La tarde era impredecible para San Lorenzo. Recibía a un Instituto de Córdoba que llegaba golpeado tras el 0-4 ante Unión de local, pero el equipo de Damián Ayude había perdido el invicto en el torneo vernáculo ante Platense por 2-1 y eso generaba incertidumbre sobre cómo respondería el equipo. A eso se le sumaba el inevitable condimento de la semana política – institucional (una más), con la vuelta de Marcelo Moretti (aún no confirmada de manera oficial), situación que trajo aparejada la renuncia de su reemplazante, Julio Lopardo, y profundizando por parte de los hinchas el pedido de acefalía y adelantamiento de elecciones, planteado por más de 1200 hinchas en una manifestación que sucedió en la noche del viernes en la sede social de Avenida La Plata. Pero el triunfo por 1-0, merecido, le cambió (al menos por algunas horas) el humor a la gente.
El hincha de San Lorenzo es distinto. No solo con la ocurrencia de sus cánticos, sino de entender momentos, a tal punto de saber cuándo recriminar a sus dirigentes y cuándo no: antes y después del partido, sumado al entretiempo, de forma breve pero contundente, se pidió y cantó de forma unánime para “que se vayan todos” y se insultó al propio Moretti, quien amagó con ir al partido ante La Gloria pero según la información a la que pudo acceder LA NACION, no se hizo presente en el estadio Pedro Bidegain.
La gente respaldó a los juveniles de Damián Ayude. Un equipo que solo contando a los titulares, tenía tres jugadores que habían convertido un gol con la camiseta de San Lorenzo (12 para Cerutti y uno solo para Romaña y Báez). Ese dato meramente estadístico también explica mucho el contexto del club y el plantel: y a eso se agrega que los pibes dan la cara, suman experiencia y minutos, es un combo positivo para el Ciclón.
Por eso, no sorprendió el partido complejo que se presentó para la entidad azulgrana, con un Instituto que esperaba e intentaba salir de contraataque, aunque poquísimas veces pudo hacerlo y solo en una llevó peligro, en los pies de Alex Luna.
Los de Ayude, con voluntad y empuje, intentaban llevarse puesto a los dirigidos por Oldrá pero cada avance parecía nublarse al llegar a tres cuartos de cancha, con un Matias Reali que intentó mucho pero no terminaba de generar el verdadero peligro que su capacidad podía lograr. Con ese panorama, el primer tiempo terminó casi de forma indiferente, donde lo más saliente fueron los insultos desde los cuatro costados para “que se vayan todos”.
El segundo tiempo mostró a San Lorenzo 20 metros más adelante en la primera jugada y con empuje logró conseguir un córner, que peinó Báez y que tuvo el oportunismo de la gran apuesta de Ayude para esta tarde soleada del Bajo Flores: Branco Salinardi, en su debut como titular, el 9 que usa el dorsal 22 y en su séptimo partido en primera logró abrir un partido muy particular para el Cuervo. Una jugada preparada en la semana que le dio rédito el día del partido.
Entre las falencias del visitante y las complicaciones del local, parecía que al partido le iban a sobrar los cuarenta y largos minutos que quedaban, y muy lejos de esa percepción no se estuvo, ya que más allá de alguna ocasión aislada, como la del juvenil sanjuanino Agustín Ladstatter, que ingresó por Ezequiel Cerutti y luego de una jugada individual definió a la derecha de Roffo pero tapó muy bien el arquero ex Boca para impedir el 2-0 que sentenciaba la historia.
Es que a San Lorenzo, le cuesta convertir más de un gol. Desde inicios de marzo (3-2 vs. Racing), hasta este partido ante Instituto, disputó 20 encuentros y solamente en dos ocasiones logró convertir dos goles (ante Tigre, por octavos de final del torneo pasado y ante Talleres, en el debut de éste campeonato).
La gente, que alentó siempre, cantó el ya leyenda “Vamos, vamos los pibes” y también empezó a vivir el clásico de barrio ante Huracán, a disputarse el próximo sábado, a las 14.45, en un estadio Pedro Bidegain que estará a reventar. Con el resultado y la punta de la zona bajo el brazo, el pueblo azulgrana se retiró feliz y más allá de volver a insultar a Marcelo Moretti y su comisión directiva al final del partido, dejó por un instante en un segundo plano esa situación para alegrarse por lo único que pareciera funcionar en este club: Ayude y su equipo.
Última semana antes del receso por la fecha FIFA de selecciones, pero trascendental porque se viene el equipo de Frank Kudelka, al que hace varios partidos el Ciclón no puede ganarle de local y contra el que solo perdió una vez (año 2001) desde la inauguración del Pedro Bidegain).
Lo mejor del partido
En lo político, tal como adelantó LA NACION desde la manifestación llevada a cabo este viernes en Avenida La Plata, no se llevará a cabo la reunión de comisión directiva que se proyectaba para el lunes y habrá que ver cuál es la decisión de Moretti y el resto de los dirigentes: ¿Habrá acefalía? ¿Seguirán aguardando para ver cómo puede resolverse una situación que los metió en un callejón sin salida mientras intentan acordar el obligatorio gobierno de transición que se viene y tenerlo rápidamente armado para evitar la intervención de la Inspección General de Justicia (IGJ)? Todas preguntas que dan la sensación de inestabilidad por el Bajo Flores. Pero pronto aparecería una respuesta con la intención de no llevar al Ciclón al abismo político. Mientras, los juveniles y Ayude ofrecer respuestas diferentes en el fútbol: el equipo gana y está en la cima de su zona en el Clausura.