Afirman que los precios de los alimentos “están a la baja” y piden una reforma impositiva

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Desde abril de 2024, Carla Martín Bonito preside la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal). Licenciada en Economía de la UBA y con una maestría en Políticas Públicas de la Universidad de San Andrés, Martín Bonito sucedió en la conducción a Daniel Funes de Rioja, histórico número uno de la entidad que nuclea a 33 cámaras y 14.700 empresas, la gran mayoría de ellas pymes. “Nuestra industria es un motor decisivo como Vaca Muerta, la minería y el campo”, afirma Martín Bonito, quien previamente fue directora ejecutiva de la organización durante nueve años.

– La Copal cumplió 50 años. ¿Cómo está la competitividad del sector?

– La industria de alimentos y bebidas es la más importante de la Argentina y queremos aprovechar esta ocasión de nuestro 50° aniversario para visibilizar el aporte que hace el sector. Para ponerlo en valor, tres de cada 10 pesos que genera la industria son de la alimentación. Tenemos 400.000 puestos de trabajo directos y 14.700 empresas. Hablamos de que nuestra industria es un motor decisivo como lo son Vaca Muerta, la minería en el norte y el campo. Son los cuatro motores que pueden aportar muchísimo al crecimiento del país.

–¿Y en qué situación está?

– Entre las cuestiones que la industria necesita está la reforma tributaria. Nuestro sector tiene una carga impositiva de entre el 40 y el 50%, según sea un alimento o una bebida. A esa agenda se suma la complejidad de 155 impuestos, lo que provoca una carga administrativa a las empresas. Otro aspecto tiene que ver con un tema que no es tan visible pero sí muy costoso, como son los saldos a favor que se generan por los regímenes de recaudación anticipada.

Entrevista con la presidenta de la Copal, Carla Martin Bonito

– El Sircreb…

– Sí. El foco son los saldos que se generan por Ingresos Brutos, porque en el caso de ese impuesto, no son de libre disponibilidad. Las provincias de alguna forma se apropian de la liquidez de la industria de alimentos y bebidas, al no haber un mecanismo aceitado de compensación.

– ¿A cuánto ascienden los saldos de los que no pueden disponer?

– En el caso de Ingresos Brutos, relevamos para un universo de 28 empresas que los saldos acumulados llegan a $32.000 millones. Si extrapolamos esos $32.000 millones para el universo de las 14.700 empresas dentro de Copal, el monto es inmenso. Nos da la pauta del costo de oportunidad que tiene, si lo pudiéramos trasladar a la inversión.

– ¿Se recuperan esos saldos?

– Con muchísima demora. Estamos hablando de más de 100 meses, en el caso de la provincia que más tarda. Se vuelven incobrables. El gran problema es Ingresos Brutos, porque los impuestos nacionales tienen recaudación anticipada, pero también mecanismos de compensación.

– ¿Una reforma impositiva es más urgente que una laboral?

– En la industria de la alimentación rigen unos 25 convenios colectivos dentro de las 33 cámaras sectoriales. Hay convenios de más de 30 años que no llegan a cubrir funciones nuevas o contemplan funciones que son inexistentes. Eso genera rigideces. Después están los costos asociados a la litigiosidad. Hay muchísima discrecionalidad en el cálculo de las indemnizaciones. A veces se aplican fórmulas que llevan una indemnización a 20 veces el monto original.

– ¿Cómo impacta el movimiento del dólar en los precios de los alimentos? ¿Cuál es el traslado?

– El tipo de cambio es una variable más. Venimos siguiendo los precios salidos de fábrica que se consolidan en el IPIM (Índice de Precios Internos al por Mayor), no el IPC, y ese registro muestra que se ubican por debajo del movimiento del tipo de cambio. Esto deja en evidencia que el tipo de cambio impacta como una variable más. No es generalizado, ni proporcional, ni automático. En nuestro caso, se consolida un sendero de baja de precios a la salida de fábrica frente a lo que se movió el dólar y otros costos, como la energía.

– ¿Cuánto por debajo?

– Estamos unos cuatro puntos por debajo frente al IPC de alimentos y bebidas, que es el precio en góndola. En el interanual, estamos unos dos puntos, dependiendo del mes.

–¿El mercado interno no convalida aumentos hoy?

– La actividad nuestra en particular, en un horizonte más amplio, se encuentra estancada hace 15 años. Este año estamos registrando signos de recuperación para prácticamente todas las categorías, aunque al interior de esas categorías los ritmos son distintos. El acumulado registra una variación del 6% en el primer semestre. Hablamos de recuperación porque para hablar de crecimiento debe ser sostenido en el tiempo.

– ¿Qué rubros están mejor y cuáles peor?

– La recuperación se viene consolidando en molienda de cereales, sector cárnico, aviar y algunas preparaciones de legumbres y hortalizas. Más rezagados, lácteos, bebidas y sector vitivinícola.

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