese momento, peligroso arriesgar más vidas”, reflexionó.