A diez años del final de Violetta, la serie infantojuvenil de Disney Channel con la que conoció la fama mundial en su adolescencia, y ya consolidada como una estrella pop, Tini Stoessel (28) regresó a la actuación con un proyecto completamente diferente, que es todo un desafío para ella, tanto a nivel profesional como personal. Se trata de Quebranto (Disney+), un thriller dramático de seis episodios en el que interpreta a una joven pianista con trastornos de ansiedad que deja atrás su hogar en Buenos Aires para conocer la verdad de sus orígenes en México.
Allí también estuvo Tini -ya no como Miranda, su personaje, sino como Martina- para unos días intensos de entrevistas, conferencias de prensa y encuentros con sus fans. El lunes, a pocas horas de haber aterrizado en la Argentina, Stoessel continuó con su agenda promocional en las oficinas de Disney. Ya no estaba escoltada por sus compañeros de elenco, el chileno Jorge Blanco y el mexicano Martín Barba, sino por su mascota, Fifi, una perrita que adoptó tiempo atrás. Con ojos cansinos que no lograron opacar su sonrisa cautivadora y su estilo impecable, la actriz y cantante se dispuso a charlar con LA NACION de sus ganas de volver a actuar y de cómo su personaje la acompañó a la hora de cerrar una difícil etapa de su vida, marcada por la depresión. A la vez que habló de su amistad especial con Chris Martin, líder de Coldplay, y adelantó cómo serán sus próximos pasos en la música.
–¿Cómo te preparaste para tu regreso a la actuación después de 10 años y con un papel tan jugado?
–Miranda es un personaje complejo, y la historia también lo es. Es triste, creo que ella no se imagina todo lo que le va a pasar en México. Lo que más me sirvió fueron las lecturas en equipo, con todos los chicos del elenco, con el director. Tuvimos un mes de… no sé si llamarlo entrenamiento porque era más bien conocernos, desarrollar los personajes, entender cuál era la manera en la que nos hablábamos.
También, fue muy importante pensar todo lo que tiene que ver con el pasado de Miranda, sus rasgos, su manera de sonreír, de mirar, de saber cuáles fueron las preguntas que les hizo a sus papás, qué se animaba a decir y qué no y cómo tiene normalizado el tema de sus ataques de pánico y de ansiedad. Se nota que es una persona que no tiene amigos y eso se muestra en la serie. Entonces, nos encargamos de crearle el por qué a cada una de esas emociones, expresiones y formas de ser. Y lo más importante para mí fue empatizar con ella.
–¿Tenías ganas de volver a actuar?
–Fue algo que venía esperando hace tiempo. También, me encontró en un momento emocional en el que tomé la decisión de darle aire a la música y reconstruirme. Sabía que quería volver a actuar, la historia me interesó mucho y sentía que era un desafío en lo personal. Fue animarme a hacerlo y descubrirme nuevamente en esa faceta. Obviamente me falta un montón para aprender y tengo mucho por seguir construyendo en la actuación, pero fue lindo volver a empezar.
–Tu personaje tiene trastornos de ansiedad y vos hablaste públicamente de tus problemas de salud mental, como la depresión. ¿Fue duro revivir en la ficción eso que habías atravesado en tu vida personal?
–Con los chicos [del elenco] decíamos que, de alguna manera, el personaje te llega en un momento particular. Siento que no fue casualidad que esta historia me haya llegado justo finalizando un proceso y un ciclo en mi vida que me marcó un montón. En lo personal, salvando las distancias, el personaje me terminó de acompañar y me hizo recordar todos los días situaciones y formas que no quisiera repetir.
-¿Sentís que, en cierto punto, fue sanador?
-Desde ya que las escenas son duras y obviamente quedás muy movilizado después de que el director dice “corte”. Sería raro que no me pasara. Pero así como me movilizaban esos ataques de ansiedad, ese corazón acelerado y esa respiración totalmente mal, también me pasaba con las escenas de tiros, de muertes, de sangre, de incendios, de gritos… Hace 10 años que no vivía esto y la realidad es que Violetta fue un proyecto totalmente distinto. Por eso, hacer Quebranto fue movilizante en todos los aspectos.
–¿Cómo descomprimían tanta tensión y angustia entre escena y escena?
–La realidad es que había sentido del humor, apelábamos a eso. Como hubo mucho rodaje de noche, la energía era distinta, pero teníamos tiempo libre y se formó un grupo de amigos con el que salíamos e íbamos a restaurantes a probar comida local. Me gustó mucho volver a tener ese sentido de equipo, de terminar algo, mirar para el costado y que haya otra persona que está igual de movilizada que vos y con la que te ponés a charlar de la vida. Y si no es un chiste es algo recontra profundo. Es lindo acompañarse mutuamente, estar todos tirando para un mismo lado y no sentirse solo.
–Con tu carrera musical no te pasa eso, ¿no?
–Y, hay un poco más de soledad. Yo viajo con mi equipo, los amo y son como mi familia, estoy todos los días con ellos. Pero, por más que todo se haga en equipo, y obviamente el funcionamiento de todo es gracias a las personas que laburan con vos, hay algo de que estás solo poniendo la cara. Sos la cara visible de un proyecto completo, y eso en la actuación funciona distinto.
–Tu personaje, Miranda, tiene una crisis de identidad y viaja a México para indagar en sus orígenes. ¿Te pasó lo mismo, de tratar de entender quién sos entre Violetta, Martina y Tini?
–Sí, obvio. De hecho, sin ir más lejos, creo que todo el proceso que pasé con la depresión, con la medicación, con muchas horas de terapia y mi psiquiatra, tuvieron que ver en gran parte con el volver a encontrarme y de alguna manera haberme destruido para volver a construir. Más allá de la crisis de identidad, fueron un montón de otras cosas, pero estuvo esa búsqueda. Y siempre fui una chica… tengo un hermoso vínculo con mi familia y ellos me enseñaron muchas cosas, pero siempre quise saber más. Siempre fue como “Gracias por esta información, pero también necesito probar esto, o quiero escuchar sobre esto, o quiero enterarme”. Siempre tuve la necesidad de entender, de escuchar a otras personas. Yo trabajaba con gente mucho más grande que yo y me gustaba tener esas charlas, interesarme desde lo emocional y desde lo mental. Nunca fui de quedarme, ni siquiera hoy. No es “ya está, ya me conozco, ya soy así”, siempre estoy en una constante transformación. Hay transformaciones que están buenas y la pasás mejor, y hay otras que no, pero es necesario pasarla mal, no todo es hermoso.
–¿Hoy cómo te sentís?
–Me siento bien, muy bien. Estoy contenta con este proyecto. El otro día me miré en las escenas y me emocioné mucho, hasta las lágrimas. Me acordé de ese momento, de lo que acababa de vivir, que de alguna manera también lo había compartido en mi último álbum, Un mechón de pelo. Me removió muchas cosas y creo que también fue un llanto de felicidad por verme ahora y entenderme mucho más; de saber que tengo otras herramientas, que si me pasa cualquier cosa sé a dónde acudir y cómo, y no me significa un tabú hablar de ciertas cosas que por mucho tiempo ni siquiera eran un tabú porque no sabía qué eran o no les había puesto nombre. Me sentía sola en ese momento.
–¿Te gusta mirar tu trabajo? ¿Sos muy crítica con vos misma o lo disfrutás?
–A diferencia de mi proyecto como artista, fue la primera vez que no miré nada. Quise entender que tampoco era lo mismo. Yo edito mis videos, escribo los guiones, diseño los vestuarios, estoy en el armado de las pantallas, de las luces, el casting de bailarines, las coreografías, absolutamente todo. Acá fue todo lo contrario, fue confiar en el director, en todos los actores y después mirar la serie como una más porque soy extremadamente exigente y me iba a enroscar o, quizás, buscarle el pelo al huevo a algo que no iba a tener mucho sentido. Había visto algunos fragmentos, me iban mandando cortes para ver cómo quedaba el color o determinada escena, pero no la había visto completa. Así que, apenas llegué a casa en Buenos Aires le di play y la vi sola.
–¿Te costaron las escenas de sexo? Porque también era algo nuevo para vos.
–Nunca había hecho casi nada de lo que se ve en la serie. La verdad es que había pasos que yo desconocía, se ensaya como una coreografía, uno lo charla con su compañero, en este caso con Jorge (López) o con Martín (Barba), y estás con el director. Hay muchos pasos previos hasta llegar a eso, no es que te dicen “acción” y vos pensás “bueno, ¿a ver qué sucede ahora?, ¿te saco la remera?, ¿me la saco yo?, ¿cómo?, ¿dónde?”. No, todo lo contrario, y la realidad es que sucedió algo recontra lindo en el set y previo a las filmaciones que fue llevarnos bien. No hay nada más lindo que filmar 12 horas con personas con las que hay buena onda. Me sentí recontra cómoda con los chicos, los amo y me muero de risa con ellos.
–Hablemos un poquito de tu música. ¿Cómo te estás preparando para Futttura, el festival que vas a hacer en octubre y noviembre en Tecnópolis?
–Estoy contenta, creo que es el proyecto más grande y desafiante que en ningún momento pensé que me iba a animar a hacer. Recorre muchas emociones de mi carrera y de mi vida, y creo que a la gente le va a pasar lo mismo. No quiero contar más porque me encantaría que el público se sorprenda cuando vaya a ver el show.
–Hace poco lanzaste una canción nueva, “De papel”. ¿Vas a seguir sacando singles o estás preparando un nuevo álbum?
–Estoy preparando un nuevo álbum, pero sin apuro. Después de lo que viví me quedaron varias enseñanzas, por eso voy a ir sacando las canciones que sienta, con las que vaya vibrando. Tengo mucha música de hace como cuatro años y la voy a ir sacando, pero nada confirmado como para decirte una fecha específica.
–¿Vamos a escuchar más canciones de amor?
–Hay de todo un poco porque fueron muchos años y son canciones que quiero lanzar por más que sean de otro momento de mi vida. Y hay otras que son de hace nada y me parece interesante juntarlas. Creo que todas forman parte de mi crecimiento y de la persona que soy. Hay algo de ese pasado que me parece lindo mantener y un presente también interesante.
–¿“De papel” es de ahora o del pasado?
–Prefiero no ponerle fecha.
El tema, que fue lanzado el pasado 7 de agosto, habla de las idas y vueltas de una pareja, de sus reencuentros y desencuentros, y fue interpretado por muchos como un guiño a su historia de amor con Rodrigo de Paul -de la cual ella prefiere no hablar públicamente-, además de que el título de la canción pareciera remitir al nombre del futbolista, según se especuló en las redes sociales.
-Recientemente estuviste en Miami y te volviste a subir al escenario con Coldplay. Se nota que forjaste un lindo vínculo con la banda.
-Creo que él también (dice en referencia a Chris Martin) llegó en un momento importante de mi vida. De hecho, grabé “We Pray” el día que lancé Un mechón de pelo. Estaba ahí en el estudio de Chris e imaginate lo que significa para mí, es mi banda preferida, la banda con la que crecí, las canciones que a mí me llegaron y me siguen llegando. Fue y es un honor cada vez que me invitan, que piensan en mí. Y, más allá de eso, también es muy lindo cómo él se vincula, no es cantar una canción y ya. Es desde lo humano, desde un aprendizaje constante de poder tener charlas profundas, de hacerle preguntas y que él también me las haga, de conocernos. Es una de las amistades dentro de la música más increíbles y más lindas que tuve.
-¿Hay algún consejo que él te haya dado que quieras contar?
-Tuvimos muchas charlas, pero obviamente son privadas y nacen muy desde lo profundo, por eso digo que él significa mucho, de verdad.
–De hecho, tu personaje en Quebranto toca en el piano “The Scientist”, un hitazo de Coldplay, y la canción aparece en otros momentos de la serie.
-Fue muy lindo. Me acuerdo cuando se les pidió permiso y ellos muy felices dijeron que sí, que obviamente querían que la canción formara parte del proyecto.
-¿Fue idea tuya la elección de ese tema?
–No y tampoco me quería meter. Aparte, es una de mis canciones preferidas, si llegaba a suceder iba a estar muy feliz, pero no quería que nadie se sintiera presionado.
–El último capítulo se llama “Nadie dijo que fuera fácil”, que, a su vez, es una frase de esa canción. ¿Qué significa eso en tu vida?
–La vida misma, ¿no? Creo que me lo dije a mí misma a partir de que uno empieza a adolecer y a entender un montón de cosas; cuando empezás a ser adulto, entendés que todo viene con una consecuencia, desde las cosas lindas hasta las cosas no tan lindas. Todo viene con un precio, cada decisión que uno toma, cada trabajo, cada relación que elegiste tener. Quizás sale recontra bien o no, pero la vida se trata de eso. Y donde uno más aprende, lamentablemente, es en los momentos no tan buenos. Entonces, es aprender a abrazar ese momento, saber que vas a poder salir y que vas a poder encontrarte con una nueva versión. Es importante saberlo hoy, en ese momento no sé si era muy capaz.